Una pulseada especulativa que incomoda a los operadores del Gobierno
La suba del dólar generó dificultades con la política monetaria y riesgos de traslado a precios. El análisis de Rodolfo Cavagnaro.
Desde que el Gobierno decidió retirar unas letras llamadas LEFI, el mercado vivió un giro especulativo porque los bancos decidieron no tomar bonos, se quedaron con liquidez y, durante una semana, hicieron bajar la tasa de interés a niveles cercanos al 12% anual, mientras comenzaba una carrera por el dólar. En este escenario, comenzó un ascenso constante que llevó el valor de la moneda norteamericana de $1217 al 30 de junio cerca de $1380 a fines de julio.
Toda la explicación radica en el exceso de liquidez generado por la fallida operación de las letras. En realidad, otra realidad es que disminuyó la oferta porque terminó la liquidación de dólares del agro. Aunque el Gobierno decidió bajar en forma definitiva las retenciones, la respuesta va a demorar unos 30 días hasta que se normalice. Por otra parte, la demanda se mantuvo firme por la demanda de personas que necesitan para pagar gastos de viajes o para cobertura ante las próximas elecciones.
En este juego está claro que algunos bancos decidieron ir al mercado del dólar, mientras restringían los préstamos a particulares y subían la tasa. El Gobierno reaccionó tratando de absorber con otras letras, pero solo consiguió tomar el 70% de los fondos disponibles y quedaron 2,5 billones de pesos, que comenzaron a forzar el mercado cambiario.
El Banco Central subió los encajes y las billeteras virtuales pagarán menos tasa
El Banco Central tomó la decisión de aumentar los encajes al 40%, es decir que, de todos los ingresos de los ahorristas, el banco debe inmovilizar el 40% y esa inmovilización no es remunerada por el Banco Central. Esta situación podría llevar a que los bancos decidan bajar la tasa dado la cantidad que no pueden prestar, aunque podría aumentar la tasa que cobra a los tomadores de préstamos dado que habrá menos disponibilidad.
El viernes el valor del dólar se retrajo un poco y habrá que ver que camino recorre la próxima semana. Los especialistas estiman que esta volatilidad podría mantenerse no más de 10 días y luego el valor del billete debería bajar nuevamente y los tiempos en los que se acomode puede incidir en una traslación de estos movimientos a precios.
Problemas con la recaudación
El Gobierno había anunciado que la rebaja de las retenciones a las exportaciones del sector agrícola terminaba el 30 de junio y, por un mecanismo de liquidación, ingresaron hasta el 15 de julio. Desde esa fecha, las liquidaciones de los exportadores de granos casi desaparecieron. No obstante, la recaudación de julio cerró por encima de la inflación, lo que representa un dato muy positivo.
Pero Milei decidió hacer un movimiento de riesgo y volvió atrás y resolvió reponer las rebajas de las retenciones, pero esta vez en forma definitiva. Si bien no es lo que el sector le pedía, reconocen que al ser permanentes les da previsibilidad, pensando en las próximas siembras. Esto llega en momento es que los precios internacionales están en baja, lo que implica un alivio.
Pero, además, el gobierno está negociando con gobernadores que se han rebelado y es posible que termine negociando concederles el reparto del impuesto a los combustibles y los ATN a cambio del apoyo de sus legisladores para sostener en el Congreso el veto a las leyes sancionadas por mayorías asociadas de kirchneristas y radicales. Es interesante analizar que la rebaja de las retenciones representa 0,2% del PBI, mientras que los ajustes jubilatorios, nueva moratoria y emergencia en discapacidad representa 2,7% del PBI.
Las dudas se presentan acerca del cumplimiento de los objetivos del superávit fiscal tanto con las rebajas de retenciones como con las concesiones a los gobernadores. Está claro que los mandatarios provinciales se agrandan, exigen recursos y no piensan hacer ajustes. Parece que todos juegan a que reviente, pero creen que a ellos no les va a pasar nada. ¡Ilusos! Seguramente el Gobierno de Milei tendrá que acelerar mayores ajustes, aunque necesita apoyo legislativo, que el peronismo, como siempre, negará.
Preocupación sobre los precios
Después de que el precio del dólar hubiera sabido un 17% todos miran el escenario de los precios para ver cómo se traslada a la inflación. Según las consultoras, los datos de julio volverían a dar cercanos al 2%, pero las dudas surgen para el mes de agosto. En principio, muchos consideraban que no estaba el panorama del poder adquisitivo para absorber nuevos aumentos.
No obstante, y como era de esperarse, hay empresas multinacionales que ya están haciendo llegar nuevas listas de precios a los clientes con aumentos que van entre 4 y 10%, según referencias de los comerciantes. El Gobierno ya tomó nota y está negociando para que los aumentos no sean tan grandes porque, calculan, el dólar bajará y no será posible hacerles bajar los precios a las grandes empresas.
Las multinacionales (en realidad los ejecutivos argentinos de esas empresas) tratan de adelantarse y ya calculan un dólar en el tope de la banda de flotación, que hoy ya está en $1450. Por eso es por lo que en el gobierno intentan que sean razonables y fijen un piso de $1300 para calcular los costos, aunque algunos piensan que el valor de la divisa podría estar por debajo en poco tiempo.
De todos modos, algunos justifican la suba por la expectativa electoral, aunque siendo elecciones intermedias no se esperan grandes cambios. No obstante las nuevas composiciones de los cuerpos legislativos pueden facilitar o complicar la gestión de la segunda parte del gobierno. Esta es la parte más difícil porque ahora deberá negociar, algo que al presidente no le gusta hacer.