Tensión en Medio Oriente: cómo impacta en América Latina el repunte del petróleo
La escalada del conflicto entre Irán e Israel reavivó la volatilidad en los mercados internacionales de energía. Mientras el crudo se encarece, países exportadores de la región se benefician, pero Argentina y otros importadores enfrentan mayor presión inflacionaria, fiscal y cambiaria.
La reciente ofensiva israelí sobre el mayor complejo gasífero de Irán, en South Pars, disparó las alarmas globales. El temor a una interrupción en el suministro desde el Estrecho de Ormuz -una vía por donde transita casi un tercio del petróleo marítimo del mundo- empujó el precio del Brent por encima de los US$82 por barril, marcando un nuevo pico en lo que va del año. El conflicto no solo sacude los mercados energéticos, sino que empieza a mostrar consecuencias económicas dispares en América Latina.
Argentina: importador neto en alerta
Aunque Argentina cuenta con recursos energéticos como Vaca Muerta, aún depende de la importación de combustibles, especialmente en invierno. Si los precios internacionales del gas y el petróleo se mantienen elevados, el país enfrentará:
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1-Mayor presión sobre el déficit comercial energético, que había mostrado mejoras en el último año.
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2-Un aumento del gasto fiscal, debido a los subsidios estatales a la energía para hogares e industrias.
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3-Riesgos inflacionarios, ya que el encarecimiento del combustible impacta en toda la cadena de precios.
Además, con un régimen de tipo de cambio flotante administrado y la necesidad de acumular reservas, un shock externo por el lado de la energía podría alterar la estrategia cambiaria del Gobierno. Las importaciones más costosas requerirían más divisas, afectando la meta de fortalecer el Banco Central. En paralelo, el contexto externo de incertidumbre también podría postergar inversiones clave en el desarrollo de Vaca Muerta, que dependen de financiamiento internacional.
Exportadores: ganadores temporales
En el otro extremo, los países latinoamericanos exportadores netos de petróleo y gas, como Brasil, Colombia, Venezuela y Ecuador, se benefician del repunte de precios. Para estos gobiernos, los ingresos adicionales por exportaciones podrían traducirse en:
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-Mejora de la balanza comercial.
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-Recaudación fiscal adicional.
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-Potencial fortalecimiento de sus monedas, si la apreciación de sus commodities no es contrarrestada por la salida de capitales.
Colombia, por ejemplo, ve subir sus ingresos petroleros, aunque la volatilidad externa también limita el margen para relajar la política monetaria.
Importadores: monedas y precios bajo presión
Los países que no producen hidrocarburos en cantidades significativas, como Chile, Perú, Uruguay y buena parte de Centroamérica y el Caribe, están en la mira de los analistas. Desde BBVA Research señalaron que las monedas de Chile (peso chileno) y Perú (sol) son especialmente vulnerables al shock energético, por su alta dependencia de las importaciones de crudo.
-En estos países, el encarecimiento del petróleo puede:
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-Disparar los costos de transporte y electricidad.
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-Presionar al alza la inflación.
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Complicar los planes de los bancos centrales que, como en gran parte de la región, venían bajando las tasas de interés.
Perspectivas inciertas
Aunque algunos analistas, como los de Janus Henderson, relativizan el impacto estructural si el conflicto no interrumpe efectivamente el suministro físico de petróleo, otros advierten que la región no está blindada. Desde RBC Capital Markets alertan que el sector energético está "claramente en la mira", y que una prolongación de la crisis podría tener consecuencias más profundas.
Por ahora, la Reserva Federal de Estados Unidos mantiene su postura cauta, y ese mensaje también se replica en varios bancos centrales latinoamericanos, que prefieren no precipitar una baja de tasas en un escenario volátil.
Mientras el conflicto en Medio Oriente recrudece, América Latina enfrenta una nueva fuente de incertidumbre externa. Para países como Argentina, el alza del petróleo complica la estabilidad fiscal, monetaria y cambiaria. Para los exportadores, la situación ofrece una mejora transitoria. Pero en todos los casos, la volatilidad global vuelve a dejar expuestas las asimetrías energéticas de la región.
Con información de Bloomberg