Ariel Dávila y el impulso genuino de un hacer canciones

Ariel Dávila es un músico y compositor mendocino de larga trayectoria. Pasó parte de su juventud en la capital de nuestro país y desde que decidió volver, alterna la creación de nuevas canciones con la producción orgánica de vides desde la paz y la belleza del Valle de Uco.

Alejandra Cicchitti

Ariel Dávila es un músico y compositor mendocino de larga trayectoria. Pasó parte de su juventud en la capital de nuestro país y desde que decidió volver, alterna la creación de nuevas canciones con la producción orgánica de vides desde la paz y la belleza del Valle de Uco.

-¿Cómo te presentarías?

-Soy un pibe de 13 años, un tipo de 48 que sigue intentando verbalizar lo que siente, lo que ve, lo que nos pasa. Mi hoy es la vida conyugal y los hijos que interceptaron la guitarra solitaria con violines, con nuevas y buenas voces. Vivo con mi familia a la vera del río que une Tupungato con Tunuyán, en el alto Valle de Uco. Estamos aquí desde 2010 y nos dedicamos a la viticultura orgánica: malbec, syrah y cabernet sauvignon.

Ariel Dávila en la producción fotográfica para su disco

Ariel Dávila en la producción fotográfica para su disco

-¿Cómo empezó tu relación con la música?

-Creo que tiene que ver con los programas radiales de amplitud modulada y con cuanto cassette o vinilo encontraba a mi alrededor durante la infancia. Luego vino lo que formalmente llaman "hacer música". Conocí profesores de uno y otro instrumento (toco la guitarra y los teclados), salí al encuentro de aquellos que andaban en eso de abrir caminos y emprendí la tarea de hacer tangible aquel imaginario.

-¿Qué grupos integraste?

- Quizá antes que integrarlos lo significativo fue construirlos y habitarlos. Así vinieron entre 1990-1992 "Los Hijos de Neruda", en el período 2002-2007, "Vincha & Muchísima Elegancia" y desde el 2017 en adelante "Ariel Dávila". Este supuesto caminar solitario paradójicamente, se ha desarrollado comunitariamente como nunca antes.

El anuncio de Los hijos de Neruda. 1992

El anuncio de Los hijos de Neruda. 1992


-¿Cuándo salió tu primer álbum?

-El primer disco fue una maqueta de "Los Hijos de Neruda", grabada en una particular sala que estaba acustizada con ropa usada, que estaba destinada para la venta. Es decir que el lugar servía como sala de grabación y como tienda de segunda mano. Las grabaciones estuvieron a cargo del mismísimo propietario del negocio.

El segundo disco es de Vincha & Muchísima Elegancia allá por el 2004 grabado en casa de los Beguerie Petrich (Fader Record).

El tercero, "Se Dicen Cosas" de Vincha & Muchísima Elegancia fue grabado en el 2007 y también en Fader.

"Los Días del Evangelista" es mi cuarto disco, editado en 2021 en formato digital. En 2022 tuvo también formato en vinilo y fue grabado en Estudio Bulo, Estudio Bacanal y en la casa de Julián Horitas.

Vincha & Mucha Elegancia: Marcelo Peñaloza en bajo, Martín Peñaloza en guitarra y Rodrigo Deragna en batería  

Vincha & Mucha Elegancia: Marcelo Peñaloza en bajo, Martín Peñaloza en guitarra y Rodrigo Deragna en batería  


-¿Pasaste por un período de adicciones?

-Entre tanto, hubo años que comenzaron a ponerse cada vez más oscuros, años de adicciones en los que conocí que hay una pandemia sin publicidad. Es silenciosa, se lleva a nuestros amigos, a los vínculos más queridos y no está en primera plana de nuestras urgencias como sociedad. Esta posibilidad de contarlo para mí, hoy se llama Dios, un Dios que sana y despeja asuntos imposibles.

-¿Qué rescatás de tu vida en Buenos Aires?

-Buenos Aires es un lugar al que siempre estoy volviendo, a veces es solo durante una mínima fracción de tiempo. Tengo el recuerdo de recibir el año 2000 comiendo media pizza a los pies del Obelisco mientras veía asomar sobre los edificios los fuegos artificiales de Puerto Madero. Buenos Aires implica también para mí charlas con gente que no hacía nada, con cineastas que tampoco hacían mucho, con rockeros que se encontraban a punto de volver a sus pueblos de origen y a tan solo un paso de abandonar su soñado éxito mercantil. También significa interminables caminatas, lugares, calle Santa Fe y Oro. Y sigue siendo el lugar del lenguaje en relación a lo escueta que suele ser la comunicación aquí en el Oeste.

-¿Qué tiene de especial tu último álbum?

-"Los días del Evangelista" tiene la confluencia de un montón de gente tirando del mismo carro, lo especial y maravilloso es habernos encontrado esta vez desde el respeto mutuo y sin ninguna subordinación. Lo que primó fue hacer llegar en forma genuina el impulso primero de este conjunto de canciones.


-¿Proyectos futuros?

-El proyecto futuro es hoy, cada jornada que atravieso en la cordillera, esperar aquí las melodías y palabras que nos están faltando cantar. En concreto seguimos ensayando estas canciones y trabajando la tierra. Son asuntos que pueden sonar básicos pero que tienen entre otros objetivos, dar batalla a un mundo de pantallas, reels y otras cosas envasadas a las que pretenden someternos.

Quien quiera adquirir mi disco en vinilo, puede hacerlo desde aquí: https://arieldavila.mitiendanube.com/

Pueden seguirme en Instagram: instagram.com/arieldavilah


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