Un poeta español y mendocino: Miguel Pérez Mateos
Comenzaremos con una serie de entrevistas a escritores de nuestra provincia. Hoy les presentamos un poeta del Sur, del Departamento de San Rafael.
Miguel Pérez Mateos, nació en Almería, España, en 1947. Se halla radicado en Argentina, país que adoptó como suyo, desde 1954. Vive en San Rafael, Mendoza. Es Maestro Normal Nacional y Profesor en Psicología. Fue socio fundador de I.L.E.A. (Integración Literaria de Escritores Argentinos) en 1974. En 2009, fundó junto a otros escritores locales el Grupo de Escritores Sanrafaelinos, del que fue presidente hasta 2012. En 2014, participó de la creación del Colectivo Literario Tres Voces. Ha participado en encuentros nacionales e internacionales de escritores y ha obtenido diversos premios en concursos literarios del país. Ha publicado ocho libros de poesía: "Poemas de agua y viento", (1984); "Instantes", (1990), "Imágenes dispersas", (1994); "Llaves y candados", (2011); "Poemas de junio" (2013), "Manchas sobre el asfalto" (2017); Obstinada palabra" - Antología poética (2019) y "Vértigos y artificios", 2021. Tiene en prensa "Cartografía itinerante", poemas. Ha participado en varias antologías y ediciones colectivas. Tiene libros inéditos de cuento, de poesía, y teatro.
Como artista plástico, realizó su primera muestra individual de collage a mediados de la década del '80, en el Kalton Hotel. También lo hizo en el Museo de Bellas Artes del Centro Argentino, (hoy Museo de Arte Omar Reina); en el E.C.A. Sur (Espacio Contemporáneo de Arte); en la Facultad de Ciencias Aplicadas a la Industria (UNCuyo); en Diario Uno San Rafael, Hospital Español, Centro de Convenciones "Thesaurus", (Malargüe) y en algunas escuelas e instituciones del medio.
¿Cómo fue que comenzaste a escribir?
Cuando iba a la primaria descubrí el placer de escribir, por supuesto sin plantearme ni cuestionarme absolutamente nada. En tercer grado (4to. de hoy), tuve una maestra que había sido alumna de Alfredo R. Bufano y adoraba a su profesor, quien ya había fallecido. Nos leía breves poemas. Recuerdo en particular "Creciente", que para mí fue un deslumbramiento, pues yo había visto alguna en el Río Diamante. Y pude, así, unir la imagen visual del fenómeno con la descripción que hacía el poeta. Eso me impactó. Además, la maestra nos hacía escribir una "composición" sobre un tema dado por ella, un día a la semana. Para mí, escribir era el mejor momento de la clase. Fue esa señorita, Adelita del Carmen Poblet, (así se llamaba) quien se dio cuenta y comenzó a sugerirme lecturas y alentarme en la escritura. Yo no tenía conciencia del "ser escritor". Era un juego placentero. Algo similar me sucedió en el secundario, en la misma Escuela Normal mencionada. Las profesoras de Lengua (Castellano) y Literatura, también me alentaron mucho.
¿Qué géneros te interesan más?
En el que más seguro me siento, es en el lírico. Pero además he escrito cuentos y teatro. Los ocho libros que he publicado son de poesía. Tengo para publicar algunos más, de los tres géneros. Pero el que más disfruto es la poesía.
¿De dónde proviene tu inspiración?
Me inspiran y empujan a escribir, los temas de siempre, ésos que han sido abordados por la literatura en general desde sus inicios. El amor, el odio, la duda, la tristeza, la desesperación, etc. Es decir, todos los sentimientos y emociones que nos conciernen como humanos, aunque no sean propios o no los esté vivenciando en el momento de escribir. Me interesan las relaciones interpersonales, el vínculo entre los humanos, el tema de la palabra como canal privilegiado de expresión, la poesía en sí, el silencio, el ritmo, la forma, el encabalgamiento de los versos. También, el paisaje que me circunda, siempre que logre sentirme conmovido por él: un atardecer, el milagro de un nuevo día, el agua, las montañas, nuestras arboledas.
¿Cada cuánto escribís?
A la pregunta de cada cuánto escribo, respondo que ahora que estoy jubilado, lo hago a diario. Es raro que algún día no escriba algo. Lo cual no significa que todo ello vaya a parar a un libro. Corrijo muchas veces y me ha sucedido "malograr un poema" cuyas primeras versiones después de la corrección, me parecían mejores que la última. Así que ahora guardo todas y las comparo. No es fácil para nada. Pero dispongo del tiempo. Además de gozar por hacerlo, me lo impongo como ejercicio de creación. Y creo que "el oficio de escribir" se aprende y perfecciona con la actividad permanente.
¿Algunas técnicas para escribir?
Sí y no. No creo en la receta o en una determinada técnica para tal o cual poema. Sí me ocurre, que voy caminando o estoy en un lugar y aparecen palabras, vocablos sueltos que empiezan como a buscar un cauce, su ubicación en la página, aunque no los escriba, pero los visualizo. Y bueno, saco un papelito cualquiera (siempre voy preparado para eso) y escribo lo que pensé. Después trabajo sobre ese germen: pienso el tema, su desarrollo, su ritmo, lo completo, etc. hasta que me satisfaga.
¿Qué autores que han influido quizás en tu escritura?
Aunque he leído mucho, no siento que Bufano, por haber sido casi el primer poeta que descubrí, haya tenido una influencia decisiva en mí. Me gusta su poesía, pero no la tengo como modelo. Tal vez sí, Neruda y sus "Veinte poemas de amor" o algún libro posterior. Tal vez, Federico García Lorca o Miguel Hernández, hayan influido más que Bufano. Pero después de eso empecé a leer a otros como Borges, Walt Whitman, Vicente Aleixandre, Césare Pavese, Antonio Gamoneda, Octavio Paz, Olga Orozco y otros, por los cuales sí me sentí atraído. Y hacen algunos años descubrí a José Ángel Valente, cuya poesía me atrapó.
Dejando de lado la poesía, porque me doy cuenta que sólo me he referido a ese género, debiera citar a Julio Cortázar, Haroldo Conti, Antonio Di Benedetto y algunos otros autores latinoamericanos, con cuya obra cuentística me siento más identificado y por lo mismo, supongo que inconscientemente, uno desea parecerse un poco. Pero no lo sé a ciencia cierta. Cuando publique algo, quizá alguien lo advierta.
¿Compartirías con nosotros uno de tus poemas?
Me levanto los lunes
y me crecen ausencias.
Porque sacude el mar
sus caracolas ácidas
y una escarcha de humo que no cesa,
teje la rutinaria manera del oficio
y da a la solead
-mastín de fuego-
una forma inapelable de tristeza.
Me levanto los lunes
y me crecen agudas miopías y sorderas
porque esa soledad
-como un pájaro insomne-
gira y graba
sobre el papel sus signos,
sus rostros de metal,
sus filigranas
transeúntes de un día a la deriva
Me levanto los lunes
y me pongo a pensar en los andenes,
en los trenes que parten o regresan
porque una urgencia burda los sacude,
los frena
o los empuja
hacia un destino incierto
de gélida belleza.
Me levanto los lunes
y soy el mismo
del domingo anterior a la tristeza,
cuando el reloj detiene sus horarios,
cuando la noche engendra su poema
y avala con sus grillos tutelares
el hondo devenir de la
Existencia.
Me levanto los lunes
y no soy
más que un rostro febril que desmorona
una tapia de letras moribundas,
un corazón a medias
que bombea
en una inercia sutil
entretejida
en martes de ambiciones,
miércoles de ceniza,
jueves de incertidumbres,
viernes que me regresan
al tiempo transparente del milagro.
Del milagro
de ser
sin etiquetas,
sin columnas de haber y debe y saldo,
sin sordos manifiestos de protesta,
para empezar a ser,
como he querido:
ala, cielo,
simple y limpio
hacia un país de transparencias.
"Me levanto los lunes", es un poema "viejito", casi un caballito de batalla en los encuentros de poesía, porque me lo piden y aunque me prometo a mí mismo no leerlo más, termino haciéndolo. Está en mi tercer libro, "Imágenes dispersas", publicado en 1994 por la Fundación del Banco de Mendoza, de donde yo era empleado. Y lo que expongo en él, estuvo vivenciado, sentido, sufrido en la realidad. Fueron años difíciles, que los mendocinos de entonces, recordamos con cierta angustia, aunque hayan pasado los años. Creo que esto explica el sentido del poema, la circunstancia en la que lo escribí (y digo así, porque salió como disparado por sí mismo), no hicieron falta muchos retoques, para terminarlo. Antes de ser publicado, había sido premio en el Concurso Literario organizado por el Grupo "La Trampa", de Luján de Cuyo, en 1993.
¿Tus proyectos futuros?
En lo inmediato, terminar con la edición de "Cartografía itinerante" y presentarlo en este año. Seguir escribiendo y sobre todo, terminar de corregir los cuentos y obras de teatro que deseo publicar. Avanzar en la concreción de un proyecto en el que aúno poesía y artes visuales (collage), para poder realizar la muestra en 2023. Y no obstante mis 75 años cumplidos, involucrarme y colaborar en todo lo que tenga que ver con el arte y la cultura de nuestro departamento. No es mucho. Hay que sustentar los sueños.
Dice Miguel: "El arte, para mí, es búsqueda, senda, meta, posibilidad, espacio de claridad que me permite ser. También, anclaje y despegue de lo que nos mantiene atados a la tierra. Escribir un poema o elaborar un collage me obliga a practicar la paciencia y gozar de la serenidad, a meterme hacia adentro y buscarme en mí mismo para encontrarme abierto a la palabra, a los colores y las formas que permiten reinventar la vida cada día."
San Rafael, Mendoza, setiembre de 2022.