Bodegas Abiertas: el vino que vuelve al pueblo

Juan Marcelo Calabria nos trae un paseo por las bodegas, que vuelven a necesitar de los mendocinos ante la ausencia de los turistas extranjeros.

Juan Marcelo Calabria

El fin de semana pasado, analizábamos el avance e impacto del enoturismo, especialmente en las bodegas de Mendoza. Hoy nos parece oportuno, en la misma línea, destacar que, con el mes de junio, cuando nuestros hogares tienen con aroma a leña encendida, las veredas y plazas a tierra húmeda después del riego, y las fincas y bodegas a mosto dormido en barricas. Las viñas, ya desnudas, parecen descansar bajo ese cielo diáfano que regala el invierno. Es el momento perfecto para volver a mirar lo nuestro con ojos curiosos, y especialmente a retomar el valor de las bellezas que nos ofrece el otoño en Mendoza. En este contexto vuelve el programa Bodegas Abiertas, una celebración que nos invita a recorrer los caminos del vino con precios más accesibles y para todos los gustos.

Durante estas semanas, del 7 al 30 de junio las bodegas de Mendoza deciden girar la mirada hacia adentro, en una estrategia acertada para dar a conocer su magia al público local y ante la baja en el turismo internacional y nacional. En un programa que ya ha probado su éxito en ediciones anteriores al abrir sus portones a quienes habitamos estas tierras, muchas veces sin haber cruzado jamás las hileras de viñedos que vemos desde la ruta, y en otros muchos casos habiendo quizás olvidado el aroma a mosto, vino y barricas usadas de vino, toneles de madera y bordalesas de roble. De pronto, una copa compartida entre vecinos deja de ser lujo para convertirse en puente, y un grato momento compartido.

Como hemos sugerido en otras de nuestras columnas, este es sin duda un buen momento para quien se anime ingresar al maravilloso mundo del vino y el enoturismo, así encontrará mucho más que etiquetas reconocidas y famosas en el mundo entero. Encontrará a la señora o señor que limpia con orgullo cada rincón de la sala de barricas, al guía que se sabe de memoria la historia de la finca, el cocinero que reinterpreta la cocina mendocina con productos que nacen a pocos metros, en huertas que se cultivan en las propias bodegas, con platos simples o sofisticados que emocionan y atraen visitantes de todo el mundo, y las enólogas y enólogos que han hecho famosa a Mendoza en todo el mundo.

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El precio de entrada no se mide en pesos, sino en intención, en muchas de las opciones el programa exige un alimento no perecedero, un gesto mínimo que permite sumar a otros, y con un toque de solidaridad que siempre suma, abrir una bodega es abrir también la posibilidad de que otro mendocino este un poquito mejor. Y eso, en estos tiempos, vale más que cualquier medalla o cosecha premiada.

Desde las bodegas más emblemáticas hasta pequeños emprendimientos y productores artesanales, abren las puertas de sus enormes o humildes edificios productores de la industria madre, y todos emocionan y sorprenden, e incluso estas bodegas, y muchas más, no solo ofrecen vino: ofrecen tiempo, paisaje, memoria. Bodegas Abiertas es la excusa perfecta para volver a mirar lo cotidiano con asombro. Porque a veces, lo extraordinario está a la vuelta de la viña, muy cerquita a unos pocos kilómetros de distancia.

Así estos días encontraremos algunos menús y degustaciones de un paso por $ 18.000 y hasta de 3 pasos por $ 38.000 en adelante, con una muy amplia gama de precios y propuestas, para poner como ejemplo destacamos el caso de: Domaine Bousquet, una bodega que nos encanta y a la que hemos tenido oportunidad de concurrir que abre sus puestas para recibir a los mendocinos que quieran visitarnos a cambio de un alimento no perecedero por persona (1 caja de leche en polvo o 1 paquete de fideos). La propuesta incluye visita sobre nuestra producción orgánica y biodinámica y una copa de vino de cortesía. Podrán disfrutar de la copa de vino en el parque con una maravillosa vista a la montaña y a los viñedos, con Almuerzos a partir de $30.000. (Según destaca en sus redes donde pueden consultar, como en casi todos los casos de las bodegas participantes del programa).

Finalmente es importante recordar que los mendocinos que deseen participar deberán presentar su DNI con domicilio en la provincia, y llevar un alimento no perecedero, pudiendo elegir entre una amplia red de bodegas anfitrionas que ofrecerán una copa de cortesía y múltiples actividades: recorridos por viñedos y cavas, degustaciones guiadas, experiencias gastronómicas, y propuestas culturales que varían según la identidad de cada establecimiento. Más que una visita, será un homenaje colectivo a lo que somos cuando brindamos juntos, y sobre todo nos dará la oportunidad de reconectar con uno de los pilares de nuestra identidad y lo que somos, porque como siempre decimos, nada mejor que un buen vino para contar una buena historia, salud y a disfrutar Mendoza.

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