Una empresa nacida de un geólogo del Conicet busca minerales aun no hallados

El sector experimentó un fuerte derrumbe en la comercialización. ¿Qué dicen los concesionarios?

En nuestro país, que tiene uno de los sectores mineros más importantes del mundo -ocupa el puesto 15 a nivel global y contribuye con un 0,65% del PBI minero del mundo-, toneladas de oro, plata, cobre, litio, plomo, zinc y otros metales permanecen ocultas bajo la tierra. ¿Cómo encontrar esos minerales que aún no fueron hallados? DG Exploraciones es la primera empresa dedicada a asesorar a las compañías mineras nacionales o internacionales que desembarcan en Argentina para explorar los suelos en busca de yacimientos minerales.

 "Nuestro principal objetivo es darles predictibilidad a las empresas mineras para llevar adelante sus exploraciones", señala Diego Guido, geólogo del CONICET, profesor de la Universidad de La Plata, director del Instituto de Recursos Minerales (UNLP-CIC) y fundador y director de DG Exploraciones. 

"Somos un equipo de académicos especializados en metalogenia aplicada a la industria. Brindamos asesoramiento, ideas, trabajos puntuales para entender cómo son los depósitos minerales y destrabar todo tipo de problemas que surgen durante la exploración de los terrenos".

Las empresas mineras tienen un alto riesgo de fracasar: cuando emprenden una exploración geológica, en cualquier parte del mundo, tienen alrededor de un diez por ciento de chances de encontrar minerales y solo cerca de un uno por ciento de que esos minerales puedan convertirse en yacimientos económicamente rentables. En ese contexto, desde hace más de dos décadas, los científicos que componen DG Exploraciones brindan servicios a diferentes empresas -compañías de capitales nacionales como Austral Gold o Patagonia Gold, o extranjeros como Minera Andina del Sol, Argentex Mining o Astra Exploration, oriundas de países como Canadá o Estados Unidos- para minimizar los riesgos en sus proyectos. Estudian los territorios, asesoran en las diferentes etapas de una prospección, diseñan programas de exploración de la superficie, estudian las capas del subsuelo y trazan planes para realizar perforaciones.

 Lo hicieron primero a través de convenios y asesorías hasta que, en 2019, fundaron la Empresa de Base Tecnológica. "Una empresa de base tecnológica es una manera dinámica para facilitar los procesos de transferencia público-privada. Es la forma más eficiente de trabajar como científicos con el sector privado", asegura Guido.

Rocas, trampas para los minerales y las armas de la ciencia

El científico recuerda, por ejemplo, el trabajo de asesoría que realizaron para la empresa Austral Gold en el yacimiento Guanaco, ubicado en la región de Antofagasta, Chile, que debido a su éxito, años después replicaron en yacimientos de Argentina como Veladero y de la empresa Minera Andina de Sol. En ese yacimiento de Chile, la compañía minera tenía un problema: hallaba minerales de oro y plata de manera aleatoria, en algunos sitios sí, y en otros, no. Contrataron a los científicos de DG Exploraciones para generar un modelo que permita encontrar de dónde provenía ese problema que condicionaba la presencia de los metales en el terreno, lo que en el rubro conocen como "trampa". Lo primero que hicieron los científicos fue realizar los mapas del sector y digitalizar todos los documentos preexistentes en la mina. Analizaron más de cien mil perforaciones que la empresa había realizado en ese sitio, la geología del lugar y descubrieron, luego de un año y medio de trabajo, que había una formación de rocas volcánicas que provocaba que los fluidos chocaran y por debajo de esas rocas se formara un reservorio donde se concentraban los minerales de manera preferencial. "La empresa tomó enseguida nuestros consejos y comenzaron a encontrar más mineral para mejorar su producción, y como plus, nosotros publicamos varios trabajos científicos y formamos recursos humanos", comenta Guido.

Ese "plus" no es algo anecdótico: brindar servicios a compañías mineras les permite a estos científicos acceder a información única. "Las empresas mineras suelen tener muchos datos de mapeos geológicos, muestreos geoquímicos, relevamientos geofísicos y perforaciones en sus proyectos, estudios que cuestan millones de dólares y son oro puro para nosotros. Recolectar esa información a los científicos nos podría llevar toda una carrera académica. Trabajar con el sector privado minero nos permitió y nos sigue permitiendo acceder a esa información, y previo acuerdo con las empresas, potenciar su valor tanto para la industria como para el mundo académico y científico. Por eso mismo, estos procesos de asesoría son de ganancias para ambas partes: la empresa mejora sus procesos de exploración o de producción, y nosotros generamos conocimiento científico gracias al trabajo con toda esta información", señala Guido, cuyo grupo de investigación se compone principalmente de sus becarios doctorales y postdoctorales y ya lleva publicados más doscientos trabajos científicos.

"La contratación de una empresa de base tecnológica como DG exploraciones resultó sumamente valiosa y fructífera", recuerda Darío Vera, gerente de exploración de la empresa Patagonia Gold, una de las compañías que contrató el asesoramiento de DG Exploraciones. "Todo resultó muy fluido y dinámico, no solo la parte técnica llevada adelante por los geólogos fue de muy alta calidad, sino que también, al tratarse de profesionales con experiencia en enseñanza fue espectacular la transmisión de conocimiento para con los geólogos de la empresa, varios de ellos en niveles juniors de experiencia, en el tema de trabajo y en casi cualquier otro tema que tratamos durante su visita y estadía en nuestro campamento. No se trató de la típica contratación de consultores externos, sino que el nivel de interacción fue realmente alto, fluido, dinámico como una cordial convivencia de colegas. Además, fue notable cómo los profesionales de DG Exploraciones se adaptaron muy rápidamente y de forma efectiva a las normativas y estructuras de la organización en materia de seguridad, ambiente y gobernanzas corporativas. El impacto de su trabajo en nuestra empresa fue muy positivo".

De Marte a la realidad

Guido llegó a estudiar geología casi por casualidad, porque de pequeño le gustaban las Ciencias Naturales. "Cuando empecé la carrera no sabía qué era bien la geología, pero a medida que me fui adentrando me fascinó. Por mi personalidad, si bien me gusta la investigación científica, me quedaba un sinsabor de no saber para qué se utilizarían los conocimientos científicos que se generaban. Me inquietaba buscar aplicaciones a las cuestiones científicas. Entonces conocí la vinculación y me gustó la idea de poder generar resultados de aplicación en relativamente poco tiempo". Ese primer contacto con la vinculación lo tuvo en sus estudios de grado, cuando como becario alumno estudió cómo se produce el mineral llamado sulfato de sodio para incluirlo en el proceso industrial de fabricación de detergentes. "Después de ese trabajo académico, me recibí y trabajé dos años en el ámbito privado como geólogo de exploración. Eso me dio las herramientas para poder hacer investigación científica aplicada, ubicándome en la línea del medio, entre lo público y lo privado", asegura.

Los inicios en la vinculación, para Guido, no fueron sencillos. "Al principio fue difícil, porque los organismos científicos se diferenciaban de los privados, hoy me parece que se entiende mucho más, que se puede trabajar juntos de manera más eficiente y que se entiende que todos ganan en esa ecuación", advierte Guido, que en sus años de trayectoria trabajó en provincias como Santa Cruz, en San Juan, Salta, Catamarca, La Rioja, Río Negro, y también en Chile, Nueva Zelanda, EEUU, Sudáfrica, Australia y China. Y también mantiene una rama de producción académico-científica de ciencia básica, en la que estudia los campos geotermales que se forman en la superficie de los mismos lugares donde, bajo tierra, se encuentran los yacimientos de oro y plata que investiga.

"Son lugares como Yellowstone, un paisaje volcánico con géiseres ubicado Estados Unidos considerado Patrimonio de la Humanidad, donde confluyen un montón de cuestiones científicas muy interesantes desde el punto de vista geológico, paleontológico y paleoambiental -explica-. Ahí yo estudio con otros colegas las plantas y los distintos organismos, bacterias, que aparecen en esos ambientes, que también se vinculan con el llamado early life u origen de la vida. Porque se postula que el origen de la vida estuvo vinculado con el ambiente geotérmico, donde existen determinadas condiciones de temperatura y provisión de elementos químicos favorables para organismos muy básicos que puedan procesar eso. Y una cosa lleva a la otra, porque también hay toda una línea de investigación que hago que se vincula con las ciencias planetarias, y la posibilidad de encontrar evidencias de vida en otros planetas. Lo que se conoce de Marte hasta ahora es que no hay evidencia de vida actual visible, pero sí pudo haber existido vida en el pasado porque hay indicios de que hubo agua. Si hubo agua y volcanes, pudo haber campos geotérmicos, y ahí pudieron haberse formados microorganismos cuyo único registro queda en las rocas".

Transición energética

Hoy además el científico está también interesado en estudiar yacimientos vinculados con cobre, litio, metales cada vez más requeridos para la llamada transición energética, y también en la búsqueda de "tierras raras", un conjunto de minerales que se consideran "críticos" porque se producen en apenas unos pocos países -hasta ahora el noventa por ciento se produce en China-, y se utilizan en casi todas las industrias relacionadas con la tecnología. "Son minerales estratégicos, porque se van a usar cada vez más", advierte Guido, "Argentina todavía no tiene concentraciones económicas de tierras raras identificadas. Estamos haciendo exploración. Nuestro instituto, el INREMI, fue líder en encontrar anomalías de tierras raras en determinadas arcillas en la provincia de Buenos Aires. Fue hace unos años ya, hay que seguir estudiándolas".

Para el científico, toda esta última línea de estudios de punta es parte de una estrategia de actualización permanente "muy necesaria, porque para ser director de una EBT hay que tener contacto con la realidad, con el día a día. Leer el diario, noticias, para saber lo que pasa en el mundo productivo. A veces uno se involucra tanto con la investigación científica que pierde contacto con la realidad. Para mí la clave es no perder ese vínculo. Siempre tratar de ofrecer una solución para los problemas de la realidad", subraya.

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