El dólar libre tiende a bajar y el mercado se llena de interrogantes
El nuevo esquema cambiario muestra unos escenarios a los que les está faltando sustento. Escribe Rodolfo Cavagnaro.
El lunes pasado debutó el nuevo sistema de libre flotación el dólar, dentro de una banda de flotación entre $1000 y $1400. Recién han transcurrido tres días y es de esperar que al menos transcurran unos 20 días para ver de qué manera se comporta el mercado y como se adecuan los inversores. Es que la mayoría nunca vivió un sistema de libre flotación y mucho menos uno de libre flotación son superávit financiero. Esto es algo inédito.
El primer día, quizás por novedad, mucha gente quiso comprar. Desde compras simbólicas de 1, 20 o 50 dólares, hasta compras puntuales. Lo cierto es en la primera jornada hubo compras por us$ 450 millones con una leve suba del oficial pero ya en la segunda bajó la presión compradora y el precio comenzó a bajar hasta que el miércoles bajó a $1160 y una advertencia del presidente Milei: el gobierno solo comprará cuando baje de $1000. Si no hay una demanda genuina los valores comienzan a aflojar.
La realidad es que en el acuerdo con el FMI quedó claro que el BCRA solo intervendría si baja del piso de $1000 o supera el techo de 1400. Aparentemente hubo una aceleración de la liquidación de los exportadores de granos ya que el mismo Milei les advirtió que en junio vuelven las retenciones y que se apuren a liquidar para evitarlas.
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Otra cosa que confluyó fue que en la semana anterior habían salido muchos depósitos en pesos, por casi 1,2 billones de pesos. Por esa razón los bancos salieron a aumentar muy fuerte la tasa de plazos fijos, para recuperar volumen y muchos vieron que se volvía a dar la oportunidad de vender dólares y colocar a plazo fijo. Hoy nadie está viendo una disparada del precio de la divisa hasta el margen superior de la banda.
Todo parece mostrar que la teoría del gobierno es exitosa, pero en esta euforia siguen quedando muchos interrogantes, que ahora comenzarán a presionar porque muchas empresas van a quedar bajo la línea de flotación y el mismo gobierno puede llegar a tener problemas para sostener el superávit fiscal. Porque esta euforia no solucionó el atraso del tipo de cambio y esto comenzará a sentirse en la balanza comercial y, posiblemente, en la recaudación, justo que el gobierno tiene el compromiso de aumentar el superávit fiscal.
Algunos temas que hay que tener en cuenta: 1) la suba de las tasas de interés atrae inversores, favorece ciertos movimientos especulativos (carry trade), pero encarece el costo del crédito a los particulares 2) Con el dólar mantenido cerca de los $1000 el gobierno puede conseguir pulverizar la inflación, por un tiempo. Mientras tanto, todas las empresas y sectores que están en sectores de productos transables seguirán perdiendo competitividad. 3) El gobierno debería, aceleradamente, bajar impuestos y conseguir que las provincias y municipios hagan lo mismo, pero tiene un problema de falta de apoyo legislativo y falta de voluntad de las provincias de hacer las reformas necesarias. 4) El gobierno se comprometió a aumentar el superávit fiscal a 1,6 puntos del PBI, debe bajar impuestos para que no se muera la actividad, pero no baja o no puede bajar impuestos.
Con estos datos primarios es importante mirar los escenarios más allá de las cotizaciones diarias. Si el gobierno cumple con su palabra de no emitir más pesos, se llegaría a un momento en que faltará circulante en moneda nacional y, si el tesoro acumula superávits consistentes, puede ser este el que compre dólares (para pagar deuda, como debería ser) y de esa manera devuelva circulante sin que el Banco Central tenga que emitir.
En realidad, no deja de preocupar que la desinflación se haga con fórceps o a lo bestia porque se comienzan a notar falencias que, en algún momento, harán que el mercado fuerce un cambio. La subsistencia de grandes gastos en subsidios o en sostener empresas deficitarias no facilitan el proceso y no permiten que el Estado asuma algunos gastos, como obras imprescindibles que no podrían ser trasladadas al sector privado.
El futuro de la inflación
El índice del marzo del 3,7% fue un duro mazazo para el gobierno y para el mercado y, para colmo, se conoció el mismo día que se anunció el préstamo del FMI y el cambio del régimen cambiario. Pero en realidad, preocupó al gobierno y las empresas porque el cambio de régimen hizo creer a muchos que el dólar se ubicaría en la franja superior de la banda de flotación. Por eso hubo empresas de productos alimenticios que ya habían dispuestos aumentos del 12%.
Algunos funcionarios y hasta el mismo presidente habían anticipado que la decisión cambiaria podría producir cierta volatilidad, pero las especulaciones tienen rangos de apertura muy grandes. Algunos consultores vaticinan aumentos del índice del 5% para los próximos tres meses mientras otros sostienen que no sería superior al del marzo. También este caso asistimos a la opinión de personas que no han vivido esta particular situación de un mercado libre con superávit fiscal y sin emisión monetaria. Esto solo cambia todos los escenarios conocidos.
En los próximos meses, seguramente, asistiremos a una adecuación de los costos de productos que tienen valor internacional, pero es muy interesante ver cómo lo tomarán las empresas (muy grandes) que operan en el sector. Si los toman al dólar oficial habrían subido un poco (los derivados de trigo y maíz) y los lácteos, que nadie sabe por qué suben. También puede haber presión sindical para ajustes en las pautas salariales, que terminarán impactando en los costos de las empresas.
Por ahora, habrá que esperar los datos oficiales del INDEC para saber cuál fue la evolución, sabiendo que en esta época suelen hacer ruido productos estacionales (otra vez la letanía del tomate en invierno) y algunas hortalizas que pueden ser afectadas por razones climáticas o propias de la época (heladas o lluvias).
El escenario internacional sigue inestable
Luego de las sanciones vía aranceles que aplicó Donald Trump todo quedó en algunos aranceles generales del 10% para todos con excepciones. La mayor fue China, que terminó con 245% de aranceles. Aunque el presidente de EEUU intenta suavizar algunas facetas, aplicó unos aranceles del 25% a productos mexicanos y comenzó por otra parte, una ronda de negociaciones con la primer ministro de Italia, Giorgia Meloni para establecer un acuerdo de libre comercio.
Río revuelto en los mercados internacionales
Los mercados siguen inestables. Todos los operadores creen que el mundo va a un escenario recesivo, se duda de las decisiones de la Reserva Federal se seguir bajando las tasas o no. La divisa norteamericana ha sufrido embates y hasta los bonos de EEUU han bajado de precio. El mundo espera el embate de China para colocar los productos que antes vendía en EEUU que pueden afectar a todos los mercados.
Mientras caen los precios de las materias primas, muchos países ya han comenzado conversaciones con autoridades del gobierno de Trump para solucionar el problema de los aranceles. El sector vitivinícola argentinos ya inició gestiones en Cancillería para avanzar en las mismas porque el arancel del 10% los perjudica mucho en sus negocios.