La informalidad golpea y nos recuerda los problemas pendientes en medio de la cuarentena

El Estado nacional tuvo que salir a hacerse cargo de un problema históricamente complejo en la Argentina. Ahora no es lo importante, pero en algún momento se tendrá que pagar ese costo.

Un día antes que se anunciaran medidas, la economista peruana Liliana Rojas-Suárez, directora para Latinoamérica del Centro para el Desarrollo Global, dijo en una entrevista que "la informalidad se presenta ahora como un enorme costo" para los gobiernos en medio de la pandemia por las medidas que se necesariamente se tomaron.

Aunque es una problema que se arrastra por décadas en el país, no hay una cifra real de la cantidad de trabajo informal que existe en la Argentina. El cálculo que realizan aproximado en distintos sectores y en el mismo Estado es cercano al 40% del total del mercado laboral de la Argentina.

Son un sector importante de la masa laboral y de toda la sociedad, por eso en el momento en el que se decreto la cuarentena obligatoria y se detuvo gran parte de la economía, todo lo relacionado con la actividad informal se detuvo y ese 40% no tiene ingreso, porque viven del día a día.

De ahí que el Ejecutivo nacional haya tenido que salir a intentar responder a un número importante de familias que el mismo Gobierno calcula en 3 millones 600 mil, un número muy considerable que mientras no vuelva todo a la normalidad, no podrá generar recursos.

Este primer desembolso que tendrá que hacer el Estado nacional será de $36 mil millones, dinero que -según aseguraron desde el Gobierno- va a salir de de la reasignación de partidas presupuestarias, pero que según algunos especialistas sólo puede salir de una emisión monetaria.

En el caso que sea de la segunda forma, será mayor el déficit fiscal y no es recomendable en medio de la negociación de la deuda, pero como en el Ejecutivo, y tal como dijo Alberto Fernández, la prioridad es la vida de los argentinos y la economía se recuperará luego.

Por ahora todo indica que es una cuestión que la Nación puede manejar, pero es incierto lo que puede suceder si se extiende la cuarentena obligatoria más allá del 31 de marzo. Existe la posibilidad que se alargue hasta el 11 o 13 de abril, lo que obligaría -eventualmente- a un nuevo desembolso de dinero por parte del Ejecutivo en medio de un período de baja recaudación por la pandemia.

La informalidad que todos los gobiernos dejan pasar y se mantiene en altos porcentajes apareció como otro golpe a las arcas fiscales en medio de la emergencia. Lo peor es que aún no se sabe cuánto golpeará, pero claramente -y como debe ser- no es una cuestión primordial en medio de una emergencia sanitaria de tal mangnitud como la que enfrentamos.

El caso peruano

En conversación con el diario El Comercio de Lima, Liliana Rojas-Suárez, analizó la situación peruana en torno a la emergencia sanitaria que también tiene a ese país en cuarentena obligatoria.

En sus análisis insistió en la necesidad de trabajar en reformas después de que se supere la emergencia, porque ésta dejó en evidencia muchos problemas de su país y del resto de Latinoamérica.

"Creo que cuando pase todo, si algo trae de positivo esta epidemia es que los efectos son tan severos que va a ser extremadamente difícil no impulsar las reformas estructurales que necesitamos", manifestó.

Respecto al trabajo informal, que en Perú llega al 70%, dijo: "Ellos no tienen los beneficios de un empleado formal. ¿Quién va a absorber el costo de toda la gente que está en ese sector? La informalidad se presenta ahora como un enorme costo para el Gobierno".

En ese mismo sentido, destacó la posición peruana, señalando que "no obstante, como el Perú ha tomado bastante liderazgo en las medidas de contención, eso sirve mucho frente a organismos internacionales para conseguir ayuda. Los organismos siempre están en busca de casos de éxito, quieren mostrar que algo funciona. Y si el país ha estado siendo líder en implementar las medidas que se han dado en el mundo, espero que también esté yendo a los organismos internacionales y lo demuestre para conseguir apoyo".

A diferencia de la Argentina, la situación peruana es otra porque "dentro de los países de la región, los datos macroeconómicos están dentro de los mejores. Tiene una de las mejores posiciones fiscales; tiene un déficit, pero si lo comparas con los demás países de América Latina, es menor que el resto significativamente", puntualizó la economista.

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