Otro pico de desconfianza en un mercado muy sensible con gente que siempre quiere sacar ventajas

Mientras los inversores apuestan a una devaluación, los gobernadores quieren sacarle plata a la Nación de cualquier manera. El análisis de Rodolfo Cavagnaro.

Rodolfo Cavagnaro

A partir de un nuevo debate acerca del posible atraso del tipo de cambio, se comenzaron a dar una serie de circunstancias que parecían programadas. Varios economistas salieron alertar por un atraso del tipo de cambio, sin plantear soluciones idóneas para solucionar el problema. Más allá de que se pueda coincidir, hay un dato que no se tuvo en cuenta y es que el dólar se está devaluando a nivel global por lo que empujar la cotización para devaluar nuestro peso es solo para favorecer a un grupo de especuladores.

Pero luego, apareció un informe del JPMorgan recomendando salir de las inversiones en pesos en Argentina y recomendó invertir en dólares. Esto generó movimientos de inversores, incluso, el BCRA no pudo renovar unos vencimientos de bonos el miércoles y todos esos pesos fueron a inversiones en dólares. A esto debe sumarse la mayor disponibilidad de pesos por el efecto aguinaldos y, a su vez, la demanda de dólares para turismo, por las vacaciones de invierno.

Todo esto generó una serie de movimientos que llevaron al dólar a niveles de $1260, que no es para hablar de una corrida, pero generó un nivel de nerviosismo en algunos periodistas que demuestran que no están acostumbrados a un mercado donde la divisa flota y que, mientras se mueva dentro de la banda, no necesita que el BCRA intervenga. El dólar debe fluctuar y eso es bueno.

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Pero en el medio apareció la negociación con el FMI que, con mucha sutileza, dijo que miraba el nivel de las reservas, que debían reforzarse para estar protegidos contra alguna inestabilidad internacional. Por ahora no han dicho nada y siguen auditando el desempeño de la economía porque está pendiente un nuevo desembolso de us$2.000 millones. Se dice que el gobierno habría presentado un "waiver" (perdón) al FMI para disimular no haber cumplido con la acumulación de reservas y poder recibir el desembolso

Todo este panorama dio a entender que había una cierta debilidad del gobierno en el manejo de la economía y fue aprovechado por algunos legisladores para meter proyectos que, en todos los casos, tienden a aumentar el gasto y perder el superávit fiscal. Pero muchos de esos legisladores vienen con órdenes de sus gobernadores que están presionando al Ejecutivo para que les aumenten transferencias y apuntan a ATN, Impuestos internos e impuesto a los combustibles.

El desenlace de este problema se verá en los próximos días. Los gobernadores se han lanzado con todos los colmillos sobre el gobierno. Por ahora, dicen que después del 9 de julio habría una reunión de negociación, pero algo deberá surgir porque un enfrentamiento le saldría más caro al gobierno nacional. Las provincias, por ahora, no están dispuestas a hacer ajustes de sus gastos.

Lo cierto es que muchos particulares están comprando dólares y, salvo los que pagan deudas de tarjetas de crédito o guardan en cajas de seguridad, una gran parte de esos compradores están dejando los dólares en el sistema haciendo plazos fijos, cuyo stock aumentó hasta 30.800 millones, cifra que hace mucho no se registraba.

Hay muchas especulaciones acerca de la evolución del precio de la divisa. El viernes en el mercado, cerró a $1260, pero el gobierno proyectó que a fin de año estaría en $1229. Entre las distintas consultoras se estima que el precio del dólar estaría por encima de $1350, pero, en esos niveles, estaría convalidando los mismos niveles de inflación. De todos modos, estas proyecciones uno no sabe si obedecen a pálpitos (como quien sueña con un número), a deseos, a necesidades o alguna otra razón.

Según datos del mercado, el ministro Caputo habría decidido seguir comprado dólares, y este también sería un factor que posibilitó que, a pesar de los récords de liquidación de exportaciones, el dólar no bajó como se esperaba. Al parecer el gobierno, no por el Banco Central sino vía el Tesoro, usando recursos del superávit fiscal, compró nuevamente dólares en el mercado. Ya la semana anterior había comprado us$200 millones y esta semana podría haber adquirido una suma similar.

Proyecciones y precios

Muchos de los valores anteriores están condicionados por la subsistencia del superávit fiscal y de la tendencia bajista del Índice de precios. Según las proyecciones del gobierno, la inflación del año 2025 total sería del 22,9%, lo que significaría que los precios deberían subir más del 1,2% mensual. Por supuesto, el gobierno siempre anuncia la posibilidad más baja y los analistas le van a enrostrar la más alta. Hay que ver cómo termina la historia.

Para el mes de junio, se han proyectado un leve crecimiento del índice, que terminaría cerca de 1,9%, aunque algunos analistas cercanos al gobierno piensan que podría ser menor. De todos modos, casi todos coinciden que julio mostraría nuevamente un índice superior al 2%, ya que estacionalmente un mes donde los precios suben y donde ya hay registro de aumentos de precios regulados.

Todavía está jugando a favor del gobierno el hecho de que los salarios no están creciendo como para superar los incrementos de los servicios públicos y dejar un resto para aumentar el consumo. Esto hace que la demanda se mantenga casi recesiva, aunque hay sectores económicos que lo están pasando muy bien y son los que dan respuesta a una oferta de bienes y servicios muy sofisticados.

El gobierno debe avanzar rápidamente con las reformas estructurales. Hasta ahora no lo han querido hacer porque no tiene garantizada una mayoría para aprobar, pero pareciera que si no avanzan el pueblo los va a juzgar mal a los sectores oficialistas. Si ellos avanzan y los opositores ponen trabas serán ellos los perjudicados. Solo hay que hacer docencia sin insultos

Argentina necesita urgente una reforma laboral, tributaria y previsional para que bajen los costos de competitividad. De lo contrario las presiones por una devaluación serán incontenibles. Si esto es lo que quiere la oposición, hay que desenmascarar la jugada y presionar. Es importante hacerlo antes de las elecciones para que el pueblo pueda dar un diagnóstico



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