La amenaza de las tasas de interés y ansiedad por la asunción de Trump
El análisis sobre renta variable global elaborado por Balanz.
El inicio de 2025 apunta a un renovado optimismo, respaldado por expectativas de crecimiento y en las ganancias corporativas, pero también con la presión de las tasas del tesoro. Si bien la próxima asunción de Trump el 20 de enero genera expectativas y cierta cautela, el mercado de acciones de EE.UU. vino mostrando cierta resiliencia. El S&P 500 creció 0.6 % en lo que va del año luego que en diciembre de 2024 cayera 2.1% mientras que el NASDAQ acumuló 0.9% (1.4% en diciembre). Las acciones de baja capitalización vienen rezagadas respecto de las de alta capitalización, el Rusell 2000 acumuló 0.4% mientras que el S&P 500 growth avanzó 1.2% en este período. Por su parte, se espera un crecimiento de 15% en las ganancias corporativas lideradas por el sector tecnológico (+21.5%). Sin embargo, hay dudas sobre cuán disruptiva será la agenda del presidente electo, especialmente en tarifas comerciales y déficit fiscal (ver Monthly y Balanz Thoughts sobre renta variable y deuda). La Reserva Federal, anticipándose, ajustó al alza en su reunión de diciembre sus proyecciones de inflación de 2.1% a 2.5% para 2025, limitando los recortes de tasas y priorizando la estabilidad de precios sobre el estímulo económico. Aun así, Trump, como en su primera presidencia, parece centrado en el desempeño del S&P 500, sugiriendo que el pragmatismo podría prevalecer. A pesar de estas tensiones, las valuaciones del mercado reflejan un escenario benigno.
En el arranque del año, China arrastró a la baja al índice de mercados emergentes a la espera de conflictos en el ámbito del comercio internacional, mientras que América Latina tuvo el mejor desempeño. Los índices de mercados emergentes operaron principalmente al alza, excepto en Asia (MSCI Asia Emergente -0.6% m/m) arrastrado por el desempeño negativo de China (-4.1%). Ya en 2024, las acciones chinas mostraron un rendimiento inferior al de otros mercados, afectadas por políticas comerciales agresivas de Estados Unidos. Las medidas de estímulo económico del gobierno, como la reducción de tasas de interés y el aumento del financiamiento hipotecario, aún no surtieron el efecto positivo sobre la renta variable. América Latina (MSCI América Latina; 1.4%) mostró el mejor desempeño después de la mejora de índices como los de Colombia y México. En nuestra opinión, es posible que los mercados emergentes sigan experimentando elevada volatilidad una vez que Trump asuma el gobierno. Ello en virtud de sus últimas declaraciones (ver aquí) respecto de incrementar el techo de la deuda y el manejo de la política exterior. Otro factor relevante será la evolución de la economía en China, en donde el gobierno sigue definiendo su política de respaldo a la economía.
Hacia adelante, creemos que el foco para las acciones estará puesto en las expectativas de políticas del gobierno de Trump y en cómo eso impactará en el crecimiento económico, inflación y tasas. La fuerte suba de las tasas en los bonos del Tesoro de largo plazo (17.2 pbs y 16.5 pbs desde el inicio del año en los bonos de 10 y 30 años respectivamente), no representan aún un riesgo claro para las acciones mientras se mantengan las perspectivas de un crecimiento económico robusto, tal como viene sucediendo. Hacia adelante, parecen existir pocos catalizadores para detener el optimismo sobre el buen desempeño de la economía en EE.UU., la cual encontraría respaldo adicional en la agenda de Trump. Sin embargo, este escenario de elevadas tasas de interés requerirá una validación en los datos. Puntualmente en las acciones, el foco estará la semana que viene con el inicio de la temporada de balances del 4Q 24 y en los reportes de balances de las compañías financieras como JP Morgan, Bank of America y Goldman Sachs, entre otros.
El contexto actual refuerza nuestra preferencia por estrategias que prioricen valuaciones razonables y sectores menos saturados. En este sentido, destacamos el S&P 400 y 600 como alternativas atractivas frente al S&P 500 tradicional, gracias a su balance entre valuación y crecimiento. Además, mantenemos una postura favorable hacia acciones de alto dividendo, que combinan menor sensibilidad a las tasas de interés y valuaciones competitivas, así como encontramos más atractivo en mercados desarrollados por sobre emergentes.