¿Y si Aerolíneas Argentinas arranca las butacas de sus aviones?

Parecería una locura, bajo la mirada comercial que tiene la empresa estatal. Pero países de un PBI infinitamente más bajo que Argentina, reactivaron sus líneas aéreas adaptando sus aeronaves al transporte de carga.

Desde que Aerolíneas Argentinas volvió a manos del Estado durante la presidencia de Néstor Kirchner, no ha dejado de perder plata. En los últimos años, el déficit anual de la empresa se mantuvo por encima de 700 millones de dólares, dinero que casi alcanzaría para construir un dique como el de Portezuelo del Viento por año. Y, en 2020, la crisis se profundizó.

Pero como se trata de una empresa del Estado, Aerolíneas Argentinas no tiene forma de quebrar, a diferencia de sus competidoras; en este contexto, no importó cuánto duró la prohibición de volar en Argentina durante la cuarentena, tampoco se prendió una luz de alerta en el Gobierno cuando Latam se fue del país: mientras más permanecían los aviones en tierras, el cuasi monopolio de Aerolíneas está garantizado.

En este sentido, el cierre del aeropuerto El Palomar pareciera responder a esa lógica: ahogar a las empresas privadas que se animan a ofrecer una alternativa al gigante estatal para que cuando la situación se normalice, nuevamente sea Aerolíneas Argentinas la que garantice la conectividad, sin importar a qué costo.

Mientras que todos pagamos el déficit millonario de Aerolíneas Argentinas, a la conducción de la empresa, encabezada por Pablo Ceriani, más vinculado al mundo gremial que al empresarial, no le importó buscar un plan alternativo para que los números mejoren ante una pandemia que castigó al sector a nivel mundial. Y, mientras tanto, países dueños de aerolíneas, sustancialmente más pobres que el nuestro, agudizaron el ingenio.

Ethiopian Airlines es la aerolíneas de bandera del Estado de Etiopía, un país africano con una economía sustancialmente más pequeña que la de Argentina, con una población en condiciones mucho peores, pero cuyo Gobierno encontró un plan B para que la línea aérea no sólo dejara de perder plata: fue una de las excepciones y durante 2020 incrementó sustancialmente las ganancias. ¿Cómo hizo? Arrancando las butacas de sus aviones.

Fue el reconocido periodista Hugo Alconada Mon el que puso el foco en  Ethiopian Airlines, durante el encuentro "Café Mediante" que organizó la Municipalidad de Guaymallén este lunes. Ante la enorme caída en los viajes a nivel mundial, el Gobierno de Etiopía observó el crecimiento de los pedidos por internet en todo el mundo, y transformó la compañía aérea estatal en un operador de carga.

Así, la aerolíneas cuyo dueño es un Estado con una economía siete veces más pequeña que la argentina (Etiopía tiene un PBI de U$S84.000 millones y Argentina de U$S520.000 millones), ideo un esquema de negocios que en esta parte de Sudamérica no se pensó; es más, ni siquiera alguien se preocupó por las finanzas de una empresa que tenemos que financiar todos los argentinos año tras año.

En Argentina, la línea de bandera podría adaptar la mayoría de sus aviones si fomentara a la vez la libre y sana competencia con el resto de las aerolíneas, en su mayoría de bajo costo. Sin embargo, hoy es imposible en un mercado de transporte de pasajeros cuasi monopolizado por Aerolíneas Argentinas y con un servicio de transporte de carga terrestre manipulado por una familia cercana al presidente: los Moyano.

Esta nota habla de:
Despidos de estatales: ¿qué opinás?