Empresa Nacional de Alimentos: el Gobierno Nacional avanza sobre el sector privado

El Gobierno Nacional indudablemente, no está ocupado en las cosas que le corresponden. Con la idea de controlar la inflación, está apuntando hacia otro lado y parece no conocer las medidas fundamentales para solucionar lo estructural, lo básico.

Daniel Ariosto

Ante la idea de generar una Empresa Nacional de Alimentos, UCIM considera que está avanzando en acciones que le corresponden a los privados.

La labor del Estado es hacer cumplir la Constitución y hacer efectivos nuestros derechos y obligaciones fundamentales en áreas como son la salud, la seguridad, la educación y el libre comercio. Debe garantizar las condiciones para que las personas tengan empleo, que las empresas los generen, que haya mínimas condiciones jurídicas y económicas para producir productos y riqueza y brindar seguridad para trabajar y para vivir.


Pero no. Este gobierno, la oposición y los gobiernos, desde hace décadas, están alejados de la realidad. La realidad de ciudadanos, de empresarios, de la vida del argentino promedio.

Y es en este contexto es que surge la idea (con la excusa de combatir la inflación) de generar una Empresa Nacional de Alimentos, directamente asociada con los productores. Lo que garantizará, según los funcionarios, que el Estado tenga "un rol activo en cuanto a la planificación, regulación, control, producción, análisis de costos y comercialización de los alimentos, en un mercado que hoy está fuertemente concentrado y en manos de grandes corporaciones".


Los empresarios contemplamos el anuncio de esta idea, asombrados, al menos, por insistir en aplicar ideas que atrasan y que representan una ideología que ha fracasado sistemáticamente, a lo largo del tiempo.

El Estado no está para reemplazar a la empresa. No es su rol, no sabe hacerlo y eso ha sido demostrado en innumerable cantidad de situaciones. De implementarse la idea, estamos convencidos que solo se generará más costos, más empleos improductivos, más gasto público y por supuesto,menos riqueza.

Las dificultades para el crecimiento de nuestro país, entre los cuales está la inflación, tienen que ver con problemas estructurales tales como la imposibilidad para exportar en mayor volumen o de importar para poder producir, la inmensa presión tributaria, la burocracia, el inmenso costo argentino, la imposible logística, la falta de empleos en blanco y la inseguridades jurídica y personales. Esto se traduce en un inexistente clima de negocios fundamental y básico para salir adelante.


Los medios de comunicación no hacen más que mostrarnos a nuestra clase política mirándose el ombligo, ocupados en ver quién va a ser el sucesor de esta interminable cadena de autoridades que han perdido el vuelo, el concepto y la dimensión de lo público, la noción más básica de lo necesario para que un país funcione.

Necesitamos de un estado que organice no que ejecute tareas de personas que sí están capacitadas para actividades que, claramente tiene que realizar el sector privado.

Una nueva empresa estatal no va a facilitar nada, casi nos atreveríamos a decir, no va a obtener los logros que se esperan.

Desde los conceptos básicos de Economía, la filosofía de la Empresa Estatal se sustenta en la imposibilidad de quiebra, debido a esta el Estado que sustenta su permanencia, por más que sea deficitaria, y en este sentido, no tiene los incentivos para ser eficientes y mucho menos moverse con las reglas de mercado y su dinámica. Ejemplo gráfico de esto es nuestra aerolínea de bandera, que en el 2021 tuvo un déficit promedio diario de U$S 2 millones: Los subsidios a Aerolíneas Argentinas le costaron al Estado US$ 669 millones en 2021, la cifra más alta en ocho años (Fuente: clarin.com). Por solo citar un dramático ejemplo.

Por otro lado, la dinámica que exige el manejo empresario en sectores tan estratégicos como el retail, requiere de gerenciamiento profesional y decisiones diarias y en su mayoría inmediatas, que es la característica distintiva del empresario privado, lo que no congenia de ninguna manera con la burocracia estatal, que se caracteriza por una una dinámica totalmente distinta que se contrapone a la lógica del mercado.

La inflación es un fenómeno multicausal que tiene varias aristas, pero la principal es la emisión monetaria sin respaldo que financia un déficit fiscal creciente.

Desde el sentido común, uno de los principales factores que contribuyen a este fenómeno son el mencionado y ya crónico déficit fiscal, financiado por emisión, no acompañados de los incentivos fiscales necesarios para que el sector productivo, pueda incrementar su escala en forma eficiente y competitiva y hacer frente a la demanda en ascenso que implica la inyección monetaria de recursos que no encuentran su correlato en su contrapartida en la oferta de recursos. Este exceso de demanda no correspondida por la oferta tiene un impacto directo en los precios (oferta y demanda de mercado). Y este circuito continúa.

Este tipo de medidas no traerán más resultado que incrementar el Déficit Fiscal, su efecto en la inflación y generar escasez y desabastecimiento y círculo vicioso no para. Basta con mirar la experiencia venezolana con el PDVAL,,la fallida experiencia chavista de controlar los precios con una empresa estatal de alimentos.

El equilibrio es la clave: Estado, empresa y sociedad civil tienen que convivir en un delicado equilibrio y hacer lo que cada uno debe y sabe hacer.

El Estado debe acompañar al Sector Privado, allanar el camino del pequeño productor, generar los incentivos necesarios para que se organice, para que sea competitivo y pueda lograr un estatus que le permita competir en el libre mercado en igualdad de condiciones que el resto de los actores, pero no ser empresario, No es su función.

Daniel Ariosto

Presidente de UCIM

Esta nota habla de: