La "balconización" como intento de desbalcanizar al peronismo
Ante un sistema de partidos políticos fragmentado, el peronismo busca terminar con su propia diáspora en decenas de ofertitas electorales, detrás de la victimización de Cristina Kirchner. La sombra del ausentismo electoral, que golpea a todos.
Todo indica que la boleta electoral del peronismo en las elecciones legislativas de este año llevará un nombre novedoso: "Peronismo". Es que desde la irrupción del kirchnerismo con su pretensión de transformarse en la evolución del Partido Justicialista hacia otro tipo de movimiento, más inclinado hacia la reunión de todos los sectores atomizados que dejó en la izquierda la caída del Muro de Berlín, siguiendo la receta de Ernesto Laclau, el peronismo negó su identidad para asumir diferentes marcas electorales, tanto a nivel nacional como en Mendoza.
El marketing pudo haber hecho lo suyo para conseguir una banca más o abrir su esquema a sectores (y sellos) que no se hubieran sumado a sus diversos frentes si solo eran "el PJ" o "el pejotismo". Pero la dirigente que defiende en la retaguardia la creación de "El General" ahora pasa factura: la gente ya no sabe qué es o era "el peronismo". Probablemente, se lo idealice hasta llegar a sectores con éxtasis religioso o se escuchen como letanías los recuerdos de aquellos abuelos a los que les llegaban regalos de Perón y Evita, siempre que estuvieran afiliados, claro.
Lo que sí sigue funcionando claramente es la victimización, eso de que "nada de lo que se nos acusa es culpa nuestra". Ahora, para defender a Crsitina Kirchner de la condena que le impuso la Justicia ya usan la palabra que muchos quisieran escuchar de su propia boca: "inocencia". La han puesto el flayers y circula por todas las redes militantes en coincidencia con dos momentos clave, como son el inicio de la campaña electoral -en el que necesitan sintonizar con la sociedad y no sucumbir ante la buena estrella de Javier Milei- y la reorganización interna partidaria.
Se cumplen 20 días de prisión balconera de Cristina Kirchner
Valga el juego de palabras, que quedó servido: se intenta usar el balcón para evitar la balcanización.
Asomada desde el departamento de su hija, en donde cumple prisión domiciliaria, Cristina Kirchner busca centralidad y, con ello, seguir teniendo bajo su tutela al Partido Justicialista que tanto denostara en el pasado, pero que ahora necesita ya no solo como instrumento electoral, sino como salvoconducto personal ante su flojedad de papeles ante las leyes penales.
Fuera del balcón, el peronismo sigue su curso de ruptura y creación constante. Esta vez, no en soledad, ya que lo propio le ocurre a todas las otras fuerzas políticas, aún a las que se vanaglorian de ser "nuevas".
No hay unanimidad, cohesión ni proyecto en las fuerzas. Se está con o contra Milei. Se está con o contra Cristina Kirchner. Y eso vale, inclusive, para la UCR, en donde la conducción -que carece de liderazgo, pero tiene la manija estructural- ya no ve con tanto disgusto al peronismo como sí a los libertarios. Y por otro lado, los que gobiernan se ven en una encrucijada: los gobernadores (como Alfredo Cornejo) quieren que a Milei "le vaya bien", pero no quieren que LLA les diga a quiénes llevar de candidatos al Congreso. Esto último ya generó la divergencia entre UCR y LLA en Corrientes, en donde gobierna Gustavo Valdés.
Argentina sigue siendo un desastre en casi todo
El peronismo, en su proceso de balcanización, está repartido por todas partes y es la convocatoria a lo que se llama "movimientos sociales" desde el cristinismo lo que intenta cuajar en una propuesta que reúna a las más diversas expresiones. Lo logrará con Sergio Massa, que ya se olvidó (por conveniencia personal también) de todo lo que dijo de La Cámpora y ahora suma a su partido, el Frente Renovador, a la campaña de CFK.
Pero no sucederá con el peronismo cordobés, que empieza a armar su propia ruta dentro del mapeo interno de la diáspora justicialista. Ni con otros que han empezado su metamorfosis hacia fuerzas muy locales o provinciales, con tal de no destetarse del Estado y rasguñar, aunque sea, una banca de concejal.
No hay que olvidarse que el PRO nacional nació nutriéndose de la misma fuente de dirigentes y lo es ahora LLA, por ejemplo, en territorio bonaerense, en donde brillan experonistas que se han vuelto exégetas de los hermanos Milei. Verticalistas al fin por la vía del "ADN", no les está molestando estar totalmente al servicio de la "Gran Hermana", a cambio de tener poder.
La pregunta es si con el balcón y la victimización será suficiente o no para concitar la atención de los que están hartos de todo, aun teniendo un pasado familiar, sentimental o laboral en el peronismo.
Y por otro lado, el interrogante en torno a su el enojo social que catapultó a Milei lo seguirá acompañando en forma contundente, o será representado por el más dramático de los escenarios: el ausentismo electoral, la nueva estrella que asomó en los últimos procesos electorales.