Bitcoin: ¿fundamento o burbuja?

El economista Sebastián Laza desarrolla las sospechas emergentes ante la sobrevaluación del Bitcoin en los últimos días

Sebastián Laza

Desde su creación en 2009 por el misterioso Satoshi Nakamoto, Bitcoin ha revolucionado el mundo financiero. Lo que comenzó como un experimento tecnológico, concebido para ser un sistema de intercambio descentralizado, hoy es un fenómeno global que divide opiniones

Algunos lo ven como el "oro digital", una reserva de valor que desafía a las monedas tradicionales, mientras que otros lo perciben como una burbuja especulativa, alimentada por la codicia y el miedo a quedarse fuera (FOMO). Esta última semana ha llegado a máximos históricos, cercanos a u$s 100 mil cada unidad, algo asombroso.

En esta nota, exploramos ambos lados del debate, analizando los factores que contribuyen a la volatilidad y el atractivo de Bitcoin, pero también examinando si tiene los fundamentos necesarios para sostener su valor a largo plazo.

1. Definiendo los conceptos clave

Una burbuja financiera ocurre cuando el precio de un activo se desvincula de su valor intrínseco, impulsado por expectativas poco realistas y especulación desmedida. Ejemplos históricos como la Tulipomanía del siglo XVII o la burbuja punto com a finales de los 90 nos muestran cómo la emoción colectiva puede inflar precios de manera insostenible.

Por otro lado, un activo con fundamentos sólidos se caracteriza por su capacidad de generar valor real. Esto puede provenir de su utilidad, demanda o generación de ingresos. En el caso de Bitcoin, la pregunta clave es: ¿es su precio un reflejo de valor intrínseco o de pura especulación?

2. Argumentos que sustentan la idea de una burbuja

  • Volatilidad extrema: Desde máximos históricos hasta desplomes dramáticos, Bitcoin ha mostrado fluctuaciones que superan por mucho las de activos tradicionales. Esto refuerza la percepción de que su precio está impulsado por especulación más que por fundamentos sólidos.
  • FOMO como motor de inversión: Este comportamiento ha sido un rasgo característico de burbujas pasadas. FOMO es un acrónimo en inglés que significa "Fear Of Missing Out", que se traduce al castellano como "miedo a perderse algo". Es una sensación de ansiedad o preocupación que surge al pensar que otros están disfrutando experiencias o beneficios de los que uno no está participando.
  • Desvinculación de aplicaciones prácticas: Aunque Bitcoin se propone como una forma de dinero digital, su uso como medio de intercambio sigue siendo limitado en comparación con su adopción como activo especulativo.

3. Argumentos que refuerzan los fundamentos

  • Escasez programada: Bitcoin tiene un suministro máximo de 21 millones de unidades, lo que lo hace comparable al oro como reserva de valor. La escasez, combinada con la creciente demanda, puede justificar parte de su valorización.
  • Adopción institucional: Empresas y fondos de inversión han comenzado a incluir Bitcoin en sus carteras, legitimando su uso como activo financiero.
  • Innovación tecnológica: La tecnología blockchain, que respalda a Bitcoin, tiene aplicaciones que van más allá de las criptomonedas, desde contratos inteligentes hasta gestión de cadenas de suministro.

4. Perspectiva conductual y psicológica

Desde la economía de la conducta, Bitcoin presenta un campo de estudio potente. Sesgos como la sobreconfianza y el efecto de arrastre (seguir a la multitud) juegan un papel clave en su mercado. Además, las redes sociales amplifican emociones como la euforia o el miedo, alimentando la volatilidad y la especulación.

5. Una visión hacia el futuro

El futuro de Bitcoin puede desarrollarse en varias direcciones:

  • Estabilización: Si su adopción crece y su volatilidad disminuye, podría consolidarse como una reserva de valor reconocida.

  • Caída drástica: Un cambio regulatorio o una pérdida de confianza masiva podrían provocar su desplome.

  • Integración masiva: Si se desarrolla como un sistema de pago global y supera barreras tecnológicas, podría redefinir cómo entendemos el dinero.

  • Para finalizar

Bitcoin tiene, a mi modo de entender, una combinación tanto de burbuja como de activo con fundamentos tecnológicos y financieros, aunque no en la misma proporción, le doy más ponderación a los buenos fundamentos. Su dualidad radica en que combina el entusiasmo propio de las innovaciones disruptivas con los riesgos de un mercado altamente emocional, pero lo primero es demasiado fuerte como para poner demasiado énfasis en lo segundo.

De esta forma, independientemente de si su precio se sostiene a futuro (hay que estar atentos al derrotero de las tasas de interés con Trump), Bitcoin ya ha dejado una marca indeleble en el mundo financiero, forzando a una reevaluación de cómo entendemos el dinero, el valor y la confianza para las décadas por venir.

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