Importaciones que potencien exportaciones

El presidente de la UCIM, Daniel Ariosto, plante la necesidad de que se faciliten importaciones que faciliten un mayor caudal de exportaciones. lo explica en esta nota.

Daniel Ariosto

La falta de importaciones afecta gravemente la producción y la exportación y "sin exportaciones el país no puede salir adelante", expresó el presidente de la CACyS, Mario Grinman.

La innumerable cantidad de trabas a las importaciones afecta gravemente nuestra estancada economía. Esto se traduce en falta de abastecimiento y precios altísimos en muchos rubros, pero también la imposibilidad de contar con insumos para la producción lo que impacta, de manera contundente en las exportaciones. Un claro ejemplo de esto es nuestra industria vitivinícola.

Nos hacen falta productos, insumos, repuestos y maquinarias (por solo mencionar algunos rubros) elementales para la producción. Muchas industrias necesitan importar productos, agregarles valor y de esa manera poder exportar. Es por eso que el no ingreso de algunos productos afecta, llamativamente, las ventas al exterior, lo cual dificulta el crecimiento de un país, que como Argentina necesita dólares.

Como muchos especialistas afirman, no tenemos dólares. El país necesita 5.000 millones de dólares mensuales para importar.

Los dos datos que entusiasman del balance exportador de Mendoza en 2021

Y debemos generarlos de una manera genuina. No a través de créditos que después nos cuesta devolver.

La carencia estructural de dólares en la Argentina va más allá de una situación de coyuntura. Es más bien una cuestión de tipo crónica y estructural.

Resumidamente, se puede decir que el ingreso de divisas genuinas proviene principalmente de las exportaciones y dentro de ellas, podemos hablar de exportaciones de tipo agropecuario y de tipo industrial

Las exportaciones con sesgo agropecuario, en su gran mayoría, de escaso valor agregado y muy vinculadas al sector primario, siguen la dinámica del mercado internacional a través del movimiento del precio internacional de los comodities, por lo que mejoras en el ingreso de divisas está determinado por esta dinámica. Esto es lo que nuestro país hace, principalmente.

Por otro lado, el sector industrial argentino, gran demandante de mano de obra y con fuerte carga de insumos y bienes de capital importados, tiene la característica de producir bienes para un mercado doméstico muy pequeño. Es el que necesitamos estimular y poner en marcha, si queremos potenciar a nuestro país.

Pero, si tenemos en cuenta que los precios en el mercado doméstico de bienes industriales están formados por los costos de producción altísimos -salarios, insumos nacionales e importados, capital de trabajo - concluiremos que nuestros precios son superiores a los internacionales, en la mayoría de las cadenas productivas, con lo cual, la capacidad de colocar estos productos en el mercado internacional es improbable, al menos en el corto plazo. Además, tengamos en cuenta que el nivel de producción es determinado por la demanda, es decir, por el tamaño del mercado interno que, a su vez, es determinado por la masa salarial.

La chatura exportadora de Mendoza, en comparación con la zona líder

Una situación ideal de desarrollo de sector industrial, implicaría generar cambios económicos e institucionales que pueda inducir saltos de productividad, la posibilidad de ser más competitivos, bajar los costos y tender a una convergencia entre los precios y costos locales hacia el nivel internacional. Estos factores promoverían la exportación de productos de manufactura local.

Pero como está configurada la economía del país, tenemos el techo que impone la restricción externa. ¿Cómo funciona este fenómeno?

El crecimiento económico de los países con estructuras económicas como el nuestro, trae aparejado un déficit en la balanza comercial, es decir, para aumentar la producción industrial es necesario importar bienes de capital e insumos. Diferentes estudios han determinado que, por cada punto porcentual de crecimiento que se quiera lograr, las importaciones (debido a la estructura de producción industrial que tiene el país) lo hacen en 3%. Sin embargo, las exportaciones no siguen ese mismo ritmo, con lo cual lo que importamos crece a un ritmo mayor de lo que exportamos, lo que acelera la salida de dólares.

Por otro lado, culturalmente, los argentinos tenemos la costumbre de atesorar ahorros en la moneda estadounidense. Esto se debe no a factores culturales, ni a una preferencia deliberada por la divisa, sino por la sucesión de décadas en las cuales el que apostó a la moneda nacional vio cómo sus ahorros se licuaban, mientras quien lo hizo por una divisa internacional o activos valuados en dólares -como inmuebles- tuvieron una rentabilidad de largo plazo positiva. Suena lógico, entonces, que en el inconsciente colectivo resuene "si querés cuidar tus ahorros, compra dólares".

De acuerdo a lo expuesto, la salida de divisas en el país, es significativamente mayor a la entrada de recursos genuinos y evidentemente, el abordaje de este fenómeno que le pone techo al crecimiento requiere de una mirada integral de la estructura productiva del país.

En 2014, exportamos 78.000 millones de dólares, 42% más que en 2020. Pero esta cifra estuvo por debajo de la de 2011. Es decir que en 10 años, perdimos 5.000 millones en exportaciones.

Sin dudas, como UCIM manifiesta desde hace un tiempo, la única salida de nuestro país, son ingresos sólidos productos del comercio exterior y para eso, en coincidencia con el citado Grinman pensamos que sin discusiones, el país debe comenzar a generar un clima pro negocios.

Esto significa facilitar las importaciones para generar más exportaciones, disminuir la presión tributaria, disminuir la burocracia, bajar el costo argentino, mejorar los temas de logística, reformular el empleo, mejorar las condiciones de seguridad jurídica, problemas con los sindicatos y una larga lista de etc. Quizá en un futuro se podría equilibrar la balanza, con menos importaciones y más producción local. Para todo eso, es indispensable, estimular la creación de empresas y su crecimiento, como base de una economía genuina que nos permita salir adelante.

Necesitamos hacer las cosas de distinta forma. "Dejar de lado cuestiones ideológicas, ser más pragmáticos" dice Grinman.

Insistimos, la clase política está alejada de los ciudadanos, está alejada de los empresarios. Si no se generan las condiciones adecuadas, no hay empresas, las únicas que pueden crear empleo de calidad, en blanco y las responsables, en definitiva, de generar riqueza.

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