Las Heras y San Carlos: cómo Cambia Mendoza les pone el cascabel a los gatos

La rebeldía de Daniel Orozco es incomprendida y calificada de artera por una parte de Cambia Mendoza. También preocupa San Carlos y su impulso a los activistas "anti todo" que atacan al Gobierno provincial.

La actitud del intendente de Las Heras, Daniel Orozco, de impedir sin aviso previo el ingreso de camiones que llegaban de otros departamentos del Gran Mendoza a depositar los residuos en el predio que está ubicado en el municipio que gobierna, rompió un límite, según reconocen en el espacio político gobernante. 

Igualmente, más allá de lo ocurrido semanas atrás, Orozco ya venía siendo medido por sus filtraciones de datos en reuniones de gobierno y su actitud de "cortarse solo", algo que generó molestia desde el primer año de gobierno, cuando en 2016 lanzó unilateralmente un ostentoso bono de fin de año a sus empleados municipales, poniendo en una situación incómoda a sus colegas radicales. Miran, por todo ello, a su mentor, Julio Cobos, y se preocupan por lo que no dudan en calificar como "un populismo ajeno a los preceptos de la UCR" que incluyó en 2019 un pase a planta de cientos de empleados sin concurso previo.

Sin embargo, insisten en contenerlo, como lo hacen con la gente de Jorge Difonso en San Carlos, para pluralizar (si es que el verbo existe) la fuerza gobernante. No lo admiten, pero tienen temor que al perderlos se sumen a uno de los tantos pequeños sectores que no logran cuajar en el electorado pero que, juntos podrían subir escalones en las elecciones legislativas de 2021 apuntalados en el miedo difundido en las redes sociales en torno a temas de conversación cotidiana, como el agua pura y su posible/imposible contaminación.

La tarea le queda ardiendo en las manos al nuevo presidente de la UCR, Tadeo García Zalazar, a quien le toca coordinar Cambia Mendoza. El intendente de Godoy Cruz, sin embargo, no muestra temores al respecto y valora las posiciones encontradas y a los jefes comunales díscolos de San Carlos y Las Heras. "Nos une la gestión", le dijo a Memo antes de asumir en su cargo partidario, y prometió abrir una escuela de formación política que incluya a todos los partidos/partiditos del oficialismo.

Así, el radicalismo mendocino empieza a sumar una nueva característica que aspira a que lo impulse como una "máquina de gobernar": una actitud movimentista, que ha sido más propia en la historia del peronismo, pero que en el mundo comienza a ser una costumbre cotidiana, como es esto de cambiar de nombre en cada elección, más sensorial y, si se quiere, más instagramers a la vista de todos que rosqueros.

Mientras tanto, piensan cómo satisfacer el afán de protagonismo de un Orozco montado en un caballo de populismo y cómo darle lugar en un esquema de gobierno que -aseguran los radicales- pretende generar producción y recursos en una provincia de economía achatada y con una negación a ampliar la matriz productiva a la minería, con un municipio como Las Heras que -como lo mostró Memo en un informe- sin el aporte del resto de la provincia no sería sustentable por sí solo.

Preocupados por la "asfixia" que los municipios radicales sienten (prematuramente, a 60 días del cambio de gobierno) de parte de la Casa Rosada, suman ahora el frente interno que incomoda y que, de cumplirse las profecías de las redes que impulsan movilizaciones, incomodará una vez más en las fiestas vendimiales.

Resta saber si habrá fuerza o ingenio para ponerle el cascabel a los gatos que, encerrados, se lanzan con sus garras contra los propios, infringiéndoles un daño visible.

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