Más que un Ministerio de la Mujer, Género y Diversidad

"¿Es mejor que nada? Si ¿Es un cambio grande y que beneficiará a la sociedad? Si. Pero la oportunidad de generar un impacto verdadero en el tema constituyendo el primer gabinete igualitario de Latinoamérica se perdió".

Emiliana Lilloy

En ocasión de cubrir la marcha del 25 de noviembre un periodista de un canal nacional se mostraba muy ofuscado e iracundo porque en el discurso de cierre se habían tocado temas de política y se habían hecho reclamos sobre la economía al presidente. Así la marcha pierde su esencia y sentido, decía. "Las mujeres tienen que hablar de temas de mujeres, de aborto, femicidio, violencia en todo caso, pero no tienen por qué mezclar estos reclamos y meterse con cuestiones de política que no tienen nada que ver con el movimiento de mujeres".

Esta idea aún subsiste en la mentalidad de muchas personas. El mecanismo mental que nos hace pensar que las mujeres sólo podemos hablar de temas como la maternidad, la crianza los hijos o la violencia de género, es el mismo que considera que las mujeres somos las encargadas del hogar, que no servimos para ocupar cargos públicos, que la administración del estado corresponde a los varones y finalmente, que somos las mujeres las que tenemos que resolver el tema de la violencia que los varones ejercen sobre nosotras. Este es el pensamiento o la ideología del patriarcado.

Con esto no queremos decir que no exista en efecto un mundo distinto del mundo de los varones o masculinidades, un conjunto de derechos y necesidades que hemos tenido que conquistar y visibilizar las mujeres o feminidades. Pero aquí no se agota ni acaba nuestra participación en la construcción de nuestra ciudadanía, porque como sabemos (y asumimos como sociedad hace poco tiempo) las mujeres también somos seres humanos y por lo tanto personas.

Es desde ese mecanismo de pensamiento que consideró al varón como centro del universo y a la mujer como puesta allí a su servicio para acompañarle y obedecerle (como rezaba hasta hace poco la formula matrimonial y nuestras leyes civiles) que hoy nos contentamos y nos parece muy normal cuando vemos un suplemento "mujeres" en diarios de prestigio. -¡Como hemos avanzado! dicen algunas/os. Es ese mecanismo que considera al hombre como lo central, lo neutro, lo objetivo. El mismo que por oposición considera a la mujer lo excepcional, lo secundario, lo subalterno, lo específico, y por lo tanto, la voz femenina no se encuentra en el centro, en la columna vertebral del pensamiento o de lo que queremos comunicar, sino en un suplemento especial, específico, excepcional que reza "aquí la voz de las mujeres, la voz de lo que no es central, la voz que muestra un pensamiento de mujer"

Este fenómeno se reproduce constantemente en todos los espacios. En la prensa local por ejemplo, observe quien lee, cuántas columnistas centrales mujeres hay. En los espacios políticos y gremiales se han proliferado las "oficinas de la mujer", "las ramas femeninas de los partidos", las direcciones u organismo del estado dedicadas a "temas de mujeres" etc, todas estructuras que si bien fueron pensadas estratégicamente por mujeres para fortalecernos, nos terminan por aislar al no encontrar respuesta ni voluntad política en los espacios centrales cuando vamos a reclamar participación o implementación de medidas o políticas públicas.

En este sentido, nadie que milite los derechos de las mujeres o algún feminismo (sea cual sea la línea partidaria que tenga o la afinidad con alguno u otro partido) puede negar que se ilusionó con la llegada de este gobierno nacional. Esto al menos en lo que respecta a este tema concreto: la igualdad y el reconocimiento del poder y derechos de las mujeres. Sobre todo porque fue uno de los argumentos fuertes de la campaña, pero también porque sabemos que tiene en sus cuadros técnicos y profesionales a mujeres expertas en los distintos ámbitos de la realidad de mucha trayectoria y experiencia.

En Finlandia recientemente la nueva presidenta constituyó su gabinete con 12 mujeres y 7 hombres. La mitad del Gabinete de Macron en Francia también está constituido por mujeres. Es verdad que tampoco esperábamos esto (más allá de las promesas, la constante presencia del pañuelo verde y el incansable intento de nombrar a las mujeres en el discurso) pero hacerlo no hubiera sido siquiera un acto heroico (hay muchos antecedentes) No, no esperábamos tanto, pero sí algo más que esto: nuestro gobierno nacional sólo puso 4 de 21 ministerios en cabeza de mujeres y como cuando a las mujeres nos dan el suplemento especial, el gobierno nos otorgó un ministerio específico de la mujer, género y diversidad.

Así, se volvió a reproducir la idea simbólica de que el gobierno central o de la cosa pública corresponde a los varones porque ellos son los que tienen el poder y ellos son los que saben de temas duros e importantes para la sociedad toda.

Muchas personas dirán que esto es "mucho mejor" que lo que teníamos antes. Y es verdad. Hoy con este Ministerio podremos proponer y llevar a cabo políticas públicas, y en este sentido esperamos con tanta ilusión como esperábamos las designaciones, que el mismo sea dotado de un buen presupuesto para trabajar.

¿Es mejor que nada? Si ¿Es un cambio grande y que beneficiará a la sociedad? Si. Pero la oportunidad de generar un impacto verdadero en el tema constituyendo el primer gabinete igualitario de Latinoamérica se perdió. El gobierno se perdió de enviar la idea o símbolo de la igualdad, la imagen social de que las mujeres y hombres construimos un mundo a la par, lo consensuamos, lo creamos en equipo. Se perdió también la oportunidad de romper con la imagen que ven cada día niños niñas y adolescentes, que les dice que el mundo es gobernado por hombres y que la mujer siempre es una subalterna, imagen que reproducirán por el resto de sus vidas y que es la matriz que alimenta la violencia de género.

Crear un Ministerio de la mujer o de la igualdad es algo muy positivo. Lo es también que el gobierno nacional manifieste su voluntad política de cumplir las leyes y reconocer los derechos de las mujeres o las personas con capacidad de gestar como lo hizo recientemente con la aprobación del protocolo ILE. Pero no es suficiente, menos aún si en el discurso nuestro presidente se comprometió a la igualdad y al reconocimiento de los derechos de las mujeres. ¿Se puede entonces prometer la igualdad si quien tiene el poder de llevarla a cabo y propiciarla no lo hace? En efecto, las mujeres no necesitamos un Ministerio de la Mujer, necesitamos además, que si se van a crear 21 Ministerios, participar y dirigir al menos 10 u 11 de ellos. Así y sólo así, se estaría dando cumplimiento a la efectiva igualdad.

Emiliana Lilloy-Abogada

Directora de la Diplomatura en Género e Igualdad

 Vicepresidenta de la Comisión de Género-Colegio de Abogados de Mendoza

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