Libros y música
Una nueva columna de Nené Ramallo que nos sumerge en un mar de conocimientos.
Cuando usamos los vocablos ‘libro' y ‘música', no estamos necesariamente aludiendo a los significados habituales de estos términos. Y lo hacemos utilizando locuciones a veces de uso común y otras de uso esporádico. Veamos algunas.
Nos agrada tener, antes de dormir, un buen momento de lectura: así, decimos que nos acompaña un ‘libro de cabecera', con lo cual indicamos no solo que hemos escogido nuestro libro de preferencia sino que, además, aludimos al que tenemos a disposición, sobre la mesa de luz, para deleitarnos con su lectura.
En la Argentina, más específicamente en Mendoza, se habla de ‘libreta o boletín de calificaciones' que recoge los resultados obtenidos por el alumno en cada curso; el diccionario registra este mismo hecho con la expresión ‘libro de escolaridad'; por su parte, hablar de ‘libro de familia' es hacer mención del que contiene los datos familiares referentes al estado civil del matrimonio y de sus hijos.
En la actualidad, se ha añadido a los modos de lectura tradicionales el que proviene del ebook o ‘libro electrónico', diseñado con un formato que permite su lectura en la pantalla de un dispositivo como la computadora, la tableta o el celular.
Escuchamos que, al narrar un hecho, alguien menciona que otra persona ‘cantó a libro abierto': esa locución verbal indica que se ha interpretado de repente una composición musical: "De golpe, el grupo comenzó a cantar a cielo abierto ese conocido himno". Y, si estoy describiendo la conducta o la obra de una persona y las quiero pintar como perfectas y acabadas en todos sus detalles, diré que ella ‘es de libro': "Te va a encantar el nuevo diseño porque es de libro".
Cuando una persona se expresa con absoluta corrección, con elegancia y autoridad, se dice de ella que ‘habla como un libro': "Tenía fascinado al auditorio porque hablaba como un libro". Para describir algunas conductas, también se acude al vocablo ‘libro' en dos locuciones diferentes: ‘hacer alguien libro nuevo' y ‘meterse alguien en libros de caballería'; con la primera, se quiere indicar que una persona empieza a corregir sus defectos o malas costumbres, o que comienza algo de nuevo, con la idea de mejorarlo: "Va cambiando sus malos hábitos y está haciendo un libro nuevo". Con la segunda, en cambio, se desea indicar que alguien no debe mezclarse en lo que no le importa o donde no lo llaman: "Esto no le incumbe, por favor, no se meta en libros de caballería". Una idea similar queda encerrada en la locución verbal ‘no estar una materia en los libros de alguien' ya que, con ella, se señala que una conducta o una opinión de alguien son ajenos a su manera de pensar u obrar: "Me extrañó su proceder de ese día pues no estaba esa materia en sus libros".
Irónicamente o, por lo menos, con actitud crítica, se usa la locución ‘no ser menester ningún libro para algo' al describir el accionar de una persona: "Vamos, que esa actitud suya es espontánea y no es menester ningún libro para adoptarla".
Si utilizamos la frase ‘quemar alguien sus libros' no debemos interpretarla en sentido literal, sino que habremos querido señalar que una persona se esfuerza para expresar su opinión o para contrariar la ajena: "Fue muy valiente pues, ante un público totalmente adverso, fue capaz de quemar sus libros".
El adjetivo que le corresponde a ‘libro' es ‘libresco', que puede tener un valor neutro, señalando lo que es propio del libro o lo que proviene de su lectura, como al decir "En la feria, vimos el mundo libresco en todo su esplendor"; pero, a veces, puede connotar ironía, con valor despectivo: "Su opinión no tiene un fundamento empírico sino que es meramente libresca".
Con el vocablo ‘música', nos va a ocurrir algo similar: hay frases hechas que connotan distintos usos de la música en la vida cotidiana. Así, hablar de ‘música armónica' (o harmónica) es hablar de música vocal, esto es, de aquella compuesta para voces solas o acompañadas de instrumentos: "Asistiremos a un concierto de música vocal contemporánea". Si, en forma coloquial, se habla de ‘música ratonera' se está haciendo mención de aquella que es mala, ya porque es producida por malas voces, ya porque los instrumentos están desafinados.
Existe la expresión coloquial ‘con buena música se viene', que se utiliza para reprobar a quien pide una impertinencia o algo que no da gusto a la persona de quien se solicita: "Entonces, me dije ‘con buena música se viene' cuando me di cuenta del tema que había solicitado".
Todos hemos oído de alguien que se fue ‘con la música a otra parte'; con ello queremos significar que vamos a despedir a esa persona que resulta molesta con sus impertinencias: "Harta ya de sus groserías, le dije sin contemplaciones que se fuera con la música a otra parte".
Irónica y despectiva resulta la locución ‘dar música a un sordo' porque indica el carácter de infructuoso de un esfuerzo cuando no sirve para persuadir a alguien de algo: "No procure convencer a su padre acerca de ese proyecto porque es como dar música a un sordo".
Resulta muy triste no poder exteriorizar emociones, como tristeza, cólera, dolor, inquietud, aparentando exteriormente serenidad y estado tranquilo: en esos casos, se puede decir que "la procesión anda por dentro" o su equivalente, que "la música va por dentro".
A veces, encontramos que no se entiende o no se tiene en cuenta aquello que no se quiere oír: aplicamos, en ese caso, la locución ‘no entender la música': "Era inútil plantearle mi problema porque ella no entendía mi música".
¿Y la frase ‘música de fondo'? Es aquella usada para ambientar un lugar o una escena, pero que no es escuchada con atención. Y hablar de ‘música celestial' no es aludir a la que proviene del cielo, sino que se connota que se oyen palabras elegantes y promesas vanas, sin sustancia ni utilidad: "Se trataron de meras estrategias de la campaña, una música celestial que no llegó a concretarse".