Los dólares y la inflación siguen acechando a la economía argentina

Si bien la semana estuvo teñida de temas políticos, la economía siguió con su dinámica, donde el dólar y la inflación son protagonistas

Rodolfo Cavagnaro

La idea de comprar títulos públicos por us$ 1.000 millones no tuvo el consenso que el ministro esperaba, aunque algo subieron los precios de los bonos en el mercado. Esto buscaba, por una parte, ponerles un techo a los dólares financieros aportando dólares del BCRA. Dado que las reservas son magras y que, además, esta semana tienen vencimientos de deuda y deben hacerle pagos al FMI por us$ 1.200 millones, el panorama no es bueno.

Por esta razón están pensando en la posibilidad de organizar un préstamo con bancos privados por unos us$ 2.500 millones para engrosar reservas, pero también para proveerles a los importadores, que ya están en fase crítica. El tema se nota en la dinámica de la economía. Esta semana se conoció el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) y arrojó una nueva caída del 0,7% en noviembre, comparado con el mes anterior, que se suma al 0,2% de setiembre y el 0,3% de octubre. El retroceso es claro y están impactando las restricciones a las importaciones.

La suba constante en el valor de los dólares financieros está preocupando, pero miran muy de cerca el blue, que es el que más impacta en la opinión pública. Este dólar ya aumentó un 12% en enero, superó los $386 y se dirige firme hacia el objetivo de $400. Esto es lo que quieren frenar y por eso están preocupados por los vencimientos de deuda en pesos que operan en los próximos días. Hay vencimientos por $106.000 millones y, suponiendo que se consiga renovar todo, hay que pagar intereses y se teme que esos pesos vayan a presionar al dólar.

A pesar de todo, el BCRA ha mantenido más lento el ritmo de devaluación, pero no ha conseguido el objetivo de frenar la inflación, Así todo, lo que ha conseguido es que la brecha entre los tipos de cambio sea del 107% y eso sí puede ser una causal que empuje a los dólares paralelos y la misma inflación.

El frente cambiario está en un punto crítico. A medida que avanzan los días el mercado está convencido que Massa deberá convalidar una devaluación, aunque sea moderada, para darle más realidad al tipo de cambio oficial. En la medida que la brecha cambiaria entre el oficial y el blue se mantenga por encima del 100%, los riesgos de una disparada del mercado son mayores y esa sería una situación más grave que si el Gobierno toma la iniciativa.

También es critica la situación de las reservas. Entre algunas divisas entregadas a pocos importadores y el pago de obligaciones, el mes está terminando con saldo negativo, es decir, disminuyeron las reservas, que son muy magras. Por esto es que Massa ya está imaginando un Plan soja 3, para mediados de año, en su objetico de llegar, aunque sea con muletas, pero sin ceder a las presiones devaluatorias, aunque el atraso del tipo de cambio también le complica el ingreso de divisas por exportaciones.

La presión inflacionaria

Enero arrancó con una proyección del 5% en el IPC, superando las pautas oficiales y el objetivo del ministro Massa de terminar con un 3% mensual y un acumulado no mayor del 60%. Este mes están influyendo varios rubros, incluyendo combustibles y alimentos que se escapan de la pauta establecida en Precios Justos.

No obstante, venían relativamente cómodos porque en el segundo semestre la carne casi ni había aumentado, pero en la última semana comenzó a aumentar el ganado en pie en Liniers y de $350 pasó a $400 el kilo vivo. Esto representó un 15%, que se sumó a los problemas de sequías y a los aumentos de los combustibles.

El problema es que la carne tiene una fuerte ponderación en los índices de precios. Los precios al público aumentaron un 15% y se anuncian nuevos aumentos en la próxima semana. Un 30% acumulado, como mínimo, le pegará muy fuerte a los índices de febrero y trae un efecto cascada que se proyecta a los meses siguientes. En esa inercia es probables que se suban otros productos, más las subas de los estacionales. En febrero ya comienzan a sentirse los efectos de los precios de educación, en los cuales se incluyen desde los cuadernos hasta las cuotas de colegios privados.

En Argentina el mercado del dólar blue y la inflación se manejan como vasos comunicantes. La brecha entre el dólar oficial y el paralelo es una explicación de las presiones inflacionarias. Es que, además, muchas empresas debieron tomar créditos o recurrir al mercado informal para conseguir la divisas para pagar sus importaciones. Por esta situación, los valores del dólar paralelo se incorporaron a las estructuras de costos de las empresas.

Lo cierto es que estos aumentos se van a juntar con los incrementos de tarifas de agua, luz y gas, sumado a los previstos en los combustibles, que tendrán otro reajuste no avisado al autorizarse un aumento en el precio de los biocombustibles con el que se cortan tanto la nafta como el gasoil.

De esta manera la dinámica inflacionaria va tomando ritmo porque el mercado no le cree a los Precios Justos y están vendo la cantidad de moneda que hay en el mercado. Incluso, el Tesoro tuvo que subir las tasas por la renovación de bonos, mientras el BCRA mantuvo las tasas de los ahorristas en 75% anual.

Massa quiere sacar pesos del mercado para los excedentes no se vayan al dólar paralelo o a precios y ve que es cada día más difícil conseguir sus objetivos, por más que haya acordado con camioneros y grupos piqueteros el control de precios. Incluso, acaba de formar una ampliación presupuestaria para asignarle al ministro Tombolini unos $2400 millones de pesos para reforzar la tarea de control de precios.

El dólar y la inflación le juegan a las escondidas al ministro Massa. Y, por ahora, le van ganando

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