Normalizar las barbaridades
Darío Lopérfido se dirige a los que se escandalizan por el maltrato del Gobierno en las redes y recuerda que el kirchnerismo fue mucho peor.
Tantos años de kirchnerismo han conseguido que cosas que son barbaridades se hayan normalizado. Lo curioso es que muchas de esas barbaridades la repitan personas que no provienen del kirchnerismo. Los dirigentes radicales de la ciudad de Buenos Aires son un ejemplo de eso: se parecen más a los kirchneristas que a los sectores republicanos.
El vicerrector de la UBA y diputado Emiliano Yacobitti dijo que los egresados de la UBA tienen que tener un perfil ideológico determinado. Para decirlo fácil, sugirió que tenían que pensar como él. Solo en concepciones totalitarias (nazis, stalinistas, etc) podemos encontrar conductas y declaraciones como la de Yacobitti. No le alcanzaba con ser corrupto al vicerrector, necesitaba mostrar que tiene pensamientos totalitarios. Todo lo que está mal en la política lo representa esta clase de gente que, están colonizados intelectualmente por el kirchnerismo.
Otra naturalización brutal de barbaridades es que los militantes K y de la izquierda creen que los niños tienen que seguir sus espantosos postulados políticos y por eso los llevan a manifestaciones donde, saben, habrá violencia, ya que muchos de los que asisten van con esa idea previa.
Hay padres que piensan que sus estúpidas concepciones militantes están por encima de algo tan elemental y obvio como que los padres deben cuidar a sus hijos. El kirchnerismo hizo eso. Años viendo esas escenas y a muchos justificadores de barbaridades hablando tonterías frente a algo tan abrumadoramente claro. Los que van a ese tipo de marchas no les interesa el motivo. La situación de los jubilados es espantosa, pero los kirchneristas no tienen ninguna autoridad moral para hablar del tema.
Fue CFK la que vetó en 82 por ciento móvil para los jubilados. Kirchner fue el que (asesorado por el delincuente de Boudou) nos robó a todos los que habíamos optado por la jubilación privada y CFK perjudicó a todos los que habían aportado toda la vida jubilando a los que nunca habían aportado en lugar de darles un plan social. También usaron los fondos de ANSES para todas sus espantosas ideas "militantes". El sistema previsional está quebrado y los responsables de su quiebra son los kirchneristas. Ahora el gobierno debe empeñarse en encontrarle algún tipo de mejora a esa situación, pero debemos siempre recordarles a los K el desastre que hicieron y dejaron.
Los corruptos sindicalistas de Aerolíneas hacen paros salvajes porque la empresa les sacó los asientos en business que no pagaban. Un montón de idiotas creen que es normal que la gente no pueda volar y repiten como zombis que "hay que defender la aerolínea de bandera". Esas frases vacías son justificaciones del comportamiento delincuencial. No les importa la pobre gente que padece las acciones mafiosas de los sindicalistas. Su estupidez militante está por encima de la realidad.
Hay que defender a este gobierno por lo bueno que hace y criticarlo por sus modos. Desafortunadamente la combinación de gobierno reformista y buenos modos murió en la Argentina el día que muchos argentinos eligieron la fórmula Alberto Fernández- CFK sobre Mauricio Macri. El día que la mayoría de argentinos eligió sabiendo que se trataba de una organización delictiva. La idea de país normal murió ese día. Ahora hay que lidiar con las cenizas de esa chance de país normal y apoyar las reformas porque siempre está bien que el poder enfrente a los delincuentes que viven en los pliegues de un Estado enfermo de corrupción. Pero el suicidio argentino hizo que en 4 años el país, que seguía con problemas, se hundiera en la indignidad y la decadencia. Cuando un país le entrega 20 años a una fuerza política nefasta se expone a un camino largo y doloroso. Esto es la herencia de esa decisión nefasta.
Hay muchos periodistas quejándose de los ataques en redes sociales y comparando a esos ataques con 678 y todas las barbaridades kirchneristas. Muchos de esos periodistas son buenos profesionales y otros han sido cómplices de los K y se dedicaron a limar al gobierno de Macri y a tratar de estadista al impresentable de Alberto Fernández. El consejo que les daría es que dejen de lloriquear por lo que pasa en las redes sociales. Tienen que discutir o directamente no tener redes. Comparar lo que les pasa en redes con lo que hacían los K es una paparruchada y muestra una notable endeblez intelectual. Los K escrachaban gente en 678, hacían juicios a periodistas en Plaza de Mayo, bloqueaban la salida de los periódicos, les pegaban a periodistas en las manifestaciones y les mandaban la AFIP a los que pensaban distinto.
Lloriquear ahora porque te discuten en redes es un poco indigno y mentir en la comparación con los K es aún más indigno. Si eran más felices sin redes sociales dejen las redes sociales, pero quedar en ridículo hablando de violencia por unos tweets en contra da un poco de vergüenza ajena.
Amigos periodistas: recuperen su centro y eviten el ridículo.