La resurrección de la normalidad: ¿Deja vú o TMAP?

En términos económico ¿ésta película ya la vivimos o todo marcha de acuerdo al plan?

Hernán Bitar

El fin del cepo cambiario, el sostenido superávit fiscal y el riesgo país por debajo de los 1000 puntos básicos, asusta a los que dicen "esta película ya la ví" y alienta a los que dicen que "todo marcha de acuerdo al plan".

Más que resistencia al cambio, algunos sectores prefirieron durante la última semana criticar al presidente y a los "Caputo boys" por haber celebrado un nuevo acuerdo con el FMI y el Banco Mundial y a la postre, haber terminado con el cepo, después de 6 años de aberración cambiaria y distorsiones inexplicables.

¿Será que vivir constantemente en crisis y con controles hacia las libertades individuales es mejor que la aparente normalidad que ofrecen los libertarios? ¿O será que temen seguir perdiendo cultores del relato? Los posteos bajo el título "CHE MILEI", de la expresidente pronosticadora, ya no parecen surtir tanto efecto ni aportar precisiones a la economía real.

La resurrección de la normalidad: ¿Deja vú o TMAP?

De todas formas y pese al esfuerzo de la administración pública nacional y algunas provinciales por restablecer el orden económico, muchos no parecen estar conformes y siguen escépticos a la hora de ponderar algunos resultados, tras 18 meses de administración libertaria

¿Será que estos últimos, prefieren comprar billetes verdes de dudosa procedencia en galerías oscuras, o pasillos que llevan a lujosas oficinas donde nunca parece ser de día?

¿Será que prefieren manejarse en efectivo, resistiendo también al avance de las billeteras virtuales y el escrutinio de los entes recaudadores? ¿Será que la "normalidad" para ellos sea pedir "Estado presente", pero darle la espalda a financiarlo?

¿O será que sencillamente sus "emprendimientos", al final de la cuenta no son tan eficientes o competitivos y con una inflación desbocada se les simplificaba la posibilidad de especular y transferir costos a los consumidores a diestra y siniestra?

¿Será que prefieren vivir con lo nuestro, en una economía cada vez más chica y menos competitiva? ¿Será mejor para ellos participar del 0,3% del comercio mundial, que casi del 3% hace un siglo atrás?

Quizás su "normalidad", sea que un presidente acuse a un jubilado por cadena nacional por haber impulsado un acción de amparo, buscando defender sus libertades individuales y así acceder a dólares en el mercado cambiario.

Quizá entiendan por "normalidad" que el derecho a viajar colisione con la generación de puestos de trabajo, como dijo alguna vez la ministra de economía, Silvina Batakis.

No hay pruebas, pero tampoco dudas de que deben ser los mismos cultores de la normalidad hipotecaria por sorteo. Esa "normalidad" en la que llegar al sueño de la casa propia dependía más de un sorteo de Lotería Nacional.

Una normalidad también, que le dio protagonismo a cooperativas que lejos de concretar los programas nacionales de viviendas, se dedicaron a lograr el "sueño compartido" de sus propios fundadores de enriquecerse sin entregar en muchos casos ni los cimientos de lo que debió ser un hogar.

Sin embargo, la "resurrección de la normalidad" o "deja vú" también se discute por la velocidad de los cambios en el modelo económico y el coraje de un gobierno para impulsarlos y eventualmente conseguirlos.

La "normalidad" entre 2017 y 2018 era discutir por "gradualismo o shock". Sin embargo, la apuesta del por entonces presidente Mauricio Macri, sobre la primera opción, puede dar fe de su posterior fracaso.

Esa normalidad se agrava al notar que con los mismos intérpretes económicos que Milei (Luis Caputo y Federico Sturzenegger) y con un crédito del FMI aún mayor al suscripto hace una semana, el por entonces presidente eligió el camino menos doloroso: apuntaló subsidios, no corrigió el déficit fiscal y por falta de dólares, pavimentó el camino a la vuelta del cepo cambiario, ya en versión albertista.

¿El resultado? Mauricio Macri se transformó en el primer presidente en ejercicio en Argentina en perder la reelección para un segundo mandato.

Si en la nueva normalidad mileísta, "todo marcha de acuerdo al plan", cuando concluya el primer mandato del actual presidente, comprar y vender dólares no tendrá que estar prohibido por home banking; acceder a una vivienda sólo  dependerá del nivel de ingresos y de la competencia de bancos por ofrecer mejores condiciones y tasas; y el Estado en todos sus niveles, jamás podrá gastar o endeudarse por encima de los recursos propios o que pueda generar.

En la próxima temporada alta de la política, es decir en las próximas elecciones legislativas, también se votará por "la resurrección de la normalidad" o la vuelta de los "espejismos".

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