Vuelta de página a la doctrina del "Mejor, no hagamos nada" en la UNCUYO

La decisión del Rectorado de poner parámetros claros a la discusión con los gremios ahora sí considera el perjuicio que se estaba produciendo a los alumnos. Un cambio rotundo en la Universidad que además revela que la anterior gestión mintió una y mil veces.

La nueva rectora de la UNCUYO está dando una batalla que además de contener elementos prácticos, representa un cambio cultural: vencer la doctrina del "Mejor, no hagamos nada" que se impuso en los últimos años de gestión. Si bien se trata del mismo grupo político, la diferencia de encarar la cuestión del dictado de clases y los paros eternos, es sustancial.

Esther Sánchez, de ella hablamos, desmiente en los hechos a Daniel Pizzi. El actual equipo está dejando en claro que las anteriores autoridades mintieron rotundamente cuando sostuvo una y mil veces que "no se puede descontar los días de huelga", aduciendo falsos argumentos legales sobre los que -vaya el mea culpa de los medios- nadie indagó demasiado, por confianza o fiaca, y se aceptó como verdad. 

El "Mejor, no hagamos nada" -que no es una doctrina exclusiva de la UNCUYO, por cierto, y que ha logrado expandirse a otros ámbitos- ha hecho mucho daño. No se trata solamente de una idea que sus autores creen como "genial" para flotar como corchos a lo largo del tiempo en cargos financiados con el erario público y gozar de los beneficios y privilegios de permanecer y tener en un puño las decisiones (e indecisiones). Es básicamente una forma de estancar en el tiempo a las instituciones en que se impone, de modo tal de que el futuro les pase por un costado.

En el caso de nuestra Universidad, se constituyó una casta que prefirió no enfrentarse con las situaciones críticas, algo que les sirvió a sus protagonistas, pero no a la comunidad universitaria: sus colegios se fueron degradando, perdiendo una posición de prestigio que pocos otros habían conseguido a lo largo del tiempo. No tener clases es lo peor que puede ofrecer un área educativa: para eso está. En su lugar, se la comprendió como una bolsa de empleo, tanto para los docentes como para sus altos funcionarios que pusieron por delante del servicio educativo su propia continuidad, sin ceder nada, sin comprender su rol.

La decisión del Rectorado de descontar los días de clases no desconoce el derecho de huelga, sino que lo pone en su lugar. Tampoco se trata de la imposición de un elemento que tiene como herramienta el gobierno provincial, como es el "ítem aula", ya que no representa lo mismo. Pero es un paso fundamental para que el diálogo se de caminando hacia adelante, y no desde las reposeras del poder, como se ha hecho hasta ahora por parte de funcionarios y sindicalistas.

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