Tengo sentimiento de culpa

El Dr. Eduardo Da Viá y una reflexion a fondo sobre el peronismo, sus mutaciones y características, a la luz de su transcurrir histórico, pero además, con su última líder en prisión domiciliaria.

Eduardo Da Viá

Sí, realmente experimento sentimiento de culpa, muy grave en mi caso por cuanto yo introduje en mi escrito anterior el concepto de NEGACIÓN, como mecanismo de defensa del yo.

Me refiero a mi actitud frente a los hechos que a diario se suceden en la ciudad de Buenos Aires, desde el veredicto de la Suprema Corte de Justicia que confirmó lo actuado por cuatro instancias previas, todas coincidentes, acerca de la culpabilidad de Cristina Fernández y acordes con la pena solicitada de seis años de prisión.

Desde el momento en que fuera trasladad al domicilio por ella elegido en la zona de Constitución, no ha habido paz para los inocentes ciudadanos que viven o trabajan en las cercanías y sobre las vías de acceso que utilizan sus seguidores para las concentraciones en defensa de la rea, negando a su vez como dijera antes, la veracidad de los delitos cometidos y la obvia consecuencia de la pena aplicada.

A continuación voy a transcribir un escrito del Dr. Eduardo Massaro, con cuyo contenido comulgo, para luego explicar las razones de mi sensación de culpabilidad:

"¡A mí no me sorprende nadaaa!"

Los peronistas de mi edad empezaron aplaudiendo la vuelta del General, se mataron para recibirlo y después mataron para echarlo...

Instalaron el caos y la violencia para tumbar a Isabel, la abandonaron a su suerte y la dejaron tirada, pero después condenaron el golpe contra Isabel...

Los peronistas de mi edad vivaron a Herminio Iglesias cuando le prendió fuego al cajón, y al poco tiempo lo denostaron acusándolo de haber perdido las elecciones por su culpa.

Los peronistas de mi edad fueron verticalistas y luego renovadores, en el ‘87 estaban todos con Cafiero jurándole lealtad...

La gente común en las internas lo eligió a Menem, y ellos como si nada para acomodarse pasaron a ser Menemistas de la primera hora...

Los peronistas de mi edad fueron cafieristas, menemistas, duhaldistas, bordonistas, saadistas, nuevamente duhaldistas, kirchneristas, cristinistas, albertistas y massistas...

Algunos sucesiva y otros simultáneamente...

Los peronistas de mi edad fueron estatistas contra Alfonsín, privatistas con Menem, nuevamente estatistas con Néstor, y ahora andan a la pesca para ver qué onda asumen mientras nos gritan "vende patrias"...

Aplaudieron con el mismo entusiasmo la privatización y la estatización de YPF, eso sí, siempre cantando la marcha peronista "combatiendo al capital y haciendo la V con los dedos"...

Los Peronistas de mi edad aclamaron a Adolfo Rodriguez Saá cuando anunció el no pago de la deuda y se declaró en default, y se rompieron las manos aplaudiendo a Néstor cuando anunció el pago total de la deuda al FMI contrayendo otra deuda superior y con intereses muchísimo mayores con Venezuela...

Los peronistas de mi edad aplaudieron de pie el indulto de Menem a los genocidas porque había que pacificar la Argentina, y poco tiempo después abrazaban a las Madres de la Plaza porque la memoria y bla bla bla...

Los peronistas de mi edad escracharon, repudiaron y condenaron a los genocidas, y luego pusieron a uno al frente del Ejército y lo defendieron con uñas y dientes...

Los peronistas de mi edad aplaudieron a rabiar a Herman González y a Domingo Felipe Cavallo por la instauración del programa económico del uno a uno, y después lo negaron como Judas...

Los peronistas de mi edad fueron libre empresistas en los ‘90 y luego socialistas en el siglo XXI...

Según venga la mano tienen sexo diplomático con los Estados Unidos, con Irán, con China, con Venezuela o con Rusia, no le hacen asco a nada...

Los peronistas de mi edad se la pasaron burlándose de los zurditos, estos fueron y eran los imberbes de la plaza, se mimetizaron con ellos desde el 2003 en adelante y los usaron de forro, hasta que en el 2015, cuando vieron que podían perder el ballotage salieron a mendigarle los votos... ¡Al Partido Obrero!

Los peronistas de mi edad fueron los que en los ‘90 inventaron la escuela-shopping, los que importaron una reforma educativa que ya había fracasado en otros países y se burlaban de la carpa blanca...

Hoy los peronistas de mi edad se ponen un guardapolvo trucho y van a la "Marcha de los Jubilados por la Educación" y cantan con los viejos no, y vamos a volver...

Los peronistas de mi edad se ufanaban de ir a Miami y pedir "dame dos", y después maldijeron a todos los oligarcas que vacacionaban en las tierras del imperio...

Los peronistas de mi edad rechazan a las oligarquías terratenientes y latifundistas, pero defienden a un ex empleado bancario que en diez años compró tierras que equivalen a trece veces la Capital Federal...

Los peronistas de mi edad acusan a la Justicia de politizarse y de corromperse cuando algún fallo no les es favorable, pero crearon una facción partidaria llamada Justicia Legítima que presiona, extorsiona, parcializa y condiciona todas las sentencias...

Denuncian un supuesto partido judicial pero infectaron el poder judicial con jueces y fiscales afines...

Los peronistas de mi edad reprochan la detención de Milagro Sala y la califican de presa política, pero callan y otorgan cuando el régimen de Venezuela encarcela a Leopoldo López...

Los peronistas de mi edad cuando se enteraron que Bergoglio era Papa lo acusaron de cómplice, colaboracionista y buchón del régimen militar, y al poco tiempo hacían cola y se peleaban por ir al Vaticano a sacarse una foto con Él...

Los peronistas de mi edad, condenaron y reprobaron el helicóptero de Isabelita, se regocijaron con el de Fernando De La Rua, pedían a gritos uno para Mauricio Macri, y hoy sueñan con uno para Milei...

Los peronistas de mi edad vitoreaban a su abanderada que condenó a un viejo y lo trató de avaro porque le regaló diez dólares a su nieto, pero miraban para otro lado cuando el esposo abrazaba las cajas fuertes y sentía "extashis", o fueron ciegos, sordos y mudos cuando a su hija le embargaban una caja de seguridad con cuatro palos verdes que supuestamente los había juntado vendiendo productos de Avon...

Hoy desconocen un fallo de la Justicia que encarceló a Cristina por chorra, con miles de pruebas, condenada por jueces que en su gran mayoría fueron nombrados por un gobierno Peronista...

Para no aburrirlos: a los peronistas de mi edad NO les importa la economía, la educación, ni los derechos humanos, y si se descuidan, hasta la Democracia, la República, la Constitución ni las Leyes, todo les importa muy poco!

Porque a los peronistas de mi edad sólo les importa el poder para apropiarse y vivir del Estado y de los dineros públicos!

Los peronistas de mi edad te quiebran las piernas y después te prestan una muleta para que se lo agradezcas de por vida...

EDUARDO MASSARO

Hasta aquí lo escrito por Massaro; vayan entonces mis palabras.

El peronismo comenzó el 4 de junio de 1946, yo ya contaba con cinco años de edad y por cierto no entendía nada y mucho menos podía suponer, tal como la mayoría de los adultos, que se iniciaba una era nefasta para el país y que continúa incrementada su ferocidad hasta la actualidad.

La psicopatología de que es portadora Cristina Fernández con sus varios componentes a saber, soberbia; infalibilidad, carencia de culpa, y por sobre todo su patológico afán de poder y de riqueza alcanzada mediante maniobras delictivas contra el erario público es la antorcha que guía a esa minoría argentina que se benefició de sus manejos delictivos.

Demagoga a niveles nunca vistos, logró convencer a millones de crédulos argentinos de su amor por los pobres y desvalidos, realizando sí alguna maniobras como el otorgamiento de ayuda en metálico y las jubilaciones para amas de casa y personal doméstico; nada de esto por amor al prójimo sino como deleznable tapadera para sus secretas maniobras que le proporcionaron cientos de millones de dólares a ella y a sus principales acólitos.

Expedida en su contra la justicia, incluida Suprema Corte integrada por jueces por ella designados, final que jamás admitió que podía llegar a suceder, pasó a actuar de víctima encerrada en su propio lujo malhabido para desde allí azuzar a sus feligreses, algunos inocentes, los más ex beneficiarios de las fraudulentas maniobras por la dama realizadas en supuesto favor de los más necesitados, cuando en realidad contribuyó como nunca en la historia argentina a estimular ese maléfico gen que muchos argentinos poseen cual es el de la deshonestidad.

Como consecuencia de todo esto, miles y hasta quizás millones de adeptos, contraviniendo todas las ordenanzas que regulan la conducta pública de los ciudadanos, marcharon hacia el bunker para expresar su incondicional apoyo y su convicción de haberla condenado injustamente.

Para ello nada les importó respecto de la paz y el orden que hasta momentos antes reinaba en la zona de Constitución, más allá de las ya habituales incursiones de ladrones amparados en la impunidad que ella misma estimuló.

Leer las pancartas ofensivas para jueces y fuerzas del orden: proclamas desafiantes con instintos bélicos, destrucción y contaminación de los espacios públicos mantenidos con impuestos que ellos no pagan por cuanto la evasión impositiva está amparada por la complicidad de las autoridades corruptas que debieran ocuparse por la recaudación, de la que de existir alimentaría rápidamente sus propios bolsillos y los miles de empleados no capacitados y sin misión conocida dentro de centenares de ámbitos de la administración pública, todos futuros votos para la perpetuidad ilusoriamente enfermiza de su anhelado reinado, no ya presidencia.

Ni qué hablar del ejemplar que dijo a viva voz "Vamos a matar a Milei".

Insisto, ver esas imágenes es palpar la violencia exacerbada por sus muy estudiados gestos de amor y entrega desde su caro balcón, cimentados por el discurso en la que se proclama vencedora en caso de elecciones en las que se le permita competir.

Entre tantas facetas de su alteración siquiátrica está la derrota que le proporcionó Macri y de la cual parece haberse olvidado, de la misma forma que olvidó el protocolo de la transmisión del mando presidencial que obliga al mutuo saludo entre saliente y entrante, demostrando ignorancia de que no son personas sino roles los que intercambian partida y llegada.

Reitero que la observación de todos estos hechos al final de la jornada y TV mediante me dañan de tal manera que opto por apagar el televisor, en una actitud de clara negación y además de abandono a su suerte a los millones de conciudadanos bonaerenses, que quedan como confinados en una isla maquiavélica en que se ha transformado la CABA.

Y cuando la oscuridad me rodea, recuerdo vívidamente la Argentina de mi niñez, uno de los mejores países del mundo, en gran parte mediante el aporte de verdaderos trabajadores que fueron los inmigrantes españoles e italianos principalmente, que siendo pobres de solemnidad por los avatares de la guerra, se pusieron trabajar de sola sol y no a robar y matar como luego aprendimos los argentinos nativos, amparados en promesas vanas de velados delincuentes como la protagonista de estas palabras y del iniciador del desastre, Juan Domingo Perón, cuando dijo: "lo mejor que tenemos es el pueblo".

Ese mismo pueblo que hoy brinda el espectáculo del desmadre ante los atónicos ojos de la asombrada comunidad internacional que no puede creer que una nación inmensamente rica y otrora destacada por sus logros y progresos, haya sido destruida por sus propios habitantes, sin la mediación de un delirante Putín ni la invasión de cualquier otro poder destructivo que no sea sino nuestro único y particular modus vivendi.

Pero son los menos, lo que ocurre es que agrupados y vociferantes impresionan como mayoría, siendo todo lo contrario como lo demostraron las últimas elecciones.

Confieso que mi negación, estimo, me lleva a tener pesadillas donde veo un bello país flotando en un inmenso río que se desplaza manso, hasta que, de repente se desploma en una inesperada caída que es la Garganta del Diablo, y el río el Iguazú, en cuya perenne neblina nos vamos perdiendo rodeados de los sorprendidos vencejos que pacíficamente habitan los huecos detrás de las cortinas de agua.

Y luego, más allá, de nuevo el río aguas abajo del famoso salto, pero sin ningún país flotando en sus anchas aguas, porque el que lo sobrenadaba más arriba se destruyó en la caída.

Nuestro río se tragó nuestro país, como si del naufragio de un gigantesco barco se tratara, pero cuyos marineros eran sus mismos dueños que no supieron evitar la caída.

Pero claro son solo pesadillas de un geronte que no tienen nada que ver con la realidad, no porque sea mentira sino porque aquella es aún más dramática que ésta.

Pero qué puedo hacer yo, qué podemos hacer los honestos y trabajadores o los pacíficos jubilados como yo que sí me alcanza la jubilación hecha con aportes legales de trabajos como médico de hospital y de docente universitario, toda una vida de aportes que hoy rinden sus frutos aunque el monto del haber no sea el que en realidad me correspondería.

Los que cobran la mínima cuánto tiempo aportaron, cuántos la obtuvieron apelando a palancas venales que les cobraron para sacar el beneficio y quienes fueron los que les ayudaron en el trámite; todos lo sabemos, empleados deshonestos de Anses asociados a abogados y jueces también deshonestos.

Y toda esa lacra se rasga las vestiduras y se arrodillan en San José 1111 para rogar a la "santa" que le aumenten el emolumento.

Creen acaso que eso le preocupa a las dos veces presidente de la república, cuyos prosélitos se robaron los dineros del Anses y de PAMI con la soterrada anuencia de la hoy tras las rejas del balcón, que por suerte no dejan de ser rejas, símbolo de la realidad cívica de la consumada artista: PRESA TRAS LAS REJAS POR DELINCUENTE.

Lamento la desilusión de miles de connacionales que tenía planeado pasar un día de regocijo y distensión familiar, en el Parque Lezama, aprovechando el feriado por el Día de la Bandera, cuando se lo encontraron copado por los protagonistas del Banderazo sin importarles un bledo los derechos por los cuales protestan cuando se los tocan a ellos, pero cuando ellos vulneran los de los honestos está todo justificado por la violencia que rumian en sus negros interiores.

Yo y millones como yo, tenemos como arma solamente la palabra disparada por la pluma, para oponernos a tanto oprobio, pero insto a usarla, por el medio que sea, oral o escrito, digital o papel, radio o TV.

No nos quedemos callados, defendamos la justicia y exijamos a los efectores de la misma la intachable honestidad que deben ostentar, y por sobre todo que no cedan a las amenazas de la recua aunque en ello les vaya la vida, que para eso juraron al sumir.

PD: Entre otras libertades que se tomaron los manifestantes frente al edificio de residencia de la convicta, estuvo la toma de un edificio del vecindario como la muestra la fotografía, clarísima demostración del vandalismo, el irrespeto y la violencia que caracteriza a esa fracción del pueblo argentino que naturalmente coincide con la moral de la supuestamente perjudicada ex profeso por la justicia; y aquí cometen el delito de invasión de la propiedad ajena a la vista del asombrado público si es que lo hubo, pero que los camarógrafos perpetuarán con sus valientes imágenes

Una vez más huelgan las palabras.


Esta nota habla de: