¿Qué te hicieron, amiga?
El consultor político Ezequiel Parolari y un análisis descarnado: no es la democracia la que muere. "La política tal como la conocíamos se está muriendo", afirma en este artículo de imprescindible lectura.
Durante muchos años y en diferentes lugares del mundo, mi amiga era respetada, era la representante de los intereses de la sociedad, era una referente para la toma de decisiones, para la creación de reglas y normas que rigen la vida de los ciudadanos. Gracias a ella se logró construir una sociedad más justa y equitativa, se protegieron los derechos y libertades individuales y colectivos, y se gestionaron eficazmente los recursos. Mi amiga era imprescindible para la vida ciudadana, siempre buscó y promovió la inclusión social, el diálogo y la cooperación entre diferentes grupos y actores del Estado. Consiguió crear un ambiente de bienestar y prosperidad que nos beneficiaba a todos y nos hacía sentir seguros. Se creó una sociedad mejor, a través de sus decisiones y las normas que la cimentaron.
Pero, con el correr del tiempo y de la historia, mi amiga ha sido criticada y lamentablemente ya no la reconocemos. Se está muriendo y duele. Su mala praxis ha generado que en diferentes sectores de la sociedad la consideren, y con razón, corrupta y deshonesta. Ha ido perdiendo legitimidad ante los ojos de los que la rodean. Ya no puede ser de utilidad para las instituciones que tanto la necesitan y que dependen de ella para responder a las necesidades y demandas de la población. ¿Qué te hicieron amiga?
Ella no es la culpable, es víctima de años de maltrato, de años donde los inescrupulosos la atacaron y la mancharon, la criticaron y la repudiaron. Ella, la política, como la conocíamos se está muriendo y la forma en la que se practica y se perciben a los líderes políticos y a las instituciones en Latinoamérica, ha cambiado; la desconfianza, falta de certezas, la polarización creciente de la sociedad ha destruido el concepto básico de la política. En un Estado donde la política ha sido destruida, violentada y ensuciada, vemos problemas que se acrecientan exponencialmente día tras días.
Mientras lees este artículo, tómate un rato y mira a tu alrededor, lamentablemente en cada uno de nuestros países podemos encontrarnos con algunos de estos problemas. Primero, el incremento de la inestabilidad social. Países donde la falta de liderazgo político ha llevado a una polarización social tan grande que tenemos como resultado un aumento de la tensión y la violencia en diferentes sectores de la sociedad. Países donde el aumento de la violencia en las calles se ha salido de control, y donde los que controlan el Estado no saben dar respuestas, y por ejemplo los índices de asesinatos y actos violentos son noticia del día a día.
Segundo, la deslegitimación de las instituciones públicas. Cuando la política es percibida como corrupta y deshonesta, las instituciones se ven afectadas y pierden legitimidad ante la ciudadanía. Latinoamérica es una de las regiones donde mayor desconfianza hacia las instituciones existe, de acuerdo con datos e informes del BID y datos de Latinobarómetro, América Latina tiene un gran déficit de confianza comparada con países vecinos como Estados Unidos o Canadá, y demostró que a mayor nivel de desconfianza menos creen en la gestión del dinero por parte de las instituciones. Al suceder esto, las instituciones latinoamericanas enfrentan una gran dificultad para responder a las necesidades y demandas de la población, el ciudadano ya no cree en ceder el control a las instituciones, el ciudadano se involucra menos en temas políticos y se enfoca en resolver y suplir sus necesidades como pueda. La ciudadanía está indignada y busca cambios, la política ya no es creíble, se convierte en una mala palabra, y nos alejamos de ella. ¿Qué te hicieron amiga?
Tercero, el aumento de la brecha de desigualdad. No tenemos políticas claras y efectivas en la región. La brecha de la desigualdad se abre cada día más, se amplía y va afectando derechos sociales, económicos y culturales de la población, especialmente de los más vulnerables. Estas brechas nos están conduciendo a nuevas olas migratorias, como es el caso de los ecuatorianos, al convertirse en la segunda nacionalidad que se lanza por desesperación a cruzar por la selva del Darién, con la intención de llegar a Estados Unidos. Según datos de la oficina de Migraciones de Panamá, al menos 29.356 ecuatorianos han cruzado la selva durante el 2022, porque en estos casos migrar es la mejor opción. En Latinoamérica la falta de políticas de redistribución y la concentración de la riqueza en pocas manos ha ido generando grandes tensiones sociales y aumento de la pobreza, la gente ya no puede vivir con lo que gana, el acceso a los servicios básicos como educación, salud y vivienda cada vez es más desigual. ¿Qué te hicieron amiga?
Finalmente, estancamiento económico. Sin liderazgo político y consenso en torno a ideas que permitan el crecimiento económico, la inversión se reduce. Países latinoamericanos con crisis políticas recibe menos inversión extranjera, el riesgo país aumenta, el empleo disminuye y la economía se estanca. Esto afecta a la economía de la región y dificulta la mejora de condiciones de vida de la población en general. Nuevamente, es un mal que atraviesan varios países de la región, países como Ecuador, Perú, Argentina que atraviesan crisis políticas graves, han sufrido visiblemente las consecuencias y enfrentan problemas colaterales producto de las crisis de representatividad.
¿Qué te hicieron amiga? La política como la conocíamos enfrenta grande desafíos, los problemas que la región ha ido enfrentando genera consecuencias a largo plazo: crisis de representatividad, surgimiento de nuevos actores políticos más radicales, cambios en el sistema político o aceptación de sistemas más autoritarios, en busca de una solución para los países de la región y sus respectivas crisis políticas. La política tal como la conocíamos se está muriendo, la hemos ido perdiendo entre problemas de corrupción, falta de transparencia, violencia y desigualdad, si queremos recuperarla es necesario que los líderes analicen y entiendan los cambios y nuevas dinámicas sociales y económicas para enfrentar estos desafíos y garantizar un futuro más justo y estable para toda la sociedad y región en general.