"Populismo pandémico", ¿el horizonte que se viene en la Argentina?

Aunque ya llevamos más de un año de pandemia aún no hay criterios uniformes en cuanto al nivel de apertura que se debe aplicar, incluso en aquellos lugares que avanzan rápidamente con la vacunación. El debate sobre el "populismo pandémico".

Aunque siempre se descartó desde el nivel político la posibilidad de volver a una fase 1, la semana que se viene por delante es lo más parecido a la cuarentena total que vivimos en marzo del año pasado y durante un período que claramente fue excesivo. Esto nos deja claro que las autoridades políticas proyectan sobre sus ideas y deseos, pero no escuchan siempre la voz de los científicos, y -peor aún- muchas veces escuchan a los científicos que dicen lo que el Gobierno quiere escuchar.

La razón para que el Gobierno, local o nacional, diga una cuestión que no puede asegurar desde el punto científico, se debe a la necesidad de cuidar el capital político en medio de una situación que no tienen forma de manejar mientras no avance la vacunación. Por eso, este fin de semana muchos gobernadores y el presidente terminan faltando a su palabra, aunque nadie les había pedido ningún tipo de compromiso para no volver a fase 1. Lo que pedía la población, y sigue pidiendo, es tener un criterio balanceado a la hora de tomar decisiones para no matar de hambre a la gente que se intenta salvar del virus.

En el caso de la Nación las promesas de no regresar a fase 1 se hicieron porque se dieron cuenta que la cuarentena del año pasado fue excesiva e ineficiente. Claramente no logró mejorar la situación sanitaria del país y tampoco permitió preparar al sistema para lo que estamos viviendo hoy. El discurso fue que ahora estábamos mejor preparados, lo que a la luz de los números y la situación del sistema sanitario no es real.

El discurso político en la Argentina tiene una carga de populismo muy importante, de ahí que se caiga en errores que después hacen que sean pocos los que resisten un archivo. En el caso de la pandemia aún peor, cayendo de manera anticipada en lo que los países que están un pie más adelante están llamando el "populismo pandémico".

El populismo pandémico acá se vive en base a lo que se puede, o sea, sólo a promesas. En países como Chile, ese populismo -denuncian los científicos- se está viviendo en base a acciones concretas que ellos consideran peligrosas para el control de la propagación del virus.

Al otro lado de la cordillera el contexto político está marcado por una dura derrota del oficialismo de Sebastián Piñera en la votación para elegir a los constituyentes que escribirán la nueva Constitución trasandina. En parte se debe al manejo de la pandemia y en parte al estallido social previo a la emergencia sanitaria, pero la decisión es mejorar el panorama para la derecha de cara a las elecciones presidenciales de fin de año.

Por eso, y ante los reclamos por las medidas tomadas, se está abriendo la posibilidad de crear un "carnet verde", un pasaporte para que los vacunados con dos dosis puedan tener más libertades en medio de las restricciones. La excusa es motivar a que otros se vacunen, pero también es un paso para bajar un poco la molestia con el Ejecutivo.

Ante esto, los expertos señalan que las autoridades se pueden ver presionadas por lo que denominan "populismo pandémico" en los que proliferen "discursos aperturistas que no están fundados en evidencia científica ni indicadores de salud". 

Explican que "una persona vacunada podría tener mayor posibilidad de contagiarse, caer en la UCI (UTI) y morir en un escenario de alta circulación viral, como el que vivimos hoy, que no estando vacunado en un escenario de baja circulación viral".

En el fondo, lo que quieren advertir que por más presión política que tengan los gobernantes, la cuestión sanitaria está lejos de estar solucionada aún en un escenario como el chileno que tiene un 50% de la población objetivo vacunada con dos dosis. 

Argentina no puede estar aún ese escenario porque no alcanza ese nivel de vacunación, pero en el momento que lo logre -porque descontamos que debería hacerlo, aunque no sabemos cuándo- seguramente existirá la tentación ante la presión social para habilitar "libertades" para vacunados.

La duda que queda es cómo reaccionará la Argentina a esa situación, porque seguramente la palabra de los expertos que dicen la realidad, aunque sea impopular, irá por el mismo camino de los científicos trasandinos que están advirtiendo a Piñera.

Si el populismo ya apareció en base a promesas sin fondo y sustento, la pregunta es si se hará más presente cuando la vacunación permita tener un alto número de población inoculada y la presión sea mayor para las autoridades locales y nacionales. Tendremos una "pasaporte verde" para algunos o se apuntará a la necesidad de no dar pasos más allá de los recomendable con el consiguiente costo político.

La duda queda, pero es un escenario posible en la Argentina mientras el ritmo de vacunación siga en los términos actuales. Si se acelera de manera importante todo cambiará y los escenarios serán menos favorables para el surgimiento de "populismos pandémicos", aunque siempre está el riesgo que los seguidores del populismo lo levanten y lo traigan al frente en cualquier ocasión.

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