Quizás tienen razón los que dicen que el país es "inviable"

Una vez más la dirigente política hace lo suyo y el ciudadano va por otro lado acomodando su vida y buscando respuestas. ¿Será posible que los promotores del "que se vayan todos" y "país inviable" tengan razón?

La pandemia de covid-19 generó en el mundo cambios que de otra manera no se hubieran dado, generó conciencia en una serie de situaciones que, seguramente, una vez que pase la emergencia sanitaria o la vida se acomode a la convivencia con el virus, no serán iguales.

Sin embargo, para pesar nuestro, el virus también nos está demostrando que quizás tienen razón quienes reiteran en ocasiones que la Argentina es "inviable". Es que si todo lo que ha pasado no ha generado el cambio que la sociedad espera de la clase política, no es posible pensar en alguna situación que sea capaz de generarlo.

Los primeros meses de la pandemia nos hicieron soñar con otro país, pero al poco tiempo nos dimos cuenta que duró poco la cercanía y los acuerdos, para terminar hoy en una dirigencia política nacional totalmente alejada de las necesidades de la población.

La realidad es que los ciudadanos acomodamos nuestras vidas, como buenos animales de costumbres que somos, y fuimos guiando a las autoridades a las decisiones -y al texto de los decretos- que tomaron siempre después que la calle las hiciera propias.

Lo que sucedió en el camino es que la política se olvidó de la pandemia y se volvió a ocupar de lo suyo, con agendas alejadas de lo que vive el ciudadano de a pie y de sus preocupaciones.

Nos dijeron que la inflación estaba controlada y el IPC 2021 comienza a encender los motores con fuerza, demostrando que si no te ocupas a tiempo completo del tema vas a ser igual o peor que el período anterior.

Pero no es lo único abandonado, porque si analizamos la agenda 2021 nos encontramos que es prioritario el tratamiento de la situación de las PASO, pero no reformas o cambios sustanciales en los temas de fondo para la generación de empleo o para atraer inversiones.

Pero eso no es todo, porque -además- y de manera insólita el Indec nos dice que los salarios subieron más de un 30% hasta noviembre del año pasado. Eso, en medio de la pandemia y con empresas cerrando por todas partes. Pero puede ser peor, porque es posible que nos digan con la cifra de diciembre que le ganaron a la inflación.

Ejemplos siempre van a sobrar, la cuestión es que nuevamente la política va por su lado y las necesidades de la ciudadanía por otro. El problema, es que deben existir pocas cosas más fuertes que las que hemos vivido como para que no entiendan los cambios que se necesitan. Si seguimos haciendo lo mismo, vamos a tener el mismo país y eso significa -en el fondo- tener un país peor.

Los cambios profundos tienen que venir necesariamente de la política, porque cuando la política no escucha llega un momento que es el ciudadano el que los hace escuchar a su manera. Y si no me creen, miren lo que pasó al otro lado de la cordillera.

Los dirigentes actuales hacen que los que promueven el "que se vayan todos" o el "país inviable" lleguen a tener razón y, el algún momento, lleguen a ser escuchados y seguidos. El problema, es que nadie nos garantiza que sean mejores que los que están hoy al frente de la Nación.

Ahora sólo nos queda esperar que alguien se de cuenta que con las recetas que hemos seguido y repetido nos fue mal. No se necesita ser un genio para saber que la palabra claves es reformar, una palabra clave que es aplicable a todos los ámbitos, pero que al mismo tiempo es poco conveniente para algunos sectores. Veremos si el país cambia de rumbo o los ciudadanos nos seguimos acomodando lo mejor que podamos.

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