Recuperando la Argentina, la batalla entre la desinformación y la manipulación
Mientras este país, inmensamente golpeado en sus valores, en su economía y hasta en su cultura, comienza a recuperarse de una crisis profunda; algunos esperan cualquier tropiezo para ganar terreno y sacar provecho.
Así es... estaban esperando un pequeño error para aprovecharlo. Estaban atentos, vigilantes, esperando el momento adecuado para salir al ataque. Este es el modo como opera la lógica de aquellos que buscan siempre sacar ventaja y se alimentan de la debilidad, error o simplemente ingenuidad ajena. Esta es la lógica kirchnerista.
Porque mientras este país, inmensamente golpeado en sus valores, en su economía y hasta en su cultura, comienza a recuperarse de una crisis profunda; algunos esperan cualquier tropiezo para ganar terreno y sacar provecho.
Podemos recordar varios ejemplos, entre ellos, la inflación que hace apenas dos años era uno de los mayores problemas de Argentina y estaba en niveles alarmantes, mucho más allá de lo imaginable. También la incertidumbre de no poder salir del país, situación a la que nos habíamos acostumbrado y que lentamente la decadencia cultural venia ascendiendo mientras la miseria nos acechaba en cada esquina
Sin embargo, cuando todo parecía encaminarse hacia una relativa calma, aunque frágil, y a pesar de la constante amenaza de quienes buscan destruir lo que se está reconstruyendo, justo en ese momento el presidente de la Nación, Javier Milei, quien llegó a su puesto gracias a sus virtudes y a su determinación, cometió un error. Si, un error que para muchos puede parecer insignificante e intrascendente y que a la sociedad en general no le causa mayor impacto, pero que para la mirada maliciosa y oportunista de quienes buscan el desacierto ajeno, se convirtió en un festín.
Pero ¿Qué problema trae esto?
Que los ventajeros, oportunistas e hipócritas de siempre hicieron que el rumor sesgado y el chisme tendencioso, se encargaran de erosionar la confianza de los ciudadanos comunes que aspiran a vivir mejor, generando un juego destructivo que no hace más que retrasar el progreso.
Esperemos que, con el tiempo, cuando la tempestad pase, podamos ver este incidente como un simple tropiezo sin mayores consecuencias, a diferencia de los errores graves de los gobiernos anteriores con implicancias que aún las estamos padeciendo.
No perdamos de vista lo realmente importante: la tarea de reconstruir una Argentina seria, basada en valores sólidos y en un futuro mejor para todos.