Algunos desafíos que le esperan al nuevo gobernador de Mendoza
El mandatario recientemente electo tiene el desafío de generar un cambio real o caer en las viejas prácticas populistas que nos llevaron a la pobreza y el estancamiento. La columna de Rodolfo Cavagnaro.
Transcurridas las elecciones provinciales, el pueblo eligió al gobernador Alfredo Cornejo para un nuevo mandato de cuatro años. Pero la Mendoza que deberá gobernar el nuevo mandatario será muy distinta la que le tocó en 2015, en ocasión de su primer mandato. En aquel entonces encontró una provincia muy endeudada, sin poder pagar sueldos, con conflictos con los proveedores y una serie de trabas que pudieron solucionar gracias a que, al asumir Macri, se solucionaron los problemas que no permitían el acceso a créditos internacionales.
Ahora, Cornejo llega en una situación del país mucho más compleja que la anterior, pero se encuentra con la provincia más ordenada y sin la posibilidad de quejarse de la "herencia recibida". De todos modos, el presente es muy delicado. Mendoza comenzó a ver avances en la tasa de desempleo y según la última medición del INDEC, la provincia registra en el primer semestre un 41,8% de pobreza y un 8,7% de indigencia. Puesto en números de personas hablamos de 437.497 personas en situación de pobreza y de 91.226 en situación de indigencia.
Lo llamativo, y que no se daba en la anterior gestión de Cornejo, es que casi un 20% de los pobres tiene trabajo y, muchos de ellos, en el Estado. Esta es una realidad que se verifica en todo el país donde, además, hay mucho desempleo y subempleo disfrazado por personas registradas como monotributistas para poder hacer trabajos de media jornada o changas. De todos modos, son datos del primer semestre, anteriores a la devaluación y a los picos inflacionarios, actuales y futuros. Cuando Cornejo asuma se encontrará con números peores que los últimos conocidos.
Uno de los temas más delicados para su gestión será el tema de los recursos. El mismo gobernador electo anticipó que el primer año será tumultuoso, por las reformas que habrá que hacer para, después, poder tomar una ruta de crecimiento. No obstante, el gran interrogante viene de los recursos nacionales. En principio, es probable que el actual mandatario presenta una demanda contra la Nación por la ley que elimina el Impuesto a las Ganancias para los trabajadores en relación de dependencia y jubilados. Según calcula Cornejo, el costo para la provincia sería de unos 46.000 millones de pesos anuales por la pérdida de coparticipación.
Pero el gobernador debería tener en cuenta tres escenarios posibles, según cuál de los candidatos acceda a la presidencia. Es que las propuestas parecen ser muy distintas.
En el caso de Sergio Massa, se plantea mantener la situación actual. Incluso, para convencer a los gobernadores de la aprobación de la derogación del impuesto a las ganancias a los trabajadores, se comprometió a coparticipar dos impuestos distorsivos: el 25% del impuesto al cheque y el 35% del impuesto PAIS se sumarían a la masa coparticipable. Se mantendría el sistema de transferencias discrecionales, aunque no se sabe de dónde saldrán los recursos. Sería importante que Mendoza se resista a este reparto y, al contrario, plantee su derogación.
En el caso de Javier Milei el candidato propone un sistema totalmente distinto al actual. En principio, se terminarían las transferencias discrecionales (por eso el gobernador de La Rioja dijo que si gana Milei él renuncia). En lo fundamental, el candidato plantea cambiar el sistema actual y que sean las provincias las que cobren los impuestos y le coparticipen las Nación. La idea es que, si una provincia es ineficiente, que el gobernador asuma sus responsabilidades sin sacarle recursos a otras provincias más eficientes. Resta saber como sería la base de cálculo, porque actualmente la masa coparticipable es una verdadera ensalada muy compleja y quizás habría que buscar una forma nueva y más simple.
En el caso de Patricia Bullrich, se supone que impondría una receta de austeridad muy estricta, por lo que no habría mucho espacio ni recursos para transferencias discrecionales. Pero, además, plantean nuevas bajas de impuestos, por lo que, en las actuales condiciones, la recaudación caería y con ello la coparticipación. De mantenerse el esquema actual, la única posibilidad de mayores ingresos sería mucha inflación, aunque sería bastante nociva, o con crecimiento genuino. No habrá mucho espacio para subir impuestos locales, sino que hay que pensar seriamente reemplazar el impuesto a los Ingresos Brutos por un IVA provincial, haciendo desaparecer el IVA nacional.
Lo más complicado será trasladar todas estas variables a los nuevos intendentes, porque los municipios reciben su propia coparticipación, en un sistema que, quizás, deba ser reformulado. Pero, además, porque en los municipios es donde más se ha expandió el empleado público, pero, en la mayoría de los casos, muy precarizado, con contratos que tienen salarios apenas superiores a la línea de indigencia.
Desafíos sectoriales
Si bien Cornejo tendrá que lidiar con el reclamo por la dinámica económica, hay temas más urgentes que también requerirán su atención. Según mi criterio, los más urgentes están en las áreas de educación y salud. En el caso de la educación hay varias consideraciones a tener en cuenta. Es que en los últimos años aumentó un poco la cobertura, pero cayó mucho el nivel de aprendizaje de los alumnos y esto hace que haya mucha deserción en la escuela secundaria y mucho fracaso en la etapa universitaria.
Algunos lo atribuyen a los magros salarios docentes (en parte es razonable), otros ponen el acento en diseños curriculares que no están a la altura de los avances tecnológicos que hacen que los chicos y jóvenes aprendan de otras formas utilizando vías informales y eso hace que la escuela sea aburrida. También hay un requerimiento de contenidos que habiliten salidas laborales, algo que también reclaman las empresas. A las universidades se les reclama una revisión de planes de estudio de manera de hacer carreras más cortas o terciarios articulados, pero carreras con 5 ó 6 años son casi rechazadas en su mayoría.
Pero el mayor desafío está en que, si Argentina comienza un camino razonable, aumentarán las inversiones, tanto nacionales como extranjeras, y allí encontrarán el problema de la falta de masa crítica disponible para formas sus equipos. Esto significa que habrá que trabajar también en segmentos de personas que no tiene empleo para capacitarlos y darles condiciones de empleabilidad. A su vez, habrá que hacer refuerzos en la escuela secundaria para los que están por terminar lo hagan en mejores condiciones. Obvio, el tema de los salarios y la capacitación docente son requisitos previos ineludibles.
Otra área conflictiva será la de salud, donde ya se registran problemas graves por las remuneraciones de médicos y personal auxiliar que están generando la expulsión de profesionales muy valiosos. El sistema privado está en crisis y la demanda sobre el sistema público es mayor. Hay que estudiar un nuevo régimen hospitalario y cobrar a las obras sociales los servicios brindados a sus afiliados. La inversión en infraestructura también será un desafío.
El desarrollo económico también será un desafío porque hasta ahora viene imperando que todas las iniciativas son del Estado y por eso se siguen creando empresas estatales de un modo diferente al que deberían encararse. Lo único que faltaría es que resuciten el proyecto del banco oficial mendocino porque sería volver a 50 años atrás sin haber aprendido nada. El gobierno debe garantizar la seguridad jurídica para que el sector privado haga las inversiones y genere empleo genuino.
Otro tema que preocupa es que hay muchos que miran con interés los más de us$1.000 millones que han ingresado y que se iban a dedicar a Portezuelo del Viento, Hay que tener mucho cuidado, mucha transparencia y abrir el abanico de posibilidades para evitar errores. De la misma manera, se tratará de manipular políticamente otras cosas, como querer darle a Malargüe una porción de acciones del nuevo yacimiento de potasio.
Las primeras reacciones hacen ver el peligro de querer volver a viejas prácticas que ya fracasaron y nos trajeron a este punto. Sería bueno que quede claro si habrá una nueva y moderna visión o se vuelve a las viejas prácticas populistas que fueron tan populares en Mendoza y nos trajeron a esta realidad de estancamiento y pobreza creciente.