Segundo round: ellos se chicanearon y yo quedé más preocupado

Después de dos debates televisivos no se puede criticar a aquellas personas que sientan que perdieron cuatro horas de su vida. Escuchamos a seis candidatos, y con especial atención a dos, pero no me quedó para nada claro cómo harán para sacarnos de la crisis.

El segundo debate presidencial estuvo marcado por el bloque referido al empleo y la infraestructura. En ese tramo Alberto Fernández y Mauricio Macri se chicanearon y se tiraron munición gruesa, la que incluso rozó el mal gusto.

Si alguna persona consideró que al final de estos dos debates perdió cuatro horas de su vida no se le puede culpar, porque sin duda fueron exposiciones a las que le faltó mucha sustancia y -sinceramente- yo quedé muy preocupado. No sé si yo no entendí nada o no explicaron qué van a hacer para sacar al país de la crisis en la que se encuentran.

Por ejemplo, no basta con decir con que se va a terminar con la dolarización de las tarifas sin explicar cómo. Claramente se podría haber hecho si el candidato que está al frente en las encuestas no hubiera ocupado -en cada bloque- más de la mitad de su tiempo de hablar de la gestión de Macri y no en explicar cuál es su plan para que salgamos adelante. Obviamente era la posición más cómoda y fácil, pero es una falta de respeto para las personas que están viendo el debate -sin militancia- y que esperan propuestas concretas. No sirve que diga lo que hizo mal Macri porque el resultado de las PASO demostró que la gente ya lo sabe.

Lo peor es que Fernández, mientras criticaba a Macri por sus promesas del 2015, se encargaba de prometer que van a terminar con el hambre y que van a construir viviendas porque los argentinos las necesitan. Pero como ya escribí, sin explicar la forma en que lo hará.

La crítica tiene que ser más dura para Fernández porque es hoy el que se perfila para ser presidente y, desde ya, tiene la obligación de no caer en los discursos populistas y demagógicos, cuestión que estuvo rozando en varios períodos de sus participación.

De Macri, con la realidad en su contra, no se podía esperar mucho más de lo que hizo, con una estrategia más confrontativa que en el debate de Santa Fe, pero sin las herramientas necesarias para poder inquietar a un Fernández que nunca arriesgo.

Si fuera por propuestas, el que más opciones ofreció en sus intervenciones fue José Luis Espert, con quien podés coincidir o no, pero que ocupó el tiempo de exposición en ofrecer ideas, algunas bastante polémica en el ámbito económico.

Pero al final de los dos encuentros, probablemente los dos únicos, me preocupa la falta de planes de gobierno reales y concretos, con aportes especificos que permitan hablar de futuro y pensar que habrá un cambio sustancial en Argentina.

Lo que me queda claro es que en los próximos cuatro años no vamos a tener nada diferente a lo que ya se ha vivido en Argentina en su historia. Venga el que venga, y de acuerdo a las pobres presentaciones que dieron en los debates, no habrá una revolución positiva en la Argentina porque ninguno tiene un plan real para sacarnos del problema que tenemos.

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