Tiempos de crisis y de solidaridad

Un articulo de profunda reflexión a fondo, preparado por Elia Bianchi de Zizzias para este momento que transita el mundo y al que Mendoza y Argentina no escapan.

Elia Bianchi de Zizzias

Los presentes escenarios nos desafían con una gran lección : no somos inmortales, ni dioses, ni infalibles. La naturaleza nos muestra su fuerza poderosa, esa misma que pretendemos destruir descuidando el medio ambiente, el calentamiento global, el uso y abuso del agua, la tala de hermosos bosques y selvas.

Ciertamente, somos hijos del rigor: ahora nos damos cuenta que hay que lavarse a menudo las manos, que debemos vacunarnos, que tenemos que estornudar o toser tapándonos con el codo, que la higiene es salud. Que los niños merecen mejores condiciones de vida tanto en los hogares, como en las escuelas y lugares de esparcimiento. Esto es responsabilidad de todos los ciudadanos.

Pero claro, el deseo de poder, de dinero, de falso bienestar en una época de culto al consumo, de corrupción generalizada hacen que gobernantes y ciudadanos perdamos de vista las prioridades. ¿La economía manda? ¿La tecnología nos instala en un mundo sin ética donde todo es posible?.

Ahora, en estas pandemia , a los mayores de 65 años, nos cuidan: cuarentena, no salgan de sus casas, es un buen consejo que también encierra una gran hipocresía. Cuando comprobamos el abuso en los sueldos de los jubilados, el costo y la escasez de los remedios que necesitan, las colas para recibir un magro plus a sus sueldos, la falta de camas en hospitales y de geriátricos decentes, nos cuestionamos el interés de nuestros gobernantes.

Exigimos políticas de estado que no sean solo coyunturales, políticos, jueces y economistas deben dar el ejemplo de austeridad y solidaridad. Cuando a través de los medios de comunicación nos enteramos del monto de sus sueldos, la cantidad de innecesarios asesores con suculentos sueldos, es algo así como una bofetada a los ciudadanos que votamos por vivir en democracia. Me parece obsceno en tiempos de crisis.

¿Es necesario que ocurra una pandemia para que nos demos cuenta de que hacen falta más hospitales, mejores centro de salud, mejores escuelas?

¿Qué ocurriría si estando en zona sísmica tuviésemos un terremoto o fuerte sismo, recién los gobernante se darían cuenta de la gran precariedad y multiplicación de viviendas que no cumplen el más mínimo requisito de construcción? Y así podríamos seguir interrogándonos sobre varios problemas de supervivencia digna, por ejemplo, el narcotráfico y el clientelismo político.

Resulta vergozonso que empresarios y comerciantes aumenten, justo ahora, los insumos para el cuidado de la salud y alimentos básicos.

La grieta política, que más parece en Mendoza, un contrapunto de poderes, que una intencionalidad de mejorar la vida de los ciudadanos, ha impedido en nuestra Honorable Legislatura que se aprueben presupuestos para ampliar el Hospital "Humberto Notti", consruir viviendas y otras obras. ¿Es que todavía no se dan cuenta algunos senadores y diputados que son "representantes" del pueblo y no de sus mezquinos intereses? Una buena administración de recursos debería ser acompañada, no discutida o negada sin argumentos suficientes.

Este es, sin duda, el tiempo de vencer el miedo, y de poner en acción valores que quizás, no hemos ejercido en nuestra conducta diaria, al menos no los hemos incorporado concretamente en nuestra vida y nuestra educación, me refiero a la responsabilidad, solidaridad y compromiso.La responsabilidad individual en situación de crisis, la responsabilidad civil de obedecer la ley, los decretos y obligaciones. La solidaridad para pensar en Nosotros, porque este virus o el que sea nos afecta a todos y el compromiso de gobernantes, empresarios, docentes,familias de actuar en consecuencia.

¿Somos capaces aún de entender el mundo que hemos creado? (Yuval Noah Harari. 21 lecciones para el siglo XXI)

¿Seremos capaces de sobrevivir en un espléndido país como el nuestro?

Cuando la pandemia cese y la crisis económica se solucione: ¿Habremos aprendido que todos merecemos una vida digna y en paz? ¿O cómo la rueda de la noria, volveremos a cometer los mismos errores? Depende de nosotros.

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