Un país fuera de control

La gran pregunta de la economía argentina es: ¿a cuánto llegarán la inflación y el dólar a fin de año? Escribe el presidente de la Unión Comercial e industrial de Mendoza, Daniel Ariosto.

Daniel Ariosto

Esta semana, conocimos los datos de la inflación: Según el INDEC, "el nivel general del Índice de precios al consumidor (IPC) representativo del total de hogares del país registró en abril una variación de 4,1% con relación al mes anterior. El nivel general del índice de precios internos al por mayor (IPIM) registró un aumento de 3,9% en marzo de 2021 respecto del mes anterior".

La gran pregunta de la economía argentina es: ¿a cuánto llegarán la inflación y el dólar a fin de año? Las proyecciones de bancos y consultoras señalan que el año cerrará con una inflación del 46% y el dólar se ubicará en $118,81 en el mercado oficial y $164,12 en el mercado informal. Esto de acuerdo al último relevamiento mensual efectuado por Focus Economics para América Latina.

La elevada inflación, los controles de cambio y la incertidumbre política frenarán la recuperación, mientras que las renegociaciones prolongadas de la deuda y los riesgos relacionados con la pandemia nublan las perspectivas.

En cuanto a la inflación, Argentina en uno de los principales países más castigados por este flagelo que evidentemente, no sabemos cómo solucionar. Las autoridades económicas insisten en aplicar las mismas medidas que sabemos aisladas, no funcionan. Es un problema tan complejo que además de una verdadera decisión política, necesita de la seria colaboración y compromiso de todos los sectores.

De la mano de este fenómeno económico, la pobreza que ya alcanza a 20 millones de argentinos, golpea de manera acuciante a cada vez más hogares del país que no pueden afrontar sus gastos, debido al aumento constante de los costos de la vida (como ejemplo, este fin de semana volvieron a aumentar los combustibles).

Esta problemática adquiere más profundidad debido a la segunda ola de COVID-19 que no deja de castigarnos, que tantas vidas se ha llevado y que amenaza al tejido social con un nuevo encierro.

Para afrontar esta situación un nuevo proyecto de Ley, presentado por el Poder Ejecutivo Nacional, busca superpoderes para obtener un mayor control de social y económico. De aprobarse, le permitiría al Presidente y su equipo determinar criterios epidemiológicos y establecer medidas sanitarias y comerciales por ley, pudiendo tomar decisiones en aquellas zonas en las que se declare el alerta epidemiológico. Las medidas pueden comprender el toque de queda nocturno, la suspensión de clases y la prohibición de actividades comerciales, recreativas y sociales, de acuerdo al número de contagios.

Sabemos que la toma de medidas indiscriminadas, sin distinción de regiones que se encuentran en distintas situaciones, violentan las potestades de estados provinciales y municipales, no han garantizado que la enfermedad se detenga y si han provocado efectos psicológicos en la población y parálisis económica, que nuestros bolsillos ya no podrán resistir.

Muchas empresas han cerrado y un gran número de ellas cerrará, seguramente, durante este año, dado que la enfermedad nos sigue castigando, las medidas de las autoridades siguen su tendencia a encerrarnos y la reactivación tan esperada, nunca llegó.

Eso se traduce en pérdida de empleo. Como muestra de esto, podemos mencionar datos que la CAC obtuvo de su habitual encuesta: "En enero de 2021, el sector Comercio y Servicios disminuyó en 126.223 la cantidad de trabajadores registrados respecto al mismo período de 2020, lo que significó una caída de 3,1%. Cabe recordar que en el mes anterior la baja había sido de 3,3%". Lo mismo se repite en todos los sectores, sin querer meternos en el ámbito informal, en donde la situación es, sin dudas, peor.

Desde UCIM no nos cansamos de reclamar medidas pro empresa. No podemos seguir soportando el hundimiento de nuestra economía. Con pandemia o no, el aparato productivo, comercial y de servicios debe sostenerse y fortalecerse para cuando esto termine. Ventajas impositivas o apoyos para sostener las fuentes laborales se vuelven indispensables para que las empresas se mantengan y superada la crisis, vuelvan a producir riqueza.

Tenemos que apostar al futuro pero para ello, tenemos que estar preparados. Empresas, ciudadanos y todos los actores sociales. Y en países como el nuestro, futuro es igual a educación.

Es por ello que no debemos abandonarla a su suerte. La educación presencial con cuidados máximos y el respeto a los protocolos debe continuar. Nuestros niños y jóvenes sin educación están condenados a la pobreza y a una vida de marginalidad y más carencias.

Para seguir con nuestras vidas, cuanto antes, necesitamos estar todos vacunados. Necesitamos que el país haga el máximo esfuerzo y todas las gestiones posibles para proveerlas, para que todos los ciudadanos puedan encontrarse protegidos ante este virus tan agresivo y que tanto daño nos está causando, a más de un año después de pisar nuestro territorio.

Argentina está mal, parece un país sin control. Este combo explosivo, imparable, amenaza nuestra vida social día a día.

Cuidémonos, trabajemos, estudiemos pero sin perder de vista el futuro y apostando a que economía y salud son dos partes importantes de un todo que nos implica y que tiene que ser mejor.

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