Ley Previsional: Cómo Milei ordena a la oposición desde el antagonismo
Un análisis minucioso sobre el voto del aumento previsional en el Congreso, pero, sobre todo, sobre los puntos de vista, que pocos han tenido en cuenta a la hora de abordar el tema. Escribe Rubén Zavi.
Esta semana, 142 diputados nacionales votaron a favor de modificar la fórmula de movilidad jubilatoria. 67 lo hicieron en contra, 19 se abstuvieron y 28 estuvieron ausentes. Si bien la medida será vetada por el presidente Milei -como él mismo anticipó-, lo verdaderamente importante no es el destino del proyecto, sino el proceso político que lo rodeó.
Lo que se vio en el Congreso no fue solamente una votación. Fue un ensayo de coalición opositora. Un anticipo de posibles reconfiguraciones políticas en un escenario marcado por el desgaste del sistema de partidos tradicionales y el ascenso de un hiperpresidencialismo carismático que se apoya en la confrontación directa y la desarticulación institucional.
Coaliciones de ocasión: el framing negativo como pegamento político
En comunicación política, el antagonismo es una forma poderosa de aglutinación. En un sistema fragmentado, donde los partidos dejaron de ser grandes estructuras ideológicas para convertirse en espacios flexibles, lo que más une no es el proyecto compartido, sino el enemigo común.
Y Milei, con su narrativa rupturista, ocupa ese rol con eficacia quirúrgica. Frente a un presidente que tensiona las instituciones y desplaza a los partidos como eje de representación, la votación sobre las jubilaciones fue utilizada como plataforma de articulación política. El proyecto se transformó en símbolo. Lo relevante no era el contenido puntual de la ley, sino la posibilidad de construir mayoría sin Milei.
Diputados aprobó el aumento del 7,2% para los jubilados con una importante mayoría
El peronismo, el radicalismo, la Coalición Cívica, un sector del PRO, y bloques provinciales se alinearon. No necesariamente porque compartan una mirada común sobre el sistema previsional, sino porque entienden que el juego de Milei no se combate desde la fragmentación. El Congreso, en este caso, fue escenario y mensaje: es posible tejer alianzas por fuera del oficialismo.
Mendoza, Nieri y el reclamo de responsabilidad fiscal
El caso de Mendoza refleja con claridad cómo las posiciones políticas pueden estar atravesadas por la técnica, sin dejar de tener lectura política. El diputado radical Lisandro Nieri, que votó en contra del proyecto, lo hizo con un argumento preciso:
En un país normal se discute un Presupuesto y no el gasto por partes.
— Lisandro Nieri (@LisandroNieri) June 4, 2025
La jubilación no puede tener un 20 % volátil. ¿Quién podría vivir con esa incertidumbre respecto de sus ingresos mensuales?, es un monto fijo que mes a mes se achica por efecto inflacionario. pic.twitter.com/wTnb0LflSs
"La jubilación no puede tener un 20% volátil. ¿Quién podría vivir con esa incertidumbre respecto de sus ingresos mensuales?".
Además, cuestionó al Ejecutivo por no atender el problema dentro de sus propios márgenes de maniobra fiscal:
"Nuestra propuesta es intimar al Ejecutivo a que, con gasto tributario (3,56% del PIB) y con superávit (1,8% primario y 0,3% financiero), dé una solución a un problema de 0,27% del PIB. Que ceda esa recaudación del impuesto inflacionario que le cobra al jubilado".
Quiebre radical en Mendoza por el aumento de las jubilaciones
Su planteo técnico revela una verdad política: ni siquiera dentro de sectores históricamente aliados se percibe un alineamiento pleno con la estrategia mileísta. No es un rechazo frontal, sino una marca de autonomía. En tiempos de realineamientos, eso tiene peso.
Del sistema de partidos rotos al liderazgo centrífugo
Argentina atraviesa una fase de lo que algunos autores denominan "colapso de intermediarios". Los partidos han perdido centralidad como organizadores del conflicto político. Las ideologías están licuadas, y los liderazgos personalizados son quienes capturan el vínculo emocional con el electorado.
Milei entendió esto como pocos. Su hiperpersonalismo mediático, basado en redes sociales, frases virales, antagonismos constantes y lógica de espectáculo, no requiere estructura partidaria ni acuerdos duraderos. Lo que necesita es mantenerse como el eje gravitacional del debate público. Todo gira en torno a él: quien lo apoya y quien lo combate. Y eso es una ventaja, pero también un límite.
La performance del Congreso mostró que, si el sistema logra recomponerse mínimamente, Milei puede perder ese monopolio. Y es que los 142 votos a favor no son homogéneos, pero sí funcionan como un mensaje electoral previo a 2025: la oposición puede, al menos en los papeles, construir mayorías si encuentra un marco común.
Una reforma vetada y una escena política en construcción
El presidente ya adelantó que vetará la ley, apelando a razones fiscales. El argumento no es menor: el oficialismo considera inviable sumar un gasto sin financiamiento. Pero incluso quienes no apoyaron el proyecto -como Nieri- coincidieron en que la situación de los jubilados no puede seguir sin respuesta estructural.
Y aquí está el núcleo del problema: la Argentina discute parches porque no hay consenso político para una reforma previsional integral. La fragmentación política, el cortoplacismo y el uso electoral de los temas sensibles dificultan cualquier acuerdo de fondo.
En este contexto, la votación funcionó más como acto performativo que como política pública real. No porque los legisladores no crean en el reclamo, sino porque el centro del escenario fue ocupado por otra cosa: la posible reconfiguración del mapa político en tiempos de crisis del sistema de partidos.