Si Trump no es liberal, ¿qué es Milei, que tanto lo admira?

La reentronización de Donald Trump abren dudas sobre el tono político de su gestión, pero también de quienes lo admiran apasionadamente, como el presidente Javier Milei. Una recopilación de miradas sobre el presidente estadounidense y muchas preguntas.

Periodista y escritor, autor de una docena de libros de ensayo y literatura. En Twitter: @ConteGabriel

Más allá del "amor" de Javier Milei hacia Donald Trump, que se nota hasta en las formas de comunicar, lo que puede considerarse como "el mileísmo internacional" cruje ante tal apasionamiento.

No es Trump, para los liberales de paladar negro, uno de los suyos, sino todo lo contrario. Tampoco podrían considerarlo un conservador, sino una "rara avis" con la que no comulgan.

 El analista internacional y presidente del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute, Ian Vásquez, que respalda a Milei y que estuvo en Buenos Aires para ofrecerle apoyo académico junto a referentes liberales del mundo, lo considera "un líder populista", y poco más que eso. Lo dijo durante un encuentro virtual con Mendoza organizado por la Fundación Libertad, la Cátedra Alberdi y los Jóvenes Liberales Demócratas.

Luego, en diálogo con el programa radial "Tenés que saberlo", el mileísta Vásquez despotricó sobre lo que Trump significa en contra del liberalismo, al promover el proteccionismo. Ubicó sí en su "mundo" al brasileño Jair Bolsonaro. De ambos dio un panorama adverso a lo que se pretende que represente Milei.

El liberal alejó a Milei de las figuras de Trump y Bolsonaro, marcando que estos tienen políticas e ideas en muchos casos opuestas al liberalismo: "Eso hace de Milei una persona con ideas diferentes a esa tendencia que sí hemos visto en otras partes del mundo como lo que está ocurriendo en la derecha, que sí coinciden en algunas cosas, como el rechazo a la izquierda. Pero Milei es un liberal clásico en el sentido que promueve políticas e ideas que son liberales y que no comparte otros como el libre comercio. Sobre todo, Trump y sus aliados han criticado fuertemente esto, quieren proteccionismo y no tienen confianza en las empresas privadas. Lo que ocurre en Argentina es un regreso a las bases y es un inicio de una ola liberal de verdad que puede empezar para el resto del mundo", analizó.

Recogió además datos fuertes sobre la reacción trumpista: "Tucker Carlson, el comentarista estadounidense más importante de la nueva derecha y un gran promotor de Donald Trump, culpa al mercado por los males reales y percibidos que sufre la sociedad. Carlson ha dicho que el neoliberalismo es una 'religión global' que no funciona. Según Carlson, 'la economía libertaria fue una estafa perpetrada por los beneficiarios del sistema económico que defendían'".

De ese encuentro en el que estuvo Vásquez participó, por ejemplo, Álvaro Vargas Llosa, entre muchos otros, pero también los liberales de su equipo que ha ido "despeando", como la excanciller Diana Mondino. A continuación, el diálogo con Vásquez:

En un artículo de fondo sobre quién es realmente Trump, desde República Dominicana, Flavio Darío Espinal reflexionó al respecto:

- " Podría pensarse que él es un liberal porque combate al Estado, defiende al capital y su gobierno redujo los impuestos y desregularizó algunos sectores de la economía para beneficiar a los empresarios. También podría pensarse que él es un conservador porque, además de pertenecer al Partido Republicano, ha asumido todas las causas del movimiento político-religioso conservador norteamericano, a pesar de haberse pasado toda una vida en ambientes sociales (hoteles y restaurantes de lujo, campos de golf, concursos de belleza, clubes de los ricos y famosos, entretenimiento y negocios con las élites financieras) que nada tienen que ver la vida de la gente que lo sigue con una fe ciega".

- "Pero resulta que no, que Trump no es ni liberal ni conservador, al menos sin concebimos el liberalismo y el conservadurismo como corrientes de pensamiento que articularon ideas y valores sobre el individuo, la libertad y la comunidad que, a su vez, sirvieron de base para sustentar partidos y fuerzas políticas que han sido pilares de los sistemas liberal-democráticos de los países occidentales. Nadie que se tome en serio estas dos filosofías políticas, independientemente de que esté de acuerdo o no con ellas, puede pensar que Trump representa a una de ellas".

Y concluyó su análisis:

- "El liberalismo promueve la defensa de los derechos individuales, la limitación y división del poder, el sistema de frenos y contrapesos, así como la tolerancia y el respeto al pluralismo político e ideológico. Trump es la negación radical de esta corriente de pensamiento. Promueve la intolerancia y la exclusión de quienes son diferentes a lo que él concibe como la esencia verdadera de Estados Unidos. Para él están, por un lado, 'ellos' -él y sus seguidores fanáticos que votarían por él aún si matara a alguien en la 5ta Avenida, como él mismo dijo- y todos 'los demás', la escoria que representan los migrantes, los extranjeros, los comunistas, los demócratas y todos los desviados y mentirosos que puedan cruzarse en el camino. Para Trump tampoco existe el respeto a la democracia, a menos que sea él quien gane, de ahí todo lo que aconteció en aquel bochornoso espectáculo del 6 de enero de 2021 cuando turbas de sus seguidores, con el apoyo explícito o implícito de él, se propusieron desconocer la voluntad popular y subvertir el sistema democrático".

Tampoco Trump es un conservador reaganeano

Carlota García Encina, del Royal Institute, desmenuzó las características que lo alejan, además del liberalismo, del conservadurismo.

Lo analizó así:

- El estilo de Reagan ha sido la piedra angular de la mayoría de los candidatos presidenciales republicanos hasta hace poco, con un conjunto de creencias que hacía hincapié en la libertad y el statu quo: "Hay una relación causa-efecto tan clara y predecible como una ley física: a medida que el gobierno se expande, la libertad se contrae". Logró así que muchos antiguos votantes demócratas optaran por él, que los evangélicos se le sumaran -hasta entonces apenas participaban en política-, y contó con el apoyo de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), siendo el primer candidato presidencial que lo lograba.

Este conservadurismo que ha vibrado hasta hace poco era reacio a un gobierno centralizado, se oponía a la intervención federal en los negocios, al aumento del gasto, a la subida de impuestos, a los programas públicos y las subvenciones, y apostaba por una "América" fuerte de cara al exterior. Tras heredar Trump este Partido Republicano, amenazó con represalias a las empresas estadounidenses que trasladaran sus producciones al extranjero, aumentó la deuda nacional, impulsó guerras comerciales aumentando aranceles y dio subvenciones a los agricultores perjudicados por los mismos. También atacó a la prensa libre, al FBI -a menudo considerado una organización conservadora- y a la cúpula militar, y calificó a partes de la Constitución de "falsas". También censuró el "excepcionalismo americano" y por lo tanto creía que EEUU no tenía la responsabilidad de ejercer el liderazgo mundial. "Los republicanos eran un partido conocido por iniciar guerras en el extranjero, recortar la Seguridad Social y Medicare en casa y promover la amnistía masiva para los extranjeros ilegales", dijo Trump a un grupo de donantes en 2023. Algunos de los senadores como, Marco Rubio y Josh Hawley, ya se habían mostrado escépticos ante la vieja ortodoxia antes de que Trump se presentara por primera vez a las elecciones presidenciales. Pero fue Trump quien demostró con su ejemplo que los candidatos republicanos podían apartarse de la ortodoxia "reaganiana" y ser recompensados en las urnas.

-Trump carece, por tanto, de credenciales conservadoras, pero ha sido capaz de que el Partido Republicano cambie drásticamente sus posturas con respecto al libre comercio, al gasto, a las relaciones con los autócratas, a la política militar, a la política de inmigración y a los déficit.

Quién o qué es Trump

 

Si Trump no es liberal, ¿qué es Milei, que tanto lo admira?

¿Es en realidad Trump un liberal o se trata más bien de un nacionalista proteccionista? ¿Es un hombre autoritario y machista que ha llegado al poder haciendo del populismo su arma más potente? A todas estas preguntas trata de responder el periodista John Müller (Osorno, Chile, 1964) en su último libro "No, no te equivoques, Trump no es liberal" (Ed. Deusto), una obra en la que diez expertos analizan el fenómeno Trump y él coordina.

 Para el periodista, el magnate estadounidense es un antiliberal que representa "la regresión de los tres grandes principios que nos han conducido al proceso de globalización actual: libertad de movimiento de personas, de capitales y de comercio"

Esas tres fuerzas, pilares del liberalismo, son las que -según Müller- "han permitido que la Humanidad prospere como nunca antes. Nadie se acuerda de que este año el Banco Mundial ha dicho que la pobreza extrema en el mundo, con 7.000 millones de habitantes, por primera vez va a caer por debajo de los dos dígitos. Nunca en la Historia ha habido menos gente en la pobreza que ahora ". Además, existe un riesgo añadido: que el dirigente maneje la nación como si se tratase de una empresa, algo que «sería un error». Explica que «los países se mueven por imágenes, valores e historia»; mientras que «en las empresas el peso de la historia y el nivel de compromiso suelen ser menores». Aunque insiste en que no cree que Trump vaya a "manejar el país como una empresa, sino como una propiedad", algo que achaca a su autoritarismo y a su sentido patrimonialista de las cosas.

Y entonces, ¿Milei qué es?

Mientras los liberales "puros" celebran a Javier Milei y sus medidas desreguladoras y su discurso anti Estado, también lo ven exacerbarse ante Trump, regulador e intervencionista. 

Milei destaca que la etapa tecno política de Trump, la que se inicia este 20 de enero, será distinta, con Elon Musk como uno de sus profetas en un rol de achicamiento y simplificación del rol del Estado.

Pero todavía resta saber quién es Milei y qué representa, más allá del cotillón que ofrece en cada intervención.

Los liberales están pujando por quedarse con él y su período presidencial, pero saben que es una disputa contra otros que lo tensionan, como los conservadores y varios populismos emergentes sin posibilidad de ser descriptos con las herramientas tradicionales de la ciencia política.

Hay quienes, inclusive, ven un parentesco hasta con la izquierda más ultra, la anarquista, que sufre ante su crecimiento que -como el de Trump- se alimenta de la bronca social contra el sistema.

Y en España se ha comparado a Trump -y en forma correlativa a Milei- más con el fenómeno que dio por nacimiento al chavismo de Podemos que a VOX de Santiago Abascal, con quien el presidente argentino se fundió en un muy efusivo abrazo en las horas previas al acto de asunción de Donald Trump, al que ambos asisten como sus subsidiarios.

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