Por qué el documental sobre Nisman fortalece la hipótesis del suicidio

Si bien deja la puerta abierta a ambas teorías (suicidio u homicidio), aporta una serie de pruebas y testimonios desconocidos que pintan a un fiscal desbordado antes de presentarse en el Congreso de la Nación.

¿Por qué en el registro de llamadas de Alberto Nisman aparecen reiterados intentos para comunicarse con Antonio "Jaime" Stiuso horas antes de la muerte del fiscal? Por este hecho pasa gran parte de la argumentación de los que abonan la tesis del suicidio y el documental producido por el británico Justin Webster para Netflix así lo remarca.

Vale decir que "Nisman: el fiscal, la presidenta y el espía" plantea las dos hipótesis (suicidio y homicidio) y recopila testimonios y pruebas que fundamentan ambas teorías, y no realiza una conclusión explícita en favor de ninguna de las líneas de investigación; aunque en la parte final, el documental fortalece los argumentos de una muerte autoinfligida.

A grandes rasgos -cuya pormenorización será posible al ver el documental disponible en la plataforma Netflix-, Nisman aparece el fin de semana de su muerte como una persona totalmente desbordada, hasta quizás arrepentida de tener que presentarse el lunes siguiente ante el Congreso para justificar su denuncia contra la expresidenta Cristina Kirchner.

En un mensaje de WhatsApp, cuyo contenido muestra el documental, el fiscal le pidió a la entonces legisladora Patricia Bullrich que su presentación en el Congreso no sea pública y que se limite el acceso a la prensa. La diputada responde que eso será imposible, mientras que en los medios se alternan los peronistas para enviarle mensajes intimidatorios: "Lo esperamos con los tapones de punta".

Ningún escenario mediático beligerante podría apichonar a un fiscal cuyos fundamentos para sostener una denuncia son sólidos: no habría cómo entrarle. Sin embargo, la serie documental muestra que esa solidez estaba ausente en el dictamen de Nisman, horas antes de exponerse en público no sólo ante los legisladores nacionales, sino ante un país entero que quería que el fin de semana transcurriera lo más rápido posible.

Una pieza clave de la denuncia por encubrimiento contra CFK y Héctor Timerman era un presunto agente camporitas de la SIDE con conexión con los representantes de la comunidad iraní interesados en la sanción del Memorándum de Entendimiento. Nisman basó gran parte de sus acusaciones en el contenido de las escuchas teléfonicas de este agente de Inteligencia: sin él, de acuerdo con el documental, prácticamente no habría denuncia.

Sin embargo, esa persona, identificada como Allan Bogado y cuyo testimonio está en el documental de Netflix, había sido denunciado por Antonio "Jaime" Stiuso como un "falso agente" de Inteligencia, sin que Nisman lo supiera. La serie plantea que a último momento el fiscal duda y llama dos veces a Stiuso (el jefe de los espías no atiende) para confirmar realmente quién era Bogado, pieza clave de la denuncia que defendería el lunes en el Congreso.

El propio Stiuso, de amplia participación en la serie de Netflix, reconoce los llamados de Nisman y justifica que no lo atendió para proteger al fiscal con el que había trabajado desde 2004 en la UFI AMIA. Palabras más, palabras menos, Stiuso dijo que si posteriormente se difundía que habían hablado horas antes de la presentación en el Congreso, esto perjudicaría a Nisman.

El documental muestra los peritajes de quienes sostienen ambas teorías y todos tienen una justificación científica para argumentar si se suicidó o lo mataron. Pero más allá de lo científico, en lo humano la serie presenta una serie de pruebas -sólo se ha desarrollado una en esta nota- que apuntan a que en el baño había una sola persona: Nisman.

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