¿Me tengo que espantar o acaso Ginés es el reflejo de lo que somos?

Lo ocurrido con el ministro de Salud deja abierta la puerta para la reflexión, porque claramente lo ocurrido nos genera malestar o bronca, pero no nos sorprende. Lo que andaba mal sigue estando igual y ni siquiera una pandemia logra cambiarlo.

Dos cosas quedan clarísimas tras lo ocurrido con el "vacunagate". La primera es que la pandemia tuvo la fuerza para cambiar al mundo, pero no la suficiente para que se termina la "viveza criolla" y otras cuestiones similares. La segunda es que lo ocurrido con Ginés González García nos genera malestar y bronca, pero no nos sorprende porque -al parecer- tenemos asumido que es algo que forma parte de la normalidad argentina.

La duda que queda es si lo que está pasando -porque sigue pasando- con parte de las pocas vacunas que está llegando país es una cuestión que representa lo que somos como sociedad. Duele pensar que la miseria llegó a tal nivel que aún sabiendo que no hicimos las cosas bien a nivel gubernamental para asegurar una cantidad de dosis adecuadas, privilegiamos la cuestión política o el "amiguismo" por encima de los criterios sanitarios.

Es que cuando eso sucede, por más duro que suene, estamos dejando abierta la posibilidad de que muera un compatriota para asegurarle la vacuna al militante que nos va a salir a bancar con cánticos y banderas. Eso, sea del color que sea (porque no se puede descartar que del otro bando no lo hagan), es lo más vil y miserable que puede existir.

Sabemos que las personas que hacen política son las generadoras de los principales problemas que tiene el país, pero es difícil pensar que se pueden llegar a estos niveles, intensificando los vicios históricos a pesar de estar en medio de una pandemia que aún puede matar a miles de argentinos.

Claramente para Ginés (y aún no sabemos para cuántos más) los spot de los abuelos conectados a los respiradores y los pedidos de responsabilidad no eran más que una herramienta más de una campaña política. Para él -por lo que dicen sus acciones- no se trató una cruzada sanitaria para enfrentar un desafío como nunca antes habíamos enfrentado. No se acordó de esos abuelos cuando guardó vacunas para sus amigos y militantes.

Ahora tenemos que sentarnos a pensar si Ginés es una cosa y nosotros otra, porque seguramente todos tenemos algún "pecado" que confesar (guardando las proporciones con este caso en particular). Seguro nos debemos cuestionar actitudes similares que tenemos en otros ámbitos o la simple transmisión de generación en generación de la denominada "viveza criolla", uno de los males endémicos que tiene la Argentina y que sirve para justificar y validar acciones incorrectas cuando son en nuestro beneficio.

La pandemia definitivamente no nos hizo mejores, seguimos estando al debe en muchas cuestiones como sociedad y continuamos manteniendo una clase dirigente que no está a la altura, de uno y otro lado de la vereda. Este episodio, un nuevo escándalo, es sin duda otro punto para quienes aseguran que tenemos un país inviable. Es sin duda otro punto negro que sumamos pero que no terminan por hacernos reaccionar como ciudadanos.

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