La clara explicación de la posición de Pekín sobre la crisis ucraniana (y de Taiwán)

Un alto diplomático chino publicó un tuit este viernes que sirve para entender los pasos de Pekín en este conflicto. También, hacia dónde va el nuevo mundo que nace.

Julio Villalonga

"Estamos listos para realizar la reunificación pacífica con la mayor sinceridad y esfuerzos. Las fuerzas separatistas de la 'independencia de Taiwán' son el mayor obstáculo para la reunificación de China. Si se les permite seguir este peligroso camino, los riesgos de tensión aumentarán".

La frase, tuiteada este viernes por el embajador chino en Washington, Qin Gang, explica la posición básica del gigante asiático sobre su conflicto internacional más importante pero lo hace a la luz de la crisis desatada entre Rusia y Ucrania.

Pareciera estar diciendo: "No queremos que nos ocurra como a los rusos, que no tuvieron más remedio que ir a una incierta confrontación por no matar a la cucaracha cuando era huevo", citando un dicho chino.

El canciller chino, Wang Yoi, mantuvo un profundo intercambio de puntos de vista sobre el tema durante sus conversaciones telefónicas con su par británica, Liz Truss; el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell; y Emmanuel Bonne, consejero diplomático del presidente francés, Emmanuel Macron, respectivamente.

Con respecto a la posición básica de China sobre la cuestión de Ucrania, Wang hizo hincapié en las siguientes cuestiones clave.

En primer lugar, China defiende firmemente el respeto y la salvaguardia de la soberanía y la integridad territorial de todos los países y el serio cumplimiento de los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas. La posición de China es coherente y clara, y también se aplica a la cuestión de Ucrania. Esta postura fue interpretada en Occidente, de manera sesgada, como un desmarque de Pekín.

En segundo lugar, China aboga por un concepto de seguridad común en el mundo que sea "integral, cooperativa y sostenible", afirmó.

El jefe de la diplomacia china insistió en que "la seguridad de un país no puede darse a expensas de dañar la seguridad de otros, y la seguridad regional no se puede garantizar reforzando e incluso ampliando bloques militares. Y las preocupaciones de seguridad razonables de todos los países deben ser respetadas". Un primer centro para Moscú.

"Después de las cinco rondas consecutivas de expansión hacia el este de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), las demandas legítimas de Rusia en materia de seguridad deben ser tomadas en serio y resueltas de una manera adecuada", agregó Wang, ya claramente puesto espalda contra espalda con su par ruso, Serguéi Lavrov.

En tercer lugar, China ha estado siguiendo la evolución de la cuestión de Ucrania "y la situación actual es algo que no quiere ver".

Es "absolutamente imperativo que todas las partes ejerzan la moderación necesaria para impedir que la situación en Ucrania se deteriore o incluso se descontrole", señaló Wang. "La seguridad de las vidas y propiedades de las personas comunes y corrientes debe salvaguardarse de forma eficaz y, en particular, deben prevenirse las crisis humanitarias a gran escala", continuó.

En cuarto lugar, Pekín "apoya y alienta todos los esfuerzos diplomáticos conducentes a una solución pacífica de la crisis de Ucrania" y el inicio de las conversaciones y negociaciones directas entre Rusia y Ucrania "tan pronto como sea posible". Este punto, a la luz de los acontecimientos, no parece ser por ahora la posición de Kiev y de Washington.

Para Pekín, "la cuestión de Ucrania ha evolucionado en un contexto histórico complejo" y Ucrania "debería ser un puente de comunicación entre el este y el oeste en lugar de la primera línea de enfrentamiento" entre los dos bloques, en una segunda edición de la Guerra Fría.

China también apoya a Europa y Rusia en sus esfuerzos por mantener un diálogo "en pie de igualdad" sobre la cuestión de la seguridad europea, "y finalmente formar un mecanismo de seguridad europeo equilibrado, eficaz y sostenible".

En quinto lugar, cree que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas debe desempeñar un papel constructivo en la resolución de la crisis ucraniana, "colocando en primer lugar la paz y la estabilidad regionales, así como la seguridad de todos los países".

Wang opinó que las medidas del Consejo de Seguridad "deberían reducir la tensión en lugar de echar leña al fuego, y contribuir a avanzar en la solución de la cuestión por medios diplomáticos en lugar de empeorar la situación", como ha estado ocurriendo hasta ahora.

Por otra parte, históricamente se ha opuesto a citar el capítulo VII de las resoluciones del Consejo de Seguridad para autorizar el uso de la fuerza y las sanciones.

Wang indicó que China, como miembro permanente del Consejo siempre ha cumplido fielmente sus obligaciones internacionales y jugando un papel constructivo en la salvaguardia de la paz y la estabilidad mundiales.

En cuanto a la cuestión de la paz y la seguridad, destacó que China "nunca ha invadido a otros países, librado guerras de poder, buscado esferas de influencia o participado en cualquier confrontación de bloques militares".

Por último, apuntó que su país "continuará rechazando firmemente todas las hegemonías y poderes fuertes, y salvaguardando resueltamente los derechos e intereses legítimos y legales de los países en desarrollo, especialmente de los países pequeños y medianos".

Nuevo orden. Esta cita casi textual de la declaración del jefe de la diplomacia china es pertinente porque su país y Rusia han llegado a un nivel de relaciones inédito después de décadas de desconfianza: tras la caída de la URSS, Vladimir Putin le ha devuelto a su país un lugar de importancia en el concierto internacional y sigue siendo el segundo del mundo en cantidad de ojivas nucleares (unas 6.000, según cual sea la fuente). En el ínterin, bajo el liderazgo de Xi Jinping el gigante asiático marcha sin prisa -y sin pausa- a convertirse en la primera economía del mundo.

Esta nueva alianza, como decíamos sin antecedentes, está construyéndose mientras fuerzas centrífugas toman velocidad en Occidente, con un notable deterioro de los regímenes democráticos por el avance hacia el poder de agrupaciones de derecha radicales y xenófobas. Estos sectores coinciden en culpar a China de los problemas que el turbocapitalismo tecnocrático está produciendo en sus sociedades.

"¿Por qué tanto odio contra Putin?", se preguntó recientemente Tucker Carlson, "santo patrono" de la derecha estadounidense, en un programa de televisión. "¿Putin alguna vez me ha llamado racista? ¿Me ha amenazado con despedirme por no estar de acuerdo con él? ¿Ha enviado todos los trabajos de clase media de mi ciudad a Rusia? ¿Fabricó una pandemia mundial que destruyó mi negocio y me mantuvo en casa durante dos años? ¿Le está enseñando a mis hijos a abrazar la discriminación racial? ¿Está haciendo fentanilo? ¿Está tratando de acabar con el cristianismo?"

Estas siete preguntas, y sus respuestas, perfilan en buena medida el mundo hacia el que vamos. Un mundo en el que es cada vez más difícil "atar" a los estados nacionales a políticas predecibles, a relaciones racionales.

En 2024, dentro de apenas dos años, el presidente de EEUU que más ha hecho en menos tiempo contra Putin, tendrá 81 años y es muy probable que no sea reelecto. Tanto como que no está claro quién lo sucederá, si un nuevo líder demócrata, Donald Trump. un "heredero" del también anciano multimillonario quebrado u otro líder emergente del partido Republicano.

Los analistas mejor informados de la situación política estadounidense le asignan pocas posibilidades a los demócratas y un poco más a Trump, aunque hoy sean bajas.

Al otro lado del Atlántico, Putin será reelecto -con mayor o menor oposición- en 2024, que podría convertirse, parafraseando a la película australiana de 1982, en el año "que vivimos en peligro".

Más allá de si Putin actuó "llevado de las narices" por Occidente a un "salto al vacío" en Ucrania, está claro que se está definiendo una nueva configuración mundial, que la "pax americana" iniciada en 1989 con la caída del Muro de Berlín está llegando a su fin y, en el colmo de las incertezas, que se abre un nuevo capítulo en la historia de la humanidad cuyas páginas están en blanco.

PD: Los países de tercer y cuarto orden no son los que tienen un PIB menor sino los que son llevados como hojas por el viento por su falta de previsión y de coherencia, lo que es responsabilidad de las élites que los gobiernan. 

EL AUTOR. Julio Villalonga es director de Gaceta Mercantil. Leé más artículos suyos haciendo clic aquí. Encontrarás una biografía completa del autor accediendo a este link.

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