Cómo convertirse en programador en cinco meses y ganar más que el promedio

La programación tiene en Argentina genera por año 5.000 puestos que no son cubiertos y Mendoza no es ajena a esto. La industria tecnológica no sólo ofrece trabajo seguro y pleno empleo, también es una de las mejores pagas.

Maxi Azcurra

La industria del software generó en Mendoza desde hace varios años un enorme abanico de posibilidades con nuevas oportunidades laborales y empresas que florecen al calor de los requerimientos que existen desde países como Estados Unidos y Canadá, los principales demandantes de los servicios y productos de los profesionales argentinos.

Además, se da la particularidad, de que es una de las pocas industrias en la que hay mayor cantidad de puestos de trabajo por cubrir que profesionales para hacerlo. Son 5.000 las sillas vacías anualmente por la enorme demanda existente por parte de las empresas.

Esto genera un alza en los salarios, y numerosos beneficios que las compañías ofrecen para mantener contentos a sus empleados. Una realidad única en nuestro país, traccionada desde las principales economías mundiales.

En este escenario favorable, las opciones para convertirse en programador y entrar en este mundo son más rápidas y accesibles de lo que parece, más allá de que una carrera universitaria siempre es la mejor opción: "Yo recomendaría una carrera larga, siempre que se pueda y se disponga del tiempo, Ingeniería en Sistemas. Además con dos años la universidad entrega el título intermedio de Técnico Universitario Programador, lo que permite a los alumnos empezar a trabajar muy pronto", aporta el ingeniero en Sistemas y programador con experiencia, Nicolás Spadavecchia.

Sin embargo, hay otras opciones para insertarse en el mercado, como ofrece el Instituto Egg en Mendoza: "Damos un entrenamiento intensivo de 5 meses (5 horas por día, 5 días a la semana), para que los estudiantes puedan salir con una base para sumarse como trainees a cualquier empresa de Mendoza o encarar proyectos propios. Es un curso intensivo e introductorio que permite a una persona sin conocimientos programar en 5 meses. Nuestra propuesta es muy diferente de la educación tradicional porque capacitamos en poco tiempo con mucha práctica, en equipos rotativos y colaborativos. Se sabe que los estudiantes de licenciaturas e ingenierías son captados por las empresas en el tercer año de cursado y dejan la carrera. Queremos apuntar a esas necesidades", señala Eleonora Luconi, ingeniera en Sistemas, programadora senior de Egg y directora de contenidos del curso de Programación.

"En Mendoza hay una gran falta de profesionales de la Programación en todos los niveles, junior, senior, etcétera. Cada vez más empresas apuestan al mercado mendocino, traen sedes a la provincia, como Almundo, Everis, porque ven que se está desarrollando un polo tecnológico, pero no hay gente que cubra los puestos vacantes", manifiesta la profesional.

Eleonora Luconi habló con Memo.

En éste sentido, el perfil de mendocinos que comienzan sus capacitaciones es variado y va en aumento: "Son personas muy diversas desde lo profesional. Vienen diseñadores, administradores de empresas, comunicadores, licenciados en computación, economistas, docentes, periodistas. Muchos emprendedores que quieren impulsar sus ideas y muchos project managers que quieren entender la programación para saber qué pedirle a su equipo. Nuestro objetivo es aumentar la cantidad de mujeres en la programación".

"En promedio, un desarrollador de software en la Argentina gana $58.880, según datos de 2019 de la Cámara de la Industria Argentina del Software (CESSI). Y según la organización Chicas en Tecnología en un informe publicado en el sitio web Mujeres Programadoras, en el período 2010-2015, y en el caso de las universidades que informaron datos desagregados por género en sus carreras, se registraron 102.800 nuevas inscripciones en carreras relacionadas con Programación. De este total el 16,02% corresponden a ingresos de mujeres y 83,98% a varones" concluye Luconi.

Aprender a programar parece hoy no sólo una oportunidad laboral rápida y latente, sino también un medio para empujar la economía utilizando el recurso más valioso que podemos tener. El del conocimiento.

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