Historia

23 de setiembre, Día de los Derechos Políticos de la Mujer: Rogelio Araya, el hombre olvidado

El 25 de julio de 1919, Rogelio Araya, diputado nacional por la Unión Cívica Radical como representante de Santa Fe, presentó un proyecto de Ley que se convertiría en el pionero antecedente parlamentario ante la puja por equiparar los derechos políticos y ciudadanos de la mujer. Proponía el "Voto Femenino" al Parlamento de la Nación, modificando los artículos respectivos de la Ley de Ciudadanía Nº 346 y la Ley Electoral Nº 8871.

En 1947 se promulgó definitivamente la Ley 13.010 de sufragio femenino. Fue conocida también como "Ley Evita". Había sido sancionada el 9 de septiembre de 1947 y promulgada el 23 de septiembre.

En 1997 se estableció el 23 de setiembre como el "Día Nacional de los Derechos Políticos de la Mujer". Justo reconocimiento a la igualdad de derechos políticos entre mujeres y hombres. Se instauraba desde aquella ley plenamente el sufragio universal. Las mujeres ostentarían de ahí en más el lógico derecho de elegir y poder ser electas. Dicha Ley entrará en vigencia en las elecciones del 11 de noviembre de 1951. Gobernaba el país el General Juan Domingo Perón. Será ese el día que por primera vez en Argentina las mujeres pudieron votar. En total votaron 3.816.654 de argentinas y fueron elegidas cinco Senadoras Nacionales y 23 Diputadas Nacionales.

Rogelio Araya y el voto femenino: "Esto no es una utopía, es un derecho"

Rogelio Araya.

El 25 de julio de 1919, Rogelio Araya, diputado nacional por la Unión Cívica Radical como representante de Santa Fe, presentó un proyecto de Ley que se convertiría en el pionero antecedente parlamentario ante la puja por equiparar los derechos políticos y ciudadanos de la mujer. Proponía el "Voto Femenino" al Parlamento de la Nación, modificando los artículos respectivos de la Ley de Ciudadanía Nº 346 y la Ley Electoral Nº 8871.

Decía en los fundamentos de su proyecto el Dr. Rogelio Araya: "En el proyecto que presenté a la Honorable Cámara en procura de la emancipación civil de la mujer, expresé mi convicción de que la igualdad de esta con relación al hombre emana de la naturaleza misma. De esto surge de un modo evidente que la igualdad de la mujer con relación al hombre no debe limitarse a los derechos civiles, sino que debe ampliarse también a la vida social". A lo que continuaba el Dr. Araya, quien además fuera presidente partidario de la Unión Cívica Radical: "esto no es una utopía (...) la mujer debe tener los mismos derechos políticos, electorales y de elegibilidad del hombre".

Corría el tiempo donde vertiginosamente comienzan a desplegarse rápidas transformaciones culturales y políticas que sacudirán las estructuras conservadoras del país, sobre todo después de la Ley Electoral Sáenz Peña de 1912. Al triunfo en la nación del radical de Hipólito Yrigoyen (1916), debe sumarse La Reforma Universitaria de 1918 nacida en Córdoba, mientras en Mendoza el Gobierno de José Néstor Lencinas imponía progresistas cambios en materia social. Todo eso en un convulsionado contexto internacional con referencias insoslayables: la revolución rusa de 1917 y el desenlace final de la primera guerra mundial.

Habían trascurrido solo 7 años de la nueva Ley Electoral Sáenz Peña cuando Rogelio Araya propuso extender los derechos femeninos como un componente imprescindible para legitimar y completar el concepto de voto universal. Dichos argumentos serán compartidos por el arco político reformista del momento, sumándose a la iniciativa personalidades como Fenia Chertkoff y Alicia Moreau del "Centro Socialista Feminista", quienes ya habían inaugurado en 1907 el Comité Pro-Sufragio Femenino, alentando la participación de la mujer en la vida política, a través de la realización de campañas en pro del voto femenino. También el Partido Feminista hizo suya esta bandera expresándose contundentemente:

"Con motivo de la presentación por parte del Dr. Rogelio Araya de un proyecto de ley por el cual se modifica el Artículo 7 de la Ley de Ciudadanía y el Artículo 1 de la Ley Electoral en vigencia, en forma tal que se reconocen los derechos electorales de la mujer argentina y naturalizada, el Partido Feminista Nacional, recientemente constituido, y cuyo rico programa es el Sufragio Universal para la Mujer, se presenta ante la Cámara de Diputados de la Nación y expone: Sostenemos nuestros derechos a ser electoras y elegibles en el orden nacional, provincial y municipal (...). Aplaudimos el Proyecto del Dr. Rogelio Araya por cuanto encierra en sí nobles avances".

Pasará el tiempo. Los derechos políticos de la mujer argentina no serían reconocidos, como planteamos, hasta 1947. Y más allá de alguna experiencia provincial, recién en la campaña electoral de 1946 el otorgamiento del sufragio femenino vuelve a figurar en la plataforma electoral de la Unión Cívica Radical, mientras que el candidato del Laborismo, Juan Domingo Perón también manifestó en declaraciones públicas su apoyo al voto de la mujer.

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