¿Quién ganó las elecciones en China?
Que es China y qué representa para el mundo, Argentina y Mendoza, mientras todos estamos pendientes de su archirival: Estados Unidos, con sus elecciones.
Nuestro país, libre e independiente en lo político desde la primera mitad del siglo XIX, no ha logrado (lamentablemente) tener una independencia económica del imperio de turno en el planeta, más allá de algunos intentos frustrados en algunos momentos puntuales de nuestra historia.
Así, en estas tierras hemos pasado de depender económicamente del imperio español a depender del imperio inglés en el siglo XIX, y de éste al imperio norteamericano en el siglo XX. Éste último, a diferencia de los anteriores, nunca tuvo una gran expansión imperial desde lo político (esto es, sus dependencias seguíamos eligiendo a nuestros gobernantes); pero cada vez que algún país, sobre todo de América, "osaba" elegir a un gobierno que no fuera económicamente funcional al gran país del norte, casualmente los militares del país de turno interrumpían el orden democrático, y el alineamiento económico con el imperio estadounidense se restablecía de inmediato. Esto ha ocurrido tanto con presidentes estadounidenses demócratas como republicanos; de hecho, la mayor parte de la última dictadura de nuestro país se desarrolló bajo el "amparo" de un presidente norteamericano demócrata.
Pero a los fines prácticos y mirando hacia adelante, lo que debería preocuparnos es el futuro del imperio, porque de él depende en buena parte nuestra economía. Y aquí es donde entra el título de la presente nota de opinión porque, a pesar de que los medios de difusión locales han seguido "en directo" el desarrollo de las elecciones en Estados Unidos, lo cierto es que, muy probablemente antes de que termine la década que arranca en menos de dos meses, el imperio que fije nuestros designios por el resto del siglo cambie y pase a ser, por primera vez, un imperio que usa en su escritura caracteres distintos a los nuestros; específicamente, es muy probable que desde la tercer década de este siglo XXI, la dependencia del mundo, nuestro país incluido, pase a ser del creciente imperio económico chino.
Cabe aclarar que el tema de las elecciones en China planteado en el título, es solo una pregunta que se formula sin esperar respuesta, con la finalidad de incentivar a quien la lea a reflexionar sobre el asunto (este último párrafo, tomado de parte de la definición de "pregunta retórica" en Wikipedia); igual es interesante enterarnos, ya que estamos en tema, que en contra de la creencia generalizada, en China sí hay elecciones, aún más indirectas que en Estados Unidos, por lo que en ninguno de los dos casos las personas que habitan el país eligen directamente a quienes van a guiar sus destinos.
Pero yendo al caso de China, es importante saber que ésta república tiene una economía en continuo y acelerado crecimiento desde hacen varias décadas; ese crecimiento la ha llevado a tener el segundo PBI más grande del mundo (detrás de EEUU), y con grandes posibilidades de ser el primero en pocos años, atendiendo a que su tasa de crecimiento es superior a la del resto de los países del planeta.
China además, y a diferencia de lo que ha pasado en otros países, ha seguido creciendo a pesar de la pandemia; y para hacer una comparación con Argentina (que excede lo económico), es interesante saber que, aunque su territorio tiene treinta y cinco veces más habitantes que el nuestro, ha sufrido por Covid solo el catorce por ciento de los fallecimientos ocurridos en nuestro país. Aunque, pensándolo bien, quizá la diferencia en muertes no esté desligada del tema económico...
Éste gigante asiático tiene además, como un problema adicional para quienes habitamos Mendoza, un tratado de libre comercio con el vecino país de Chile. Este tratado se traduce, según creo entender, y como siempre ocurre con tratados entre un país claramente más poderoso que otro, en que se llevan materias primas y devuelven productos procesados, quedando las ganancias en China, y las montañas perforadas (y sin cobre) en Chile. Y el problema específico para quienes vivimos en Mendoza está en que, desde los puertos chilenos, que están a la mitad de distancia de nuestra provincia que los puertos argentinos, se exportan a Asia productos similares a los que acá producimos (por ejemplo, vino) pero con arancel cero, generando una barrera difícilmente superable para nuestra economía local.
¿Qué hacer entonces? Como bien expresa un dicho popular, me parece que lo ideal es estar "a dios rogando, y con el mazo dando". O mejor dicho, y dejando las metáforas de lado, sería importante en este tiempo de transición mundial, sin dejar de atender a lo que ocurra en la economía más grande del mundo que ha elegido nuevo presidente en estos días, poner foco también en China. Y salvo que logremos como país independizarnos económicamente del planeta, lo cual sería maravilloso, deberíamos interiorizarnos de la forma de comerciar de esa gran potencia asiática, y de su forma de hacer política; tendríamos también que ir aprendiendo su idioma, para poder ir entendiendo las implicancias que tanto en el corto, como en el mediano y largo plazo, pueda tener esta república para nuestro país, y para nuestra querida Mendoza.
"Hasta luego".