El Poder Judicial y su eterno desafío: independencia o sumisión

El abogado Jorge López Reynaudo esta vez indaga a fondo sobre la razón de ser del Poder Judicial dentro del sistema republicano.

Jorge López Reynaudo

Ya Alexander Hamilton en E.E.U.U. y por 1.788, sostenía que la Justicia, al carecer del manejode las armas y del tesoro era visto como el más débil de los tres, frente al Legislativo y sobretodo, ante el Ejecutivo. 

Recordemos que los formuladores de la teoría de división de poderes fueron el inglés JohnLocke y el francés Charles Louis de Secondat, más conocido como Montesquieu. Partieron deobservar que garantías y libertades dependían de evitar la concentración de las funciones delEstado en sólo uno de sus órganos, generalmente el Ejecutivo. 

De esta aguda observación surgiráen ambos la idea de que los poderes deben ejercer entre sí un control recíproco a través de unsistema de contrapesos y equilibrios, sintetizada por el francés en aquello que: "todo hombre quetiene poder se inclina a abusar del mismo; yendo hasta que encuentra límites. Para que no sepueda abusar del poder hace falta que, el poder detenga al poder". 

En el "Sistema Republicano de Gobierno" adoptado por nuestra Constitución en su art. 1, laindependencia del Poder Judicial derivado de la forma republicana, es uno de sus principiosbásicos. Independencia frente a las presiones del Legislativo, del Ejecutivo, así como de losGrupos de Presión. Se erige así tal independencia en la pieza clave del Estado de Derecho. Sinella no hay posibilidad alguna de hablar de República. 

Dicha independencia se manifiesta tanto en la estructura orgánica de la justicia, así como en eljuez individual al momento de ejercer su función jurisdiccional. 

La primera atiende a losmecanismos de Designación y Remoción de los jueces, el ejercicio de la Potestad Disciplinaria yla Administración de sus propios Recursos. 

La segunda enanca en la Inamovilidad y Estabilidadfuncional de los magistrados así como a la Intangibilidad de las Remuneraciones. 

Si bien es cierto que en la hora el Poder Judicial ocupa destacados lugares en el debate político yen el escenario mediático, no lo es menos que mucho de eso acontece, sobre todo en nuestro país,por una inadmisible y constante injerencia del Poder Ejecutivo en el funcionamiento de ese PoderJudicial. 

Los jueces argentinos a diario experimentan las presiones de los Ejecutivos, los queexplícitamente, ya con declaraciones en la prensa o a través de pronunciamientos de LegisladoresOficialistas, con Proyectos Legislativos de dudosa constitucionalidad y poco demostradaoportunidad. Cuando sino también, con amenazas de Juicios Políticos, con lo cual no dejan deatentar contra el citado principio republicano de la independencia de la justicia, en la aspiración desometerlo a sus intereses, las más de las veces "nonc santos", acciones comunes enPresidencialismos Exacerbados, con deriva ineludible hacia la "autocracia". 

Tal asedio e inaceptable intromisión, encuentra andamiento en la a veces pésima Gobernanzadel Poder Judicial. Ésta constituye de hecho un serio problema a considerar dentro del sistemarepublicano, porque en él no se admite la extendida creencia de que el Poder Judicial esmonopolio exclusivo del jueces y magistrados, olvidando que el mismo en la RepúblicaDemocrática representa una estructura compleja, en la que los jueces cumplen un rol sustantivo,pero donde actúan además otros actores e intereses, tales como el "pueblo mismo" titular de lajurisdicción, la que los magistrados ejercen sólo por delegación. 

Desde la perspectiva de larestructuración del poder judicial y su inserción en los nuevos criterios de inclusión democráticadel justiciable, loable resultan en nuestra provincia las reformas a los Códigos Procesales: Civil,Laboral, de Familia y Penal, pero sobre todo, en este último, con la introducción del Juicio porJurados, manifestación inequívoca de la intención de restituir al pueblo parte sustantiva de lafunción jurisdiccional. 

La pereza de esas adecuaciones de la Justicia, han de rastrearse en el interés de muchos de susactores en que todo siga igual, en que nada cambie en pos del sostenimiento de sus prebendas,logrando que la Justicia pierda confiabilidad y el justiciable sus derechos. 

Todo ante la inacción einidoneidad del Poder Legislativo, incapaz de generar proyectos razonables sobre el tema y másinclinado a impulsar los del Ejecutivo. 

A diferencia de la Corte Nacional de 1.862, conformada por juristas no comprometidos con eloficialismo, el camino seguido por el máximo Tribunal, constituyó una lucha constante, inclusoentre gobiernos del mismo signo político, por asegurarse su control y someterlo a los designiosde la hora, a excepción de su integración de 1.983, con juristas reputados y un diseñoheterogéneo y plural. 

Partiendo allá en 1947 con el Juicio Político impulsado por el GobiernoJusticialista y la destitución de cuatro de sus miembros y el posterior nombramiento de amigos,hecho que representó un momento clave de crisis institucional del Poder Judicial, conocido comosu coyuntura crítica (critical juncture); sin olvidar el escarnio de las Cortes de Facto, la "MayoríaAutomática" de Menem en 1.990, destruida por Kirchner en 2.003. 

Una apretada síntesis de la"Manipulación Política de la Corte Argentina" al decir de Andrea Castagnola. Agreguemos quetodo esto, con la soterrada intención de garantir la impunidad y la protección de los interesesespúreos, de quienes desde la función pública violentaron la normativa legal en su propiobeneficio. 

No hay orgullo posible en el mencionado derrotero. Lo grave es sin embargo su persistencia.Desde la anunciada "Reforma Judicial"; las "Presiones a los Jueces y Fiscales Federales"; las"Declaraciones y el Libro del Presidente", criticando a la Corte y Tribunales Inferiores,olvidando que cuando aquella fue conformada él era Jefe de Gabinete; la "IntromisiónMediática" de Ministros; de "Legisladores" y los "Amigos del Poder" y finalmente, las"Amenazas Presidenciales" en la apertura de las sesiones del Congreso, recrean hoy eseescenario, donde los autócratas suelen ven en la República un sistema perimido y en laConstitución un obstáculo para sus designios. 

En un país que no aprende de sus errores, la opción del Poder Judicial sigue siendo ahora lamisma: INDEPENDENCIA o SUMISIÓN. 

Los ciudadanos esperamos que la Justicia obedezca elmandato constitucional y republicano y se decida por la primera.