Opinión

Perú: Soliloquio o réquiem para mi país

Una reflexión ante las elecciones en Perú de este domingo a cargo de Víctor Manuel Álvarez Pérez, abogado y profesor de Derechos Humanos, Derecho Constitucional y de Ciencias Políticas en la Universidad Tecnológica Nacional de Perú en Lima.

Víctor Manuel Álvarez Pérez

La actual coyuntura política en el país ha generado una serie de desencuentros,distanciamientos, rencillas, rencores, frustraciones, de sentimientos encontrados entre laspersonas del entorno personal y familiar de cada quien, y un largo etcétera, como no habíaocurrido nunca antes, o por lo menos, no en mi historia personal. Esta polarización deposturas, a favor de una u otro candidata a la presidencia, que destapa descarnadosenfrentamientos entre amigos, conocidos o familiares, se ha convertido en lo que un granamigo y filósofo, daba en llamar como un "falso dilema". Y es que, me da la impresión que noexiste tal dilema, en efecto. 

Estamos ante una situación atroz, que me repite y repite como unmartilleo implacable, esta suerte de condena o maldición que nos persigue: preguntarse eneste país qué sería peor que lo que acabamos de pasar, puede darnos una cachetada, ozarpazo, más bien, de realidad lacerante cuando nos encontramos que siempre puede haberalgo peor aún, algo más desgarrador y oprobioso.Voy a señalar las razones por las cuales nunca, jamás votaría por la señora Fujimori. 

Nopretendo, por tanto, convencer a nadie, ni es mi intención probar o mostrar que tengo la razónni, mucho menos, desdeñar lo que piensan mis amigas y amigos, familiares, conocidos ydesconocidos también.Estas son reflexiones muy personales, íntimas, casi como un soliloquio. Una primera granpreocupación (acompañada de profunda pena) es la constatación de que muchas personas ennuestra sociedad pueden ser, o son, muy manipulables (aunque esto puede ser relativo,también, debido a la campaña mediática de estos meses, que podría hacernos comprar piedrasen el desierto); otras, se pliegan o ajustan lo que les resulta más acomodaticio, y actuandocomo focas, aplauden bajo la mesa que alguien que representa lo peor de la "política" en elpaís, llegue al poder, porque piensan que eso los liberará de un futuro atroz; y otras, quieroconvencerme, sí lo creen de buena fe, en función de argumentos que, por supuesto, nocomparto, pero que respeto, por supuesto. 

Esta ha sido una campaña furibundamente feroz, ha sido el apabullamiento perverso de casitoda la prensa, casi como utilizar un buldócer para derribar una casita de esteras, parameternos en la cabeza dos ideas, básicamente: la primera, convencernos que nos enfrentamosa la posibilidad de que un profesor que casi no se expresa bien, que no tiene idea de cómo esque está en donde está ahora, implante, decrete o imponga una dictadura comunista atroz yque el terrorismo asesino y cobarde de "sendero luminoso" sea el que tome el poder,finalmente (lo que no logró por las armas, ahora se lo pone en bandeja este profesordesubicado), y que esta encarnación del comunismo nos quitará nuestro fondo AFP (bueno, alos que lo tengan), expropiará nuestras empresas (igual, a quienes las tengan, no sé cuántos denosotros tengan empresas), y que nos convertirá en una suerte de clon de Venezuela (gracias aesta campaña, no hay manera de evitar verle la cara al Maduro ése o al finado Chávez); y lasegunda, es convencernos que votando por la señora Fujimori salvaremos la democracia, queesta señora representa la unión de los peruanos, la salvación del país frente a la amenazaapocalíptica del comunismo. 

Significa mantener el sistema, este sistema de privilegios de unoscuantos, no importa, pero sin comunismo; de este sistema que permite que tengamos una delas bancas más caras de América Latina, por los intereses altísimos que cobra por créditos y losintereses más bajos que paga por ahorros, no importa, pero sin comunismo; que permite que tengamos la sensación de votar por el que delinque menos cada cuatro o cinco años; que loscandidatos y funcionarios públicos sean calificados bien o mal si "roban pero hacen obra"; yque sea una aspiración llegar a esas esferas del poder para medrar del Estado.Y, claro, siempre en mi concepción y perspectiva de la situación, pienso en esa enormecontradicción que significa la "fracesita" ésa del "miente, miente, que algo queda". Esta seríauna gran verdad que se sostiene en una gran mentira. 

En este caso, no es que haya quedadoalgo, es que caló muy profundamente en muchas/os.Es desastrosa, penosa y muy deplorable, ciertamente, esta falsa dicotomía que nos presentan.Este es, como decía un gran amigo, Atilio Castro, un falso dilema, como ya había anunciado.No hay dilema aquí. Las dos caras de esta moneda que decidirá nuestra suerte son igualmentefétidas, hieden a podredumbre, a desazón, a desconcierto. No se trata aquí, ni siquiera deescoger al mal menor. Se trata de escoger entre el sida y ébola, o algo así. Hildebrant lo decíacon su conocida y letal ironía: "entre el abismo y el precipio". 

Entonces ¿por qué no Fujimori? Creo que las condiciones de esta sempiterna postulante a lapresidencia son harto conocidas. Todo se sabe y es público. Lo más grave es una acusaciónque pende sobre su cabeza, y la de otras 41 personas más, por 30 años de prisión, por delitosde Crimen organizado, Lavado de activos, Obstrucción a la justicia y Falsa declaración enprocedimiento administrativo. No es poca cosa. De modo que, su postulación se me presentacomo la de un personaje que, con mi voto (bueno ya he dicho que jamás votaría por ella), conel voto de los ciudadanos, tu voto, el del vecino, el de tu amiga o amigo, se librará de unproceso penal en el que podría ser condenada hasta por 30 años. Y, no. Yo no pienso serparte de esa obstrucción a la justicia, ni menos favorecer a quien debe, más bien, aclarar susmuy cuestionadas actuaciones en este escenario al que siguen insistiendo en llamar "político". 

No pienso justificar con mi voto, que los grandes poderes fácticos de siempre (la granempresa, ésa que reclama que la van a expropiar y que, pobrecitos ellos, perderán sus bienganados y merecidísimos privilegios, como ha sido siempre en este país), se pongan deacuerdo con las o los candidatos entregándoles, personalmente, maletines con miles dedólares (romero "donó" millón 300 mil dólares, Vito Rodríguez le dio 200 mil) , dinero que nopagó impuestos, que no se sabe en qué se usó, que no fue declarado. 

Claro, están los quepodrían pensar que estos "preclaros e insignes" hombres de empresa estaban haciendo unsacrificio monumentalmente desgarrador para salvar al país de las fauces demoníacas,incendiarias, totalitarias e irracionales de los que estamos en contra de esta forma de manejarel país, que, en su alucinada visión, somos los comunistas desbocados, hordas de gentes quequieren ganar plata y recibir dinero o bienes del Estado sin trabajar. Sí, claro, es unainterpretación de esos hechos, y hay que respetar que algunas/os piensen que así fue.Decir que representa lo peor que uno puede imaginar de este contexto no sería unaexageración. 

Con personajes de su entorno que llaman planificación familiar a esterilizar a unamujer quechua hablante, campesina, con poca instrucción o muy básica, decir que se hizo porsu bien porque ya tenía demasiados hijos, y con el debido "consentimiento informado" pues ledieron a leer una hoja con las indicaciones de lo que pensaban hacerle, documento quemuchos de nosotros no comprenderíamos, es atacar lo más elemental de nuestra inteligencia,y mostrar una insensibilidad extrema y la cosificación del otro por insignificante. 

La propiaseñora Fujimori ha declarado en ese sentido. Llamar autosecuestro al crimen perverso,cobarde y vil, de los estudiantes de la universidad La Cantuta, no puede dejarnos impávidos, no puede dejarnos sin reacción. Eso solo podría deberse a que hemos perdido capacidad deindignarnos. Y yo me sigo indignando con todos esos crímenes, me siguen doliendo y mesiguen indignando los crímenes que cometió el patriarca Alberto, todos los que cometieron los"colina" y toda la corrupción de ese decenio nefasto, hechos por los que no ha habido una solamención, ni pedido de perdón, ni acto público de arrepentimiento. 

Pero debo aceptar yrespetar, que algunas/os piensen de buena fe, que no hubo esterilizaciones forzadas, que lasmiles de mujeres esterilizadas contra su voluntad fueron bendecidas con ese método deplanificación familiar, que se les explicó de manera clara y sencilla que lo iban a ser; y que losestudiantes de La Cantuta fueron, ellos mismos, sus propios verdugos; que el patriarca Albertovenció al terrorismo y su hija lo volverá a hacer; y que gracias a ese régimen el Perú crecióeconómicamente. Pero no lo comparto y me vuelvo a indignar. 

En resumidas cuentas, no voto por esta señora por estos y otros muchos cuestionamientosseveros, graves, como el del costo de sus estudios, la bancada monstruosa que tuvo (nopiensen que lo digo por lo perversa e inmunda que fue su actuación, sino por la cantidad de"representantes" que tuvo, que hacían una mayoría abrumadoramente monstruosa), sinoporque sería reivindicar los crímenes atroces cometidos durante la década que gobernó supadre, porque estaría validando con mi voto, mansamente, el robo, el saqueo, los asesinatos,de esos años, además de validar una de las peores etapas de nuestra historia, una época quesignificó la destrucción de las instituciones, de las organizaciones de base (gobierno del queella fue parte también, no olvidemos que fue primera dama). 

Qué queda del otro lado. No mucho, o nada. Y es lo peor. Ni con Humala estuvo tan difícil (yvicié mi voto, por supuesto). Pero, en mi concepto, insisto, es mi percepción y opiniónpersonal, ese cuento del comunismo y el terror de Movadef, que se viene Cuba, que se vieneVenezuela, a estas alturas de mi vida, sería como creer, firmemente, que en verdad viene el"cuco". Lo que sí vendría es una crisis política horrenda. 

Castillo no tiene mayoría en el Congreso. Y este Congreso no se va a dejar cerrar por negarle confianza a dos gabinetesministeriales. Además, la bancada de la propia señora Fujimori (que no distará nada de lo queya hemos sufrido), estará unida a la de "aliaga", a la de "de soto", a la de "acción popular", lade "acuña". La estrategia de ese congreso será la de interpelar a mansalva y quemarropa delos ministros del eventual régimen de castillo. Más cerca de ocurrir un cierre del congresosería una vacancia presidencial, con la cual estarían felices tirios y troyanos. Motivo casi nonecesitan, ya lo hemos visto. 

De otro lado, ¿un golpe de Estado? ¿De quién? Los militares, quesufrieron emboscadas, muertes a traición, ataques arteros de un movimiento terrorista llenode cobardes que solo sabían matar por la espalda, no apoyarían un acto de ese tipo, porquesería un golpe, vamos a llamarlo así, de izquierda. Además de que sería totalmente fuera de loreal, es una posibilidad nula. En todo caso, sería un golpe de Estado contra castillo.Cerrón será el que maneje el país, dicen algunos. Y, claro, tienen razón en señalar que éstepodría ser el poder tras el trono. Pero, ya hemos aprendido la lección, a punta de muerte,prisión, tortura y demás vejaciones, que nos endilgó el verdadero gobernante del Perú en los90's, tras la sombra, montesinos. 

Además, cerrón no tiene a los militares en su bolsillo parachantajerarlos con juicios y demás trapos sucios, como en el caso del ex perverso asesor. Y yatiene denuncias e investigaciones en curso, además de la condena impuesta, que continuarán,aunque lo nombren ministro de lo que sea porque en el congreso no lo blindarán comoblindaron a Hinostroza o, peor aún, a Chávarry. Pero ni eso siquiera porque está inhabilitadopara cargos públicos por la condena que tiene.

EL AUTOR. Víctor Manuel Álvarez Pérez, abogado y profesor de Derechos Humanos, Derecho Constitucional y de Ciencias Políticas en la Universidad Tecnológica Nacional de Perú en Lima.

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