Martín Caparrós: "Somos un país calesita, parece que está andando, pero da vueltas y vueltas en el mismo lugar"

El escritor y periodista Martín Caparrós habló para entrevista abordo de un tren y hasta casi fue detenido por la policía por hacerlo sin barbijo: todo un parámetro de los tiempos que corren. Autor de casi toda una biblioteca y viajero incansable, ofreció, esta vez, una mirada sobre la Argentina política y el mundo en pandemia.

G. Conte y S. Montiveros

Una de las personas que más países en el mundo conoce, ha recorrido y escrito sobre ellos es el escritor y periodista Martín Caparrós. "Sólo me falta conocer el centro de Asia, aquellos que terminan en 'están'", dice, pero no duda en asegurar que ha visitado un centenar.

Argentino, no escapa de las trampas de opinar sobre la realidad a lo largo de los años, por lo que lo alcanza el término "polémico", una y otra vez, como a casi todos los que alguna vez dejaron sus consideraciones para el consumo público.

Licenciado en historia en París, Caparrós dirigió revistas de libros y de cocina, tradujo a Voltaire, a Shakespeare y a Quevedo, recibió el premio Planeta, el Rey de España y la beca Guggenheim. Es autor de toda una biblioteca, prácticamente. Entre sus trabajos están "El hambre", "El interior" y sus novelas "Todo por la patria" y "A quien corresponda", así como también su libro de ensayos comentados "Lacrónica". Ahora escribe en Chachara.org.

Hoy vive en Europa y poco puede viajar. Sin embargo, concedió una nota que dio desde un tren. Siempre viajando, en definitiva. Más lejos o más cerca. Habló con el programa "Tormenta de Ideas" (sábados a las 8.30 por Radio Nihuil) y casi fue detenido por la policía al bajarse del tren sin barbijo debido, justamente, a la entrevista.

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Caparrós volvió a hablar de "la calesita" en la que estamos subidos los argentinos, entre otras cosas:

- Sabemos que está en viaje en un tren, así que tenemos esas vicisitudes. 

-Uno diría que pensándolo respecto a la Argentina hoy estar en un tren es casi un privilegio.

- Algo semiótico en vos. Siempre estás viajando, ni siquiera estás quieto para una entrevista ¿te conocés todo el mundo no?

- Ni siquiera estoy quieto para una pandemia. Pero sí, estoy bastante quieto, llevo un año que no voy ni a la esquina. Sólo pequeñas salidas aquí dentro de España.

- Sos una de las pocas personas que conoce casi todos los países del mundo. ¿A cuántos países has ido?

- No sé bien, pero ciento y pico. Hay regiones enteras que no conozco, por ejemplo el centro de Asia. Toda esas repúblicas cuyos nombres terminan en "istan", que me dan como un poco de pena porque hace muchos años le pregunté a Kapuciski, el gran cronista polaco, ¿si vos fueras mi jefe de redacción, a dónde me mandarías?¿Cuál es la zona que más vale la pena conocer en el mundo?. Y él me dijo eso, Kazajistán, Kurdistán y todavía no pude cumplir con sus órdenes.

- Contás con un privilegio que es haber visto al mundo antes de esta pandemia y probablemente poder verlo después. Hay cambios que se van notando a nivel de reacciones sociales y de política, no solamente lo que tiene que ver con la salud.

- Visto desde la Argentina esto puede sonar un poco extraño, pero visto desde aquí sí que da la sensación, quizás falsa, de que se está terminando. No sé si terminando del todo, es probable que esto dure de una manera crónica, pero que la fase aguda está terminando, sobre todo en los países más ricos donde se está vacunando mucho. El tema de las vacunas ha sancionando una vez más las enormes desigualdades que hay en el mundo, entre los países que tienen para pagarse sus vacunas y que han inmunizado a gran parte de su población y los países que no tienen. Recién ahora empieza la discusión sobre si es licito que una serie de empresas tengan la propiedad de esas vacunas y hagan dinero con eso, algo que el mundo necesita y que hace mucho no necesitaba nada. 

- Vos viviendo en un lugar donde avizoras una salida en el mediano plazo de la pandemia, ¿cómo seguís lo que está pasando en la argentina donde el impacto actual es tremendo?

- Sí, en Argentina y en muchos otros lugares. Es muy curioso, porque ahora se ha dibujado con un trazo muy grueso este mapa del mundo. El primer mundo está mucho más aliviado, Europa y Estados Unidos, y en cambio donde la pandemia está atacando muy fuerte es en América Latina, en la India y los países pobres que no han tenido los recursos para poner a raya el asunto. Pero hablaba Gabriel hace un rato de los cambios que esto está produciendo y me parece, que como siempre es demasiado pronto para asegurar nada, pero me parece que el primer gran cambio a largo plazo que quizás tengamos que ver, es una especie de retorno de la legitimación del Estado. Los estados han demostrado en esta situación de extrema emergencia que son absolutamente necesarios, eso no quiere decir que me guste o me disguste, es una comprobación. En una situación como está el Estado es indispensable para armar políticas de sanidad, conseguir eventualmente las vacunas, para dar subsidios. Y esto de algún modo culmina en la irrupción de Biden que está haciendo una política que nadie esperaba de él y que se parece mucho más a Roosevelt que a Reagan. Una política mucho más del Estado interviniendo para dinamizar la economía, descreyendo de los mercados y tomando un rol mucho muy activo que en los países ricos no funcionaba hace 40 o 50 años. En Europa está pasando lo mismo.

Aprovechando tu mirada global. Acá en la Argentina se habla mucho de desaciertos en la gestión. ¿Es una situación general que excede a lo que puede hacer un gobierno de los países del primero mundo o hay errores propios que pueden intensificar este efecto?

- Lo que he visto es que muchos gobiernos nacionales han tenido que pagar el costo de la pandemia. Muchos han cometido errores que eran inevitables porque es muy difícil actuar frente a lo que nadie había actuado antes. Entonces en gran cantidad de países los gobiernos han sufrido el peso de sus errores y las criticas que esos errores suscitan. Fijate, para volver al país más grande, a Estados Unidos, es probable que Trump sin pandemia hubiera vuelto a ganar las elecciones. Afortunadamente apareció la pandemia. En muchos casos son los gobiernos regionales los que sacan ventaja de eso. Acá en Madrid la presidenta de la comunidad ganó por muchísimo, es una candidata de la derecha, gracias a que ella puede decir que se opone a las imposiciones del Gobierno nacional. Cualquier parecido con la realidad argentina no es mera coincidencia.

- Lo que nosotros intuimos es una tribalización en la sociedad, como que la gente se junta entre los que piensan igual y hacen fuerza para imponerse. ¿Vos pensás lo mismo?

-Sin duda, hace muy poco escribía en chachara.org sobre cómo los medios influyen para eso, porque hasta hace poco durante los últimos 20 año internet nos permitía un acceso a una cantidad mucho más amplia de medios. Teníamos la posibilidad de mirar otras miradas, de leer otras ideas y abrirnos un pocos. En cambio ahora, como los medios cada vez más se pagan -cosa razonable- cada uno se abona al diario o los dos diarios que le van a decir lo que quiere escuchar. Además de eso tenés amigos en Facebook y tu Timeline en Twitter y te metés en una especie de espacio cerrado en el todo el tiempo está escuchando, leyendo y absorbiendo cosas que te reafirman en lo que ya creías. Es de lo más estupidizante que uno puede imaginar.

- ¿Tiene sentido el fútbol en pandemia con estadios vacíos y competencias que no terminan de ser del todo claro, por lo menos aquí en Argentina?¿Cómo ves ese tema?

- El fútbol en general me tiene un poco aburrido, pero la pandemia ha demostrado es que el público que se creía protagonista del fútbol no es más que un accesorio y que todo puede seguir sin él. Es un poco menos folclórico el entorno, la escenografía podría mejorarse, pero sigue funcionando. El negocio importante no es la gente que va a ver esos partidos por más que se crea que son el corazón y los pulmones de esta actividad, sino la televisión, las marcas, los sponsors y todo eso. Creo que la pandemia lo ha mostrado de una manera obscenamente clara. 

-Una visión sobre la argentina política y sobre los argentinos también. Sin demagogia porque cuando tenemos la culpa la aceptamos y a veces somos el pueblo los equivocados.

- Yo la verdad que no sé cómo contestar a eso. Podría decir que hace un año y algo que no voy a la Argentina por la pandemia, pero eso sería una falacia porque uno sigue de todas maneras la actualidad y las circunstancias del país. Pero aún así no tengo idea. Hace algunos años hablaba del país calesita que da vueltas y vueltas,  parece que se estuviera moviendo pero siempre está en el mismo lugar. Sigo viendo esa situación que por supuesto me desasosiega y me desespera, pero no consigo ver otra. No veo que haya nada, ningún cambio. Los últimos 20 o 30 años parece que no trajeron nada nuevo. Puede ser mi estupidez o mi ceguera que no me permiten ver esas novedades, pero realmente no las encuentro.

Volvé a escuchar abajo o haciendo clic aquí la entrevista con Martín Caparrós y el programa completo "Tormenta de Ideas" , por Radio Nihuil:

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