Murió el reconocido científico Héctor Ciapuscio: 7 frases con su legado
El científico y divulgados Héctor Ciapuscio murió, pero dejó un gran trabajo de vinculación entre la sociedad, la Ciencia y la Tecnología.
Pocas veces llega a la prensa la noticia dr la muerte de un investigador científico, aunque debería suceder, para conocer más sobre sus investigaciones, descubrimientos y dudas que dejó planteadas. Es el caso de Héctor Ciapuscio, desconocido para el público en general, pero muy querido y reconocido en el ambiente de la Ciencia y la Tecnología.
Murió. Lo comunicó por Twitter el economista especializado en ciencia, tecnología e innovación. Recordó allí que Ciapuscio fue subsecretario de Manuel Sadosky durante el gobierno de Raúl Alfonsín y había sido director nacional de Migraciones del gobierno de Arturo Illia. Fue amigo y colaborador estrecho de Jorge Sábato, sobre quien escribió un artículo homenaje impecable en la revista Humor, ya desaparecida.
Entre sus libros el más conocido es "Nosotros y la tecnología", pero también publicó "Dédalo, tecnología y ética", "Los gobiernos liberales y la inmigración europea (1853 - 1930)" y "El fuego de Prometeo: tecnología y sociedad".
Su pensamiento, en frases de una entrevista publicada por Clarín en 2007:
- "El uso de la tecnología está difundido, masificado; pero la producción de tecnología básicamente no es nuestra; muy poco de tecnología argentina está dentro de cada vehículo, de cada computadora, de cada teléfono celular, de cada motor. Hemos incorporado abundancia de tecnología que nos ayuda -o no nos ayuda, esta es otra cuestión- a mejorar nuestra calidad de vida. En muchos aspectos, podemos también señalar que no nos llevamos muy bien con ella, a juzgar por cómo conducen automóviles los adultos, por la desmesura en el uso de los celulares o por el tipo de uso que se le da a la conectividad con las computadoras".
- "La tecnología es buena cuando actúa como herramienta de igualación social; no lo es cuando acentúa las diferencias entre los poderosos y los débiles, entre los ricos y los pobres".
- "Hasta mediados del siglo XX, la tecnología proveyó abundantemente bienes socialmente niveladores: la luz eléctrica, la heladera, la radio, el teléfono, las vacunas, las fibras sintéticas, los antibióticos, la televisión... Fueron factores de igualación social. Beneficiaron la vida de ricos y pobres, disminuyeron la brecha entre unos y otros. Pero en los últimos cuarenta años no ha sido tan así: el desarrollo tecnológico no ha venido de la mano de la equidad".
- "La mitad más desfavorecida de la humanidad necesita viviendas baratas, cuidado de la salud y educación accesibles a todos y de calidad. Y las nuevas olas tecnológicas prometen un desajuste todavía mayor entre la tecnología y esas tres necesidades básicas insatisfechas. Si esta brecha continúa ampliándose, llegará un momento en que los pobres habrán de rebelarse y su revuelta empobrecerá tanto a pobres como a ricos".
- "Creo que esa brecha profunda que existe entre las necesidades humanas y la tecnología sólo puede ser llenada por la ética, por el poder de la persuasión ética. El movimiento ambientalista mundial es un ejemplo; ha logrado grandes victorias sobre la arrogancia industrial y tecnológica. Ha hecho, por ejemplo, fracasar a la industria nuclear de los Estados Unidos, a su despliegue pacífico como fuente de energía y a su despliegue bélico a través de las armas atómicas. Los educadores, los científicos, los industriales lúcidos, deben luchar para que la justicia social gravite sobre el despliegue de la tecnología".
- "El cambio tecnológico conlleva dilemas éticos que no se deben eludir. Lo que hay que evitar, creo yo, es la tentación de lo que los griegos llamaron "hübris", esto es, el orgullo excesivo que lleva a los hombres a desafiar a los dioses, a colocarse ellos mismos por encima de las leyes humanas, a suponer que es posible dominar o sacar provecho sin fin de la naturaleza sin medir los costos a mediano y largo plazo".
- "Hay momentos clave en la memoria de los que estamos todavía vivos: el desarrollo de la siderurgia y de la industria aeronáutica durante los años 40, con el primer peronismo, que tenía un fuerte costado apoyado en la defensa nacional y las industrias militares, pero tenía también otro costado vinculado con la innovación tecnológica que significaba la incorporación de recursos nacionales para el uso masivo y con sentido federal: se recuerda poco el hecho de que se crearon en aquellos años institutos de investigación científica en todas las Universidades del país. Con Frondizi en el 58 se produce otro gran momento; cantidad de ingenieros, por ejemplo, poblaron la administración pública, se produjo una verdadera revolución en la Universidad, que fue un gran semillero de científicos que estaban cerca de los desarrollos tecnológicos propios; en el campo de la energía nuclear, en la física, en la bioquímica, en la informática".