Por qué Ley Micaela

"Ley Micaela viene a ser una luz que pretende visibilizar o hacer foco en la problemática de las desigualdades a fin de que las personas que trabajan en el Estado puedan responder de manera eficiente y asertiva ante quienes vienen en busca de justicia", sostiene Emiliana Lilloy en esta columna.

Emiliana Lilloy

Cuando nos sentimos obligadas a algo experimentamos una especial resistencia. Lo impuesto, sobre todo en la etapa adulta cuando ya tenemos formadas gran parte de nuestras opiniones -al menos sobre los planteos básicos de la vida como la familia, el trabajo, nuestra religión o creencias- resulta por demás incómodo.

El feminismo -y su desarrollo teórico- que entre otras cuestiones plantea que el mundo ha sido construido a través de una mirada masculina que puso a los varones en una posición de privilegio (legal, económico y simbólico) y que por lo tanto nuestras familias, formas de trabajo y creencias son un producto de esta visión o construcción, resulta un movimiento digno de rechazar. ¿Quién desea que después de haber construido su vida bajo un paradigma de creencias, alguien pueda -a través de un planteamiento nuevo- hacerle dudar de todo lo que creyó como natural, normal o que consideró correcto?

Los replanteos son incómodos, tanto que incluso tendemos a demonizar aquellas ideas o personas que vienen a interferir con nuestras estructuras o formas de vivir la vida. Así, por ejemplo, se ha popularizado el concepto de "ideología de género" para referir a esta nueva perspectiva o mirada que se propone para reorganizar nuestras sociedades poniendo en un plano de igualdad y diversidad de varones y mujeres.

Argumentan, quienes resisten a los movimientos sociales y académicos que muestran esta mirada, que se quiere imponer o ideologizar a la sociedad en valores que no responden a la familia o a la moral que hemos pactado como válida. Lo que cuesta ver es que la mirada con la que vivimos hace más de 12.000 (revolución agraria) es el androcentrismo, es decir, una visión que pone al varón como centro de todas las cosas. Dicho de otro modo, una ideología machista que cree que por algún designio divino o natural las mujeres resultan inferiores a los varones y por tanto, merecen un trato distinto. Y no es que no debamos ser tratadas de diferente manera -lo cual está claro desde el momento en que advertimos que sí somos distintos varones, mujeres y disidencias y compartimos este planeta en igual proporción- sino que el problema radica en que ese trato, a través de la asignación fija y dogmática de roles -poniendo a la mujer al servicio de los cuidados y el varón-, terminó por perjudicarnos con consecuencias terribles como la violencia de género.

Estos y otros temas son los que se abordan desde el 2019 en el curso de Ley Micaela, el cual resulta obligatorio para todas las personas que integran el Estado Argentino o que pretenden trabajar o ingresar en él. Y si bien su obligatoriedad fue motivo de quejas y opiniones encontradas, conocer la causa de la existencia de la Ley N° 27.499 y las consecuencias que pretende evitar convencen de su necesidad a cualquier persona.

Micaela García fue víctima de un error del Estado, y ese error fue motivado por el desconocimiento de las motivaciones que guían a los abusadores sexuales y femicidas, de que las mismas son una consecuencia de vivir en sociedades desiguales que propician masculinidades tóxicas que no dudan en ejercer el poder y disciplinar a las mujeres que por mandato deben someterse a su arbitrio y deseos. Así fue que una noche en Gualeguay, Sebastián Wagner encontró a Micaela (21) años en la calle y la abusó sexualmente y la mató.

El asesino y violador de Micaela había sido recientemente liberado de prisión pese a que los dictámenes de los profesionales recomendaban al Juez que no lo hiciera. Esos informes describían una actitud que de haber tenido aquel juez comprensión y una visión con perspectiva de género, no lo hubiera liberado o al menos no sin algún tipo de medida o control.

Ante esta atrocidad, y si pensamos que Micaela pudo se nuestra madre, hija, hermana, amiga o nosotras mismas, aparece claro que el porqué de Ley Micaela y su obligatoriedad despeja las dudas sobre la existencia de un intento de ideologizar o forzar a las personas a pensar de una manera u otra. Por el contrario Ley Micaela viene a ser una luz que pretende visibilizar o hacer foco en la problemática de las desigualdades a fin de que las personas que trabajan en el Estado puedan responder de manera eficiente y asertiva ante quienes vienen en busca de justicia o en cualquier caso, necesitan decisiones responsables y conscientes de los/as funcionarias de las cuales muchas veces dependen nuestras vidas, como la de Micaela.

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