Historia

La valiente muerte de Martín Zapata

Muchos conocemos el nombre de Martín Zapata porque resuena en el aire mendocino en referencia al colegio que lleva su nombre y que pertenece a la UNCUYO. Pero aquí la historiadora Luciana Sabina incluye datos sobre quién fue y cómo y por qué murió.

Luciana Sabina

Martín Zapata, hombre cuya fuerza de voluntad y tenacidad política lo llevó a ser uno de los próceres de nuestro "pago chico", tuvo también relevancia nacional. Hizo su entrada en Santa Fe en el cálido febrero de 1853. Su destino, el encuentro con Justo José de Urquiza y representantes de las distantes provincias argentinas para dotar al país de una Constitución. Aun con la notoria ausencia de un Buenos Aires separatista.

Su rostro, curtido por el sol cuyano, se iluminaba con una sonrisa inextinguible mientras se presentaba a sus compañeros constitucionales. "El día más glorioso de mi vida", escribió alguna vez, "fue cuando la provincia de Mendoza me honró con su voto libre y espontáneo... soy Diputado de la Nación".

El 1° de Mayo, tras fervorosas discusiones en las que Zapata participó de manera activa, se sancionó la Constitución Nacional Argentina, inspirada en los conceptos de Alberdi. La firma de Zapata se encuentra en aquel documento histórico, reservándole un lugar en la inmortalidad patria.

Sin embargo, la política no monopolizaba la existencia de Martín Zapata. En las vísperas de su partida al Congreso Constituyente, sucumbió al embrujo de Elisia, la hija del gobernador Pedro Pascual Segura. Ya en Santa Fe, mientras debatía por el bienestar de la patria, también luchaba por conquistar su anhelo romántico. A causa de la distancia, su cuñado y amigo, Eusebio Blanco, actuó como intermediario entre él y Don Pedro. Tras ser aceptado, Zapata escribió una emotiva carta a su futuro suegro que culminaba con estas palabras:

"¡Ojalá sea yo tan afortunado de poder inspirarle un cariño igual al que le profeso a ella, y al deseo que me embarga de dedicar toda mi existencia a garantizar su felicidad!".

El 25 de enero de 1855, la pareja selló su amor en la Iglesia de San Nicolás de la ciudad. Ignoramos si "la felicidad colmó a Elisia", pero sabemos que, en un breve lapso, fueron bendecidos con tres hijos: Pedro Martín Rodolfo, Ignacio Manuel y Elina. No hubo tiempo para discordias: las obligaciones políticas de Zapata lo llamaban constantemente fuera de la provincia.

En 1860, Zapata finalmente regresó al hogar. Desde entonces, la pareja disfrutó de una vida socialmente activa, pero sencilla y provinciana. Sin embargo, la tranquilidad se desvaneció abruptamente la noche del 20 de marzo de 1861.

Las ruinas del terremoto de 1861.

Pasadas las 20.30 horas, un terremoto devastador golpeó Mendoza, atrapándolos lejos del hogar. La tragedia se vio agravada por un incendio desatado que comenzó a consumir todo a su paso. Martín, al percatarse de la ausencia de su hijo Ignacio Manuel, se precipitó en el interior del hogar familiar con la esperanza de salvarlo. El pequeño aún no había cumplido el año.

Lamentablemente, días más tarde, sus cuerpos fueron hallados entre las ruinas que habían ensombrecido a Mendoza. La figura de Zapata, abrazado a su hijo, emergía desdibujada entre los restos, estampa heroica de un padre que perdió ante la muerte, pero no ante la gloria.

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