Diego Mémoli

Mucho de lo que creemos "imprescindible", ya no lo será

El director de El Cronista cuenta en esta nota una experiencia personal en los poco más de 30 días de cuarentena y lo proyecta hacia adelante.

Diego Memoli

Esta pandemia nos obligó a encerrarnos y en 48 cambiar todas nuestras rutinas y flujos laborales.El Cronista, si bien tiene una pata muy fuerte que es la digital y que representa el 50% de nuestros ingresos, tenemos varias revistas y la edición en papel del diario. Parecía imposible "cerrar" de modo remoto. La realidad que dos días antes hicimos la prueba de cerrar de modo remoto y salió todo excelente. Ni una persona. Claro que desde hace un año y medio cuando se tomó la decisión de unificar todas las redacciones (papel, web y revistas), en cajas de contenidos multiplataformas y multiproductos el 100% de los periodistas tienen notebooks y se realizaron los enlaces para trabajar de modo remoto.

Surgen muchas preguntas post pandemia.¿Es realmente necesario seguir con una lógica industrial que todos entran a las 9 y todos salen a las 18 colapsando transporte y vía pública? ¿No se puede realizar ingresos programados que distribuyan estos flujos? En el caso de El Cronista ocupamos un piso entero en un edificio de Avenida Colón. ¿Es realmente necesario 1000 metros de alquiler, calefacción, refrigeración, etc.? ¿No es más eficiente programar determinados días de encuentros en un lugar más chico y compartido como son lo coworking? También me pregunto sobre todas las ineficiencias que surgen en supermercados, shoppings, inclusive prestadores de servicio como gimnasios o peluquerías. ¿No se podrán sacar turnos como el médico y tener espacios más pequeños y desestacionalizar la demanda? 

Cuando uno observa la baja del impacto ambiental, ¿no es hora de que realmente los tramites que estamos obligados a realizar si o si de modo presencial se puedan realizar de modo remoto?La división tradicional del trabajo en intelectual y manual seguramente será reemplazada por las categorías de trabajador presencial y trabajador remoto. Seguramente tengamos días en que seremos uno u otro. Posiblemente seamos los dos. 

Me pregunto también en los megaconciertos, los estadios de fútbol con más de 50 mil espectadores y seguramente habrá cambios. Así como después del 11 de septiembre cambió en buena medida la forma de viajar y asignar visas, creo que existirán cambios ante estos eventos masivos. Por ahí serán más chicos y surgirán forma de monetización en vivo y a escala global los streaming. Claro que esto cambiará los espectáculos que atenderán como lo reciben en casa más que cómo se vive el espectáculo en directo. (Me acuerdo de un artículo de Umberto Eco que narraba que el casamiento de Lady Di y el Príncipe Carlos había sido el primer gran evento pensado para la televisión más que para los que asistían).

También pienso en lo poco preparados que estamos para el tele trabajo o el home office. En casa somos cuatro y tenemos el privilegio de vivir en una casa que cada uno puede encerrarse a trabajar en un cuarto. Pero así y todo los espacios no están condicionados para ello. Esta situación de "privilegio" lamentablemente no es una regla. En una casilla en una villa viven hasta 13 personas. Resulta imposible que en esas condiciones se dé el tele trabajo o el tele estudio. Esta pandemia desnuda de forma brutal la precarización que vive el 40% de nuestros compatriotas. 

En el tema educativo también habrá cambios. Parciales, selectivos y condicionado por los recursos que se dispongan. En lo personal, la semana pasada di una clase a alumnos de 5° año de la carrera de Administración y Sistemas del ITBA. En primer lugar, cambia totalmente la dinámica de la clase. Es impensable dar una clase parado y con un pizarrón atrás. Para esta clase de dos horas y medias tuve que preparar material audiovisual para apoyar lo que estaba hablando. Lo bueno que estas plataformas permiten, por ejemplo subir un Excel y resolver juntos una fórmula, compartir videos, etc. Fue una muy buena experiencia. La clase es moderada por otra profesora y los chicos pueden ir preguntando en el chat para que exista diálogo. El ITBA tiene una gran plataformas y sus alumnos todos tienen los recursos para participar (internet de calidad, computadoras, etc.). Lo que resulta interesante de esta modalidad es que realmente se puede aprender y enseñar. Se puede estudiar o enseñar desde cualquier parte del mundo. 

El tema es el 40% de nuestros compatriotas que ni en sueños pueden acceder a esto. Todo es posible, es un tema de prioridad política y social. Cuando la generación del 80 se propuso "educar al soberano" fue una verdadera revolución, en la que sus resultados lo verían próximas generación. Sería fantástico que el poder político y la dirigencia en su conjunto postularan que "Hay que educar al nuevo tele soberano". Es posible técnicamente hay que instrumentar su viabilidad política. 

EL AUTOR. Diego Mémoli es director de marketing, circulación y suscripciones de El Cronista. Su tarea principal en la que está abocado desde hace tres años fue facilitar y mediar entre redacción, comercial y tecnología en el proceso de unificación de redacción y rediseño del diario. En este momento cumple la misma función de facilitador entre las áreas mencionadas (más producto) en el camino de una transformación a una editorial tecnológica, con soportes en papel y eventos.También es consultor en temas de investigación de mercado y negocios y docente de toda la vida (en este momento en el ITBA).

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