Un Gobierno obligado a hacer lo que desprecia: gobernar
El reporte del domingo de Silvia Mercado, periodista NO acreditada en Casa Rosada (*).
El Gabinete vive bajo el tembladeral de la incertidumbre. ¿Quién sigue? ¿Quién se va? ¿Desbarrancará el Presidente? Solo hay un consenso: Pettovello no es la persona correcta para el ministerio que le dieron. Pero Milei no quiere aceptarle la renuncia. Santi Caputo logró la designación en la AFI de su amigo, Sergio Neiffert. Guillermo Francos también quiere terciar en el área y pondría a José Luis Vila como secretario de Asuntos Estratégicos, reemplazando al renunciado José Antelo.
Un curtido funcionario rogó porque sus comentarios fueran mantenidos en off. "Si no, Javier me mata", comentó entre risas, pero con cierta preocupación. La semana en la Casa Rosada había empezado mal y el viernes continuaba peor. Nadie podía estar seguro de que no pasarían la guadaña por su cargo. "Si se cargó a Posse, ¿quién puede estar seguro? Salvo Karina, ni Santi (Caputo)", era una de las conclusiones entre los más jóvenes.
¿Será para tanto?
En principio, nadie puede saberlo. Ni el Presidente, que está sometido a la desagradable tarea de gobernar un Estado que desprecia, en un país quebrado, con una personalidad como pueblo indescifrable, aún para las mentes más brillantes y experimentadas.
En esa marea navegó el Gabinete durante toda la semana. Bajo el colofón del riesgo país que aumentaba y los bonos que caían, un día aparecía el rumor de que se iba Mariano Cúneo Libarona. Oficialmente, siempre fue negado. Por las dudas, casi como para blindarse, el ministro de Justicia accionó una demanda judicial contra los periodistas Nancy Pazos y Darío Villarroel.
Otro día el que se estaba yendo era Mario Russo, el ministro de Salud que pasó sin chistar la epidemia del dengue sin vacunas ni campaña sanitaria. Nadie se molestó en negar su renuncia. Pareciera que tiene pocos amigos en el Gobierno, pero el funcionario aún sigue en su puesto.
Crecen los rumores sobre la posible salida de Diana Mondino
Diana Mondino siempre está por ser expulsada. Nadie tiene demasiado claro por qué. Quizás por no ser suficientemente convincente a la hora de hablar con Milei acerca de lo que le conviene hacer o no en materia de política exterior. Ella siempre va detrás del Presidente buscando desandar los improperios mileístas, a veces con mayor o menor talento. Pero a nadie se le escapa que nunca hizo un viaje internacional con él y que sí tenía pensado hacerlo al G7, justo la invitación que Milei estuvo a punto de rechazar.
Mondino junto a Milei.
Nadie puso en duda el futuro de Luis Caputo. Pero el Presidente tuvo que reforzar su respaldo porque la llegada de Federico Sturzenegger, uno de los archienemigos de "Toto", podía ser leída como el recambio posible si fracasa el actual ministro de Economía.
Quizás Patricia Bullrich es la única ministra que no apareció en los rumores, no tanto por su amistad con los Milei, sino por la eficiencia a la hora de despejar las calles y comprometerse en la lucha contra el narcotráfico, dos áreas que le permiten tener alta consideración del electorado, que la tiene entre las figuras mejor rankeadas, muy cerca del Presidente y la Vice. Hasta con el cuidadoso Luis Petri tiran, cada tanto, alguna crítica.
Nombramientos y renuncias de hoy: Con el acelerador a fondo
En semejante panorama, solo hay un consenso: que Sandra Pettovello no es la persona adecuada para el ministerio que le fue encargado. Incluso hay quienes están seguros de que Milei la mandó al muere desde el día uno, porque era imposible que pudiera manejar semejantes estructuras que tienen entrecruzamientos directos con la vida cotidiana de las personas, asuntos muy críticos como los alimentos, la jubilación, las prestaciones sociales, la escuela.
Pero la verdad siempre es más sencilla. El Presidente, como cualquier ciudadano, pensaba que sería fácil manejar a la burocracia estatal y que no necesitaba experiencia para realizar transformaciones. Los que no pudieron "son todos unos boludos" o "comunistas" o "chorros". Sin descartar que hay casos que pueden incluirse en alguna -o las tres- categorías, manejar el Estado no es algo sencillo para nadie. Por eso Pettovello renuncia cada tanto, según trascendió desde el propio Gabinete.
El punto es que Milei volvió de su último viaje y se dispuso a respaldarla. Lo hizo en sucesivas manifestaciones públicas, por lo menos ocho veces. Y mandó a sus funcionarios a hacerlo. Incluso le exigió a uno de sus laderos más importantes a que se tomara el trabajo de hacerlo. "No quieren ir por Pettovello sino por mí, qué te parece", le dijo a un periodista radical que lo entrevistó a pocas horas de instalarse en Olivos. El Presidente no podía creer que desde su más estrecho entorno se limara a su ministra de Capital Humano.
Antes de irse, había dispuesto la salida de Posse y a Guillermo Francos para reemplazarlo. El anterior jefe de Gabinete aprovechó la ausencia de Milei para reunirse con Mondino y así explorar qué embajada podían darle. El nuevo, tomó una decisión saludable como es la de quedarse en la Planta Baja para huir de la tensión que se vive en el primer piso, un ambiente tóxico para resolver los problemas más urgentes que tiene en el corto plazo.
Porque, así como Milei tiene como primer mandato llevar al piso la inflación, Francos debe sacar la Ley Bases y llevar el vínculo con los diputados y senadores (y gobernadores) a un estadio razonable, más allá de las diferencias políticas.
Tampoco el más experto del Gabinete la tiene fácil. Esta semana, la Cámara de Diputados le demostró que está dispuesta a romper barreras ideológicas para hacerse oir en el excéntrico gobierno de LLA.
A esta altura, no le importa a los opositores más dialoguistas que los califiquen de "casta". Ya no temen pagar costos políticos. Están en el piso, y poco les importa que el electorado siga creyendo en la magia del líder que vino del futuro. Lo último por lo que van a trabajar es para que salga la Ley Bases. Pero ahí terminó el amor.
Bullrich culpó a la oposición por la suba del riesgo país
Están ansiosos por explorar nuevas alianzas políticas sin esperar al PRO ni a su recientemente designado presidente Mauricio Macri. Tienen todo el futuro abierto porque, como dice Emilio Monzó, "ellos esperan en el 2025 ganar las elecciones. Ponele que les vaya de maravillas, que se queden con toda la representación del PRO, y tengan un bloque de 82, 84, incluso te digo de 90. Seguirán siendo una tremenda minoría".
¿Alguien se lo explicó a Milei? Parece que no.
Por lo menos, no siguió acéfala la AFI y el Presidente se animó a estampar la firma en la designación de Sergio Neiffert, el nuevo interventor del principal organismo de inteligencia estatal, bastante enclenque desde que pasó por "la casa" la abogada Cristina Caamaño. Durante el mandato de la exfiscal nacional se filtraron decenas de identidades de personas que trabajaban como agentes, provocando el desmantelamiento de las estructuras de inteligencia argentinas.
La formación y la experiencia en estos delicados asuntos que son el centro de preocupación de las naciones en estos tiempos, con varios conflictos armados abiertos, no parece haber preocupado al Gobierno. "Tampoco sabían del tema la mayoría de sus antecesores", explican con razón. El hecho de que es prácticamente desconocido en el mundo político sería beneficioso para cumplir su función, según evaluó Santiago Caputo, su padrino, siempre preocupado por las filtraciones.
Francos no quiso privarse de tener una voz en la materia, y designaría a José Luis Vila como secretario de Asuntos Estratégicos, un cargo que tuvo hasta hace pocos días José Antelo, hombre de Posse. La información no pudo ser confirmada por fuentes oficiales, pero amigos de Vila lo dieron por hecho.
José Luis Vila.
Vila es un militante radical que llegó al mundo de la inteligencia en tiempos de Raúl Alfonsín, propuesto por el mítico Enrique Nosiglia. Intentó volver a la AFI en tiempos de Gustavo Arribas, pero no lo logró. Tampoco tuvo éxito en reincorporarse al área durante el gobierno de Alberto Fernández, aunque sí mantuvo un gran protagonismo declarativo contra el extitular de la AFI y su segunda Silvia Majdalani, además de los principales cuadros que acompañaron la gestión macrista.
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* Después de casi 10 años, el jueves 6 de junio puse el dedo para ingresar en la Rosada y el sistema no me reconoció la huella. "De arriba" decidieron retirarme la acreditación. O sea, del primer piso, donde funciona la Secretaría General de la Presidencia. Hubo funcionarios que se comprometieron a resolver la situación. Ojalá lo logren.