Panorama

Brutal: hoy, el día en que los nazis pueden volver a gobernar Alemania

Este domingo Alemania tiene unas elecciones que son cruciales, por el crecimiento de los realmente ultras, que podrían cambiar el mapa no solo de ese país, sino de Europa, porque de imponerse, se saldrían de la UE. Pero hay más osas y datos duros para analizar en esta nota.

Este domingo Alemania celebra elecciones y la extrema derecha (real, no exagerado) del AfD parece conquistar a un electorado harto de que su país apadrine a todas las naciones ingobernables, y las saque a flote, además de no exigirle a la inmigración masiva que se adapte a Alemania, y no Alemania a ellos.

Solo con esto, el centro político se ha derrumbado, abriendo un pórtico a los sectores más reaccionarios, contra el que tanto izquierda como derecha se han unido siempre, y que ahora, además, son auspiciados por Elon Musk, el hombre más rico (¿y poderoso?) de la Tierra.

Todo sobre las elecciones de este domingo en Alemania

Alemania tiene este domingo sus elecciones federales cruciales, en las que se decide la composición del Bundestag (Parlamento) y, por ende, el próximo canciller del país. Estas elecciones, adelantadas debido al colapso de la coalición gubernamental en noviembre de 2024, se celebran en un contexto de gran polarización política y desafíos económicos.

Contexto y antecedentes

Las elecciones federales de 2025 fueron originalmente programadas para septiembre, pero se adelantaron tras la ruptura de la coalición "semáforo" (SPD, Verdes y FDP) en noviembre de 2024. La destitución del ministro de Finanzas, Christian Lindner, por parte del canciller Olaf Scholz, desencadenó una moción de confianza que Scholz perdió el 16 de diciembre. Esto llevó a la disolución del Bundestag y la convocatoria de elecciones anticipadas, formalizada por el presidente Frank-Walter Steinmeier el 27 de diciembre.

El colapso de la coalición se debió a disputas presupuestarias y desacuerdos sobre políticas clave, como la inmigración y la economía. La situación ha evidenciado la profunda polarización en el país, con temas como la recesión económica y las políticas de asilo dominando el debate público.

Sistema electoral y candidatos

El sistema electoral alemán es una combinación de representación proporcional y mayoría simple. Los votantes emiten dos votos: uno para un candidato en su circunscripción (Erststimme) y otro para una lista de partido (Zweitstimme). Este sistema permite una representación proporcional en el Bundestag, aunque se han introducido reformas para limitar el tamaño del parlamento a 630 miembros.

Entre los principales candidatos se encuentran Olaf Scholz del SPD, Friedrich Merz de la CDU/CSU, Robert Habeck de Los Verdes, Christian Lindner del FDP y Alice Weidel de la AfD. Las encuestas sugieren que la CDU/CSU lidera con un 30% de intención de voto, seguida por la AfD con un 20% y el SPD con un 18%. La campaña electoral se ha centrado en revitalizar la economía, reformar las políticas de asilo y modernizar las fuerzas armadas.

Horarios de votación y proceso electoral

Los colegios electorales están abiertos este 23 de febrero de 08:00 a 18:00 horas. Al cierre de los colegios, se publicarán las primeras encuestas a pie de urna, y los resultados oficiales comenzarán a difundirse a partir de las 18:30 horas. Sin embargo, el conteo completo de los votos, incluyendo el voto por correo, podría tardar varios días.

El proceso de formación de gobierno en Alemania puede ser complejo y prolongado. Una vez obtenidos los resultados oficiales, comenzarán las negociaciones entre partidos para formar una coalición de gobierno. El cargo de canciller no es elegido directamente por los votantes, sino mediante una votación en el Bundestag, donde el presidente federal propone al candidato del partido con mayoría.

Desafíos y expectativas

Las elecciones del 23 de febrero se celebran en un contexto de desafíos económicos y sociales. Alemania ha estado en recesión desde 2023, y la revitalización de la economía es una prioridad para todos los partidos. Además, las políticas de asilo y la seguridad nacional han sido temas candentes, especialmente tras los recientes ataques terroristas.

La AfD, con su fuerte retórica antiinmigración, ha ganado terreno en las encuestas, especialmente en el este de Alemania. Esto ha generado preocupación entre los partidos tradicionales, que buscan evitar una mayor polarización y fragmentación del electorado.

En conclusión, las elecciones federales del 23 de febrero de 2025 son un momento decisivo para Alemania. Los resultados determinarán no solo la composición del Bundestag, sino también el rumbo político y económico del país en los próximos años. Con una campaña marcada por la polarización y los desafíos económicos, los votantes alemanes tienen la tarea de elegir a los líderes que guiarán al país en un momento crítico de su historia.

Predicción de resultados en Alemania

Para saber qué pasa, Memo ha indagado en los estudios que, sobre lo ocurrirá este domingo, se han venido realizando desde sectores y medios diversos.

 El Instituto Cluster 17 ha realizado varios estudios dedicados a Alemania con el fin de comprender mejor cuáles son los principales temas divisorios y cómo se estructura el electorado por clústers de valores en vísperas de las elecciones federales de este 23 de febrero. Se llevó a cabo un estudio "día de las elecciones" durante los comicios europeos del pasado mes de junio, así como una última encuesta sobre "intenciones de voto" entre el 16 y el 18 de febrero de 2025. 

Según publicó la revista de geopolítica Le Grand Continent en Paris, "el avance de la AfD limita la recuperación de la CDU y pone en peligro al FDP".Allí, indica:

"El análisis de los traspasos de votos desde las elecciones federales de 2021 ofrece una primera perspectiva de las dinámicas en curso. En primer lugar, permite comprender por qué el avance de la CDU/CSU debería ser contenido y, sobre todo, por qué no debería recuperar los niveles que aún tenía a principios de la década de 2000, sin mencionar las elecciones federales de 2013, en las que obtuvo el 41,5 % de los votos". 

Transferencia de votos entre las elecciones federales de 2021 y 2025

 Intención de voto en Alemania

Transferencias de votos entre las elecciones europeas de 2024 y las elecciones federales de 2025

Intención de voto

La CDU/CSU avanza principalmente entre el electorado del FDP, del que recupera aproximadamente un tercio del electorado de 2021 (lo que equivale a simplificar unos 4 puntos), y entre el electorado del SPD (12 %, es decir, unos 3 puntos), así como entre el de los Verdes (11 %, es decir, alrededor de 1,5 puntos). Pero estos avances no resultan suficientes para garantizar una mayor puntuación a la CDU/CSU debido a su incapacidad para fidelizar a su propio electorado de 2021. De hecho, nuestra encuesta revela que más de una cuarta parte de sus votantes de las últimas elecciones federales (29 %) no tienen intención de volver a votar por ellos, y más de la mitad de ellos porque están a punto de votar por la AfD. Esta baja tasa de fidelidad de los votantes de 2021 es, además, un indicador de una débil dinámica electoral y puede considerarse aún más decepcionante para los demócratas cristianos, que llevan casi cuatro años en la oposición. El hecho de que una parte de sus votantes se haya pasado al AFD se inscribe, como veremos, en una lógica de polarización que está en marcha en los segmentos más conservadores del electorado.

A la izquierda, cabe destacar varias tendencias.

La primera es la de la gran inestabilidad electoral que caracteriza a este espacio: solo los Verdes logran fidelizar a más de la mitad de sus votantes de 2021: el 61 %. Los demás partidos de izquierda se caracterizan por pérdidas impresionantes: el SPD apenas conservaría la mitad de sus votantes de 2021 (47 %), al igual que Die Linke (44 %), que tuvo que hacer frente a la escisión liderada por Sahra Wagenknecht.

Estas cifras reflejan dos fenómenos bien diferenciados.

El primero consiste en la migración de una parte significativa de los votantes que votaron en 2021 a la izquierda hacia los partidos de centro-derecha y de derecha: en particular la CDU/CSU y, en mucha menor medida, la AfD. Esta migración se traduce en el hecho de que el total de los tres partidos de izquierda (SPD, Die Grünen, Die Linke) podría bajar del 45,4 % de los votos al 35 % (39 % si se incluye en el total de la izquierda a BSW). El segundo fenómeno, ya observado en contextos franceses o españoles, por ejemplo, consiste en la gran volatilidad dentro de la izquierda. Así, entre los votantes de los Verdes de 2021, casi una quinta parte está dispuesta a votar por el SPD o Die Linke , un porcentaje comparable al de los votantes del SPD que parecen dispuestos a votar por otra formación de izquierda esta vez (21%). Esta volatilidad dentro de la izquierda es aún más marcada entre el electorado de Die Linke, en parte debido a la escisión que dio lugar a BSW, ya que casi la mitad de sus votantes de 2021 (46 %) podrían votar por otra formación de izquierda, si incluimos el movimiento de Sahra Wagenknecht en este espacio. Esta volatilidad es un dato estructural ya antiguo y bien perceptible durante la campaña de 2021, en la que los movimientos dentro de la izquierda fueron espectaculares: los Verdes fueron probados a la cabeza en las encuestas en junio de 2021 con 10 puntos de ventaja sobre el SPD para terminar finalmente 10 puntos por detrás de los socialdemócratas el día de la votación. Nuestras encuestas confirman cuán intensa es, una vez más, la competencia entre las izquierdas. Así, es sorprendente observar que todavía se pueden medir movimientos significativos dentro de la izquierda desde las elecciones europeas de 2024. En términos predictivos, también significan que las relaciones de fuerza entre los diferentes partidos de izquierda pueden seguir evolucionando en los últimos días de campaña, pero también que el progreso de unos se produciría necesariamente a expensas de otros, con el riesgo de que formaciones pequeñas como Die Linke o BSW no estén representadas en el Bundestag. Así, la dinámica de la que se beneficia Die Linke desde hace unas semanas perjudica a BSW en el marco de una intensa competencia en segmentos electorales compartidos.

El avance de la AfD, por su parte, es el resultado de una doble dinámica.

A diferencia de las demás fuerzas políticas, parece estar a punto de fidelizar a sus votantes de 2021 en proporciones espectaculares: el 88 % de ellos estarían dispuestos a volver a votar por ella el próximo domingo. Este nivel de fidelidad parece ser un indicador que confirma la dinámica alcista de la que se beneficia la extrema derecha alemana. Pero el otro factor decisivo reside, obviamente, en la capacidad de la AfD para atraer a un porcentaje significativo de votantes que votaron por otros partidos en 2021. Su zona de influencia es especialmente interesante de observar. La AfD capta solo en proporciones modestas a los votantes que votaron por Die Linke, el SPD y, más aún, por los Verdes en 2021, lo que es coherente con las lógicas de polarización que estructuran a los electorados. Por otro lado, atrae en proporciones comparables a antiguos votantes del FDP (19 %) y de la CDU/CSU (15 %). Esto constituye un primer indicio de una radicalización a la derecha del espacio conservador en Alemania. De esta manera, la AfD contribuye a la reducción sensible del espacio potencial de centro-derecha y de la derecha de gobierno alemana al reducir su influencia en los componentes más conservadores del electorado. (Leé el informe completo con un clic aquí).

Quién es quién y qué proponen los partidos en unas elecciones decisivas para Alemania y la UE

Un informe elaborado por David Casals para el diario Expansión desde Barcelona, dio cuenta de datos claves a tener en cuenta este domingo en Alemania.

La extrema derecha plantea una impugnación total del sistema, mientras que los cuatro partidos que han gobernado el país durante las últimas décadas piden reformas sin renunciar al modelo industrial.

Cómo está el país

El país acumula dos años consecutivos de recesión y para 2025, el Gobierno prevé un crecimiento muy exiguo, del 0,3%. Su modelo ha dado síntomas de agotamiento y, al retraso que sufre el país en ámbitos clave para las empresas como la simplificación administrativa, la digitalización y las infraestructuras, se suman ahora otros frentes, como la transición energética y un escenario geopolítico muy adverso.

La cita con las urnas tendrá lugar apenas un mes después de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, quien tiene una clara voluntad de orillar a la UE e impugnar el orden mundial basado en el libre comercio y el multilateralismo, al igual que Rusia y China.

El director del servicio de análisis EuroIntelligence y autor del ensayo Kaput. El fin del milagro económico alemán (Plataforma Editorial), Wolfgang Münchau, recuerda a EXPANSIÓN que el país "tiene un historial de remontadas cuando nadie se lo espera". Con todo, ahora es pesimista ante la magnitud de una crisis cuyo arranque sitúa en 2017. Su conclusión es clara: Alemania perdió el tren y no supo aprovechar su anterior gran ciclo de crecimiento para impulsar el vehículo eléctrico o la digitalización del tejido productivo.

"El país se basó en un triángulo: las exportaciones manufactureras a China, el bajo precio de la energía a raíz de la importación de gas ruso, y la seguridad garantizada por Estados Unidos", expone Víctor Burguete, investigador del Cidob, centro de estudios sobre política exterior. "Alemania siempre lo quiso todo y la clase política alemana tardó mucho en percatarse de que no era posible", dice Münchau.

El mapa de partidos muta

La situación económica ha acelerado la transformación de su sistema de partidos, que "se ha equiparado" al de otros países occidentales, expone Oriol Bartomeus, profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y director del Instituto de Ciencias Políticas y Sociales (ICPS). La gran novedad es la irrupción de la extrema derecha de Alternativa por Alemania (AfD, por sus siglas al alemán), formación que nació en 2013 y que ahora, "ya no es únicamente fuerte la antigua Alemania Oriental".

Las encuestas pronostican que AfD sería segunda, "captando el 20% de los votantes que en 2021 se inclinaron por los liberales, y el 12% de los de los democristianos", dice Bartomeus. AfD alterna una agenda económica basada en la desregulación con una política interna ultranacionalista y contraria a los migrantes, y una agenda exterior euroescéptica y favorable a los intereses de Trump y el presidente ruso, Vladímir Putin.

Pese al crecimiento que auguran los sondeos a AfD, los expertos ven muy remota su entrada en el Gobierno, ya que la mayoría de los partidos no quieren pactar con ellos, entre ellos los democristianos, que parten como favoritos.

Liderar la oposición permitiría a la ultraderecha "proyectarse de cara a las próximas elecciones" especialmente si la situación económica se agrava, dice Bartomeus. Por esta razón, el próximo Gobierno deberá hacer todo lo posible para combatir un malestar político, social, económico y también "existencial", según Andreu Claret, analista y exdirector de la Fundación Anna Lindh.

El mapa político alemán se estructura, dice Münchau, en torno a cuatro fuerzas "sistémicas", que son las que han tenido responsabilidades en el Gobierno federal durante las últimas décadas. Se trata la coalición de centroderecha formada por la Unión Demócrata Cristiana de Alemania -CDU- y la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU); el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD); los ecologistas de Alianza90/Los Verdes; y el liberal Partido Democrático Libre (FDP). Estas formaciones piden reformas de mayor o menor intensidad, "sin renunciar nunca al modelo industrial" que catapultó el país hacia lo más alto, expone Münchau.

Luego, hay fuerzas que impugnan el sistema de origen reciente y que crecen en un contexto de descontento. El primer aviso tuvo lugar las elecciones europeas de junio, donde AfD quedó segunda, con el 15,9%.

Luego, en septiembre, en el estado de Sajonia -en la antigua Alemania Oriental-, AfD alcanzó el 30,6% de los sufragios, a únicamente 1,3 puntos de la opción ganadora, la CDU. La extrema derecha sí que logró la victoria en otro estado del Este que renovó su Parlamento, Turingia, con un tercio de las papeletas, aunque está en la oposición.

En Turingia también debutó Alianza Sahra Wagenknecht -BSW, por sus siglas en alemán-. Es un partido "conservador de izquierdas", xenófobo y euroescéptico que lleva el nombre de su líder. Las encuestas lo dejan fuera de la Cámara Baja o Bundestag, al igual que los liberales del FDP. Die Linke (La Izquierda), que engloba el antiguo partido comunista de la Alemania Oriental y la nueva izquierda, superaría el umbral del 5% para obtener representación.

¿Pacto a dos o a tres?

Las encuestas también pronostican un hundimiento del SPD, que hasta ahora lideraba el Gobierno federal de la mano de su canciller y candidato a la reelección, Olaf Scholz. Los analistas auguran que el SPD va a pactar con la CDU-CSU, pero ante la fuerta caída de los socialdemócratas, podría llegar a ser necesario incorporar a una tercera fuerza en el Ejecutivo para alcanzar la mayoría absoluta. Es ahí donde entran en juego los ecologistas.

El nuevo Gobierno deberá lidiar "con AfD presionando en clave interna y Rusia y EE UU, a nivel internacional", dice Claret. "Las elecciones alemanas son, en realidad, europeas, ya que el futuro de la UE depende del resultado", agrega el experto. En este punto, Bartomeus recuerda que también fueron decisivas para el proyecto comunitario las legislativas francesas del pasado verano, y los paralelismos entre los dos motores de la UE no terminan aquí.

Como Alemania, Francia también vive con intensidad el debate sobre qué quiere ser de mayor y cuál debe ser su rol en un mundo cambiante. Sin embargo, Münchau destaca que la receta del Elíseo para remontar consiste en "incrementar el gasto público", un principio totalmente alejado de la austeridad alemana, que sigue siendo muy arraigada.

De hecho, la Constitución alemana establece un déficit del 0,35% sobre el PIB y dos de los tres socios de la coalición saliente, socialdemócratas y ecologistas, plantearon elevarlo. Los liberales se opusieron frontalmente, y el Gobierno se acabó descomponiendo. Burguete recuerda que en el seno de la CDU, hay partidarios de gastar más, pero "está por ver si el nuevo Gobierno tiene los suficientes apoyos para promover una reforma de la Constitución".

Para Münchau, el debate es muy profundo y enlaza con la "resistencia" de la sociedad alemana a los cambios y su clara apuesta por dar preponderancia "al modelo industrial" frente a los servicios. A ello, se suman otras "malas decisiones" como su modelo energético basado en el gas barato importado de Rusia, que quedó totalmente impugnado cuando empezó la invasión de Ucrania.

Las figuras: quién es quién en las elecciones alemanas

Friedrich Merz (CDU), un hombre de negocios que parte como favorito

El favorito en los sondeos, el democristiano Friedrich Merz (1955), se crió en una familia católica acomodada y en 1972, a los 17 años, se enroló en las juventudes de la CDU. Estudió Derecho con una beca de la Fundación Konrad Adenauer, vinculada a los democristianos, y al terminar, siguió los mismos pasos de su padre, y en 1985 inició una breve carrera judicial. Un año después, la abandonó y fichó como letrado para la industria química hasta 1989, cuando a los 33 años, fue elegido eurodiputado. En 1994, dio el salto al Parlamento Federal y en 1998 fue reelegido, donde llegó a liderar el grupo parlamentario democristiano. Su visibilidad no paraba de crecer y muchos lo situaban como candidato a canciller. Su popularidad también se reforzaba por sus declaraciones contundentes, como cuando en 2003, aseguró que la fiscalidad alemana debía ser suficientemente simple como para calcularse en el reverso de un posavasos.

Por el contrario, su gran rival, Angela Merkel, defendía recetas más moderadas y clásicas, y fue quien se acabó imponiendo en la pugna para el liderazgo. Merz regresó a la abogacía y luego fue directivo en Alemania del fondo de inversión estadounidense BlackRock. Merkel gobernó entre 2005 y 2021 y tras pasar a la oposición, la CDU quiso distanciarse de su legado, al situar a su gran rival, Merz, como líder.

Olaf Scholz (SPD), un líder en horas bajas tras una legislatura muy difícil

El hasta ahora canciller y rostro visible del ala más moderada y posibilista de los socialdemócratas, Olaf Scholz (1958), se presenta a la reelección con un reto titánico: salvar los muebles. Los sondeos son muy adversos para su formación. En 2021 ganó con el 25% de los votos y ahora las encuestas pronostican que quedaría en tercer lugar, con entre el 13% y el 15% de las papeletas. Este resultado sería todo un revés para un partido cuyos orígenes se remontan a mediados del siglo XIX y que, desde 1890, ha sido uno de los dos más votados en todos los comicios democráticos.

Scholz se forjó en la ciudad-estado de Hamburgo, donde está el principal puerto del país y de la que fue alcalde entre 2011 y 2018. Aquel año, se incorporó como vicecanciller y titular de Finanzas en el cuarto gobierno de Angela Merkel, una 'gran coalición' entre la CDU y el SPD. Allí, tuvo que lidiar con los efectos del Covid-19 en la gestión pública. En 2021, ganó las elecciones, con casi 12 millones de papeletas, y formó una coalición con liberales y ecologistas, que se marcó como objetivo adelantar el fin del carbón en 2030, subir el salario mínimo a 12 euros la hora o simplificar las barreras para nacionalizarse. Sin embargo, la popularidad de Scholz empezó a caer en el arranque de la legislatura, y el canciller no ha sabido dar un vuelco a su valoración.

Alice Weidel (AfD), entre la rusofilia y Elon Musk

Alice Weidel (1979) es una economista que en 2013 se enroló en Alternativa por Alemania (AfD), una formación que entonces estaba constituyéndose en plena crisis del euro y ante el rechazo que provocaba en algunos circuitos el rescate a Grecia. Con el paso del tiempo, el partido dejó de centrarse en el euroescepticismo para abrazar abiertamente la xenofobia, la rusofilia, el proteccionismo y un ultranacionalismo sin complejos.

Cuenta con el apoyo indiscutible de Elon Musk, empresario tecnológico y figura clave en la Casa Blanca de Donald Trump. Weidel rompe moldes ya que su vida personal está muy alejada de lo que el tópico presupone para una líder de extrema derecha. Su pareja es de Sri Lanka, pero ello no impide defender el cierre de fronteras y la "remigración". Las encuestas la sitúan como segunda fuerza, en una horquilla entre el 19% y un 22% de las papeletas. Los expertos ven muy difícil que gobierne, pero si lidera la oposición, su visibilidad va a crecer más.

Robert Habeck (Los Verdes), el ministro que renunció al gas ruso

Robert Habeck (1969) encabeza Alianza 90-Los Verdes, una formación que se constituyó en 1980 para recoger las reivindicaciones de movimientos pacifistas, ecologistas, feministas y contrarios a la OTAN y a las nucleares. Sus primeros años estuvieron muy marcados por la pugna entre radicales y pragmáticos, y estos últimos ganaron la partida. A finales de los años 90, llegaron al Gobierno federal como socio pequeño del SPD. Su apuesta por las políticas ambientales fue rotunda y en política exterior, abrazaron el atlantismo, cuando en 1999 defendieron la intervención de la OTAN para poner fin a la limpieza étnica en Kosovo. Habeck es escritor y traductor y su entrada en la política llegó a los 33 años. Ello no le impidió protagonizar un ascenso fulgurante: lideró Los Verdes en el estado de Schleswig-Holstein, y en 2021 dio el salto como cocandidato a la cancillería. Luego, ostentó el Ministerio de Economía y Clima, desde donde impulsó el plan para cortar con el gas ruso tras la invasión de Ucrania.

Christian Lindner (FDP), un firme defensor de la austeridad

Si el SPD afronta las elecciones con muy malos pronósticos, para los liberales del FDP este domingo está en juego mantener su representación. Necesitan un 5% de los sufragios y ahora varios sondeos les sitúan en torno al 4%, por lo que su candidato y hasta otoño ministro de Finanzas de la coalición 'semáforo', Christian Lindner (1979), ha apostado por las declaraciones contundentes. En diciembre, aseguró admirar al presidente argentino, Javier Milei, y al magnate estadounidense Elon Musk, pero ello no le ha servido para remontar, al menos hasta ahora.

Fue la salida de los liberales de la coalición liderada por Scholz, a finales de año, la que precipitó la convocatoria de este domingo. Los antiguos socios discrepaban en política fiscal. Linder se mostró crítico con los planes presupuestarios del SPD y Los Verdes, que contemplaban un incremento de la inversión pública en ámbitos como la transición energética, la digitalización y otros puntos débiles de la economía de la primera potencia de la UE.

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