El recuerdo

Mario Vargas Llosa, un escritor en la aldea mundial

El texto difundido por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCUYO, escrito por Claudio Maíz, profesor titular Literatura Hispanoamericana II, Investigador principal de CONICET.

Claudio Maíz

A Mario Vargas Llosa se lo recordará como el gran escritor peruano que obtuvo el premio Nobel en 2010, entre otros tan importantes, pero también como uno de los miembros del Boom de la literatura Latinoamericana de los años 60 y 70 del siglo pasado.

Su muerte significa la clausura definitiva del círculo compuesto por otros grandes narradores. Siempre hubo acuerdo en que el boom estuvo compuesto por cuatro nombres indiscutibles, ellos fueron: Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Julio Cortázar y el escritor que acaba de fallecer. La quinta silla del selecto banquete la ocupaba José Donoso o Guillermo Cabrera Infante, entre otros aspirantes.

Con la partida de MVLL aquella dorada y controvertida década de nuestra literatura latinoamericana toca a su fin (desde lo literario, ello ya había ocurrido hace tiempo), ya ninguno de los escritores más arriba mencionados sigue con vida. 

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Al margen de los debates en torno a este período (uno de los cuales debe llamarnos la atención: no hay ninguna mujer en la selección), Vargas Llosa ha dejado inolvidables novelas, algunas de ellas ya son parte del canon mundial. Desde La ciudad y los perros a Conversación en la Catedral o desde La guerra del fin del mundo a La Fiesta del chivo, el peruano recorrió un amplísimo abanico de preocupaciones temáticas y formales que enriquecieron nuestro realismo literario. 

Sin él cesa la estirpe de brillantes escritores que además blandieron la palabra como intelectuales sumergidos en los dramas latinoamericanos. La orientación de sus caminos -muy desiguales- no alcanza para opacar la calidad de la obra que legaron.

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