Análisis

Nace SACAU, Sistema Argentino de Créditos Académicos Universitarios: ¿La revolución académica está en marcha?

Propone Isabel Bohorquez: "Habrá que discutir cada plan de estudio sin estar mirándose el ombligo. Y reconocer que el trabajo académico debe salir extramuro de las aulas para instalarse en la vida real lo más tempranamente posible, con una mirada atenta al futuro que ya está frente a nuestros ojos mientras en las universidades seguimos reteniendo un esquema cerrado, rígido y decimonónico (del siglo XIX)".

Isabel Bohorquez

Una buena noticia siempre es bienvenida.

Y esta vez se trata de la Resolución Ministerial 556/2025 del Ministerio de Capital Humano[1], cuyo contenido fue unánimemente votado en el último acuerdo plenario N° 274[2] del CU (Consejo de Universidades) respecto al naciente sistema de créditos de referencia del estudiante (CRE) que tomará vigencia obligatoriamente a partir del 2 de enero del año 2027 para las nuevas carreras universitarias que se creen y tengan reconocimiento nacional; a la vez que el acuerdo expresa que es un proceso voluntario para la totalidad de las universidades (tanto de gestión estatal como privadas) en cuanto a realizar progresivamente las adecuaciones para el cambio de las carreras -hoy vigentes con el sistema tradicional- al sistema de créditos.

Enhorabuena.

¿Qué es un crédito académico universitario o crédito de referencia del estudiante (CRE)?

Un crédito es una unidad de medida que considera el tiempo total que un estudiante dedica a una asignatura. Esto incluye:

- Horas de clases (presenciales o virtuales).

- Trabajo autónomo (lectura, tareas, preparación de exámenes, proyectos, etc.).

Cada crédito equivale aproximadamente a 25-30 horas de trabajo estudiantil, similar al sistema europeo ECTS.

¿A qué se refiere el sistema europeo?

"El Sistema Europeo de Transferencia y Acumulación de Créditos (ECTS, por sus siglas en inglés) es una herramienta del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) para hacer que las calificaciones y cursos sean más transparentes. Esta guía ayuda a los estudiantes en sus desplazamientos entre países y también a la hora de lograr que sus calificaciones académicas y períodos de estudio sean reconocidos en el extranjero.

El ECTS hace posible que los créditos cursados en una institución de educación superior sean válidos para una titulación estudiada en otro centro similar. Los créditos ECTS representan una formación basada en unos resultados de aprendizaje bien definidos y la carga de trabajo que estos suponen.

El ECTS permite que los programas de estudio sean más flexibles para los estudiantes. Además, también apoya la planificación, impartición y evaluación de los programas de enseñanza superior. Esta herramienta fundamental del proceso de Bolonia tiene como objetivo que los sistemas de educación nacional sean más compatibles a nivel internacional. El ECTS ayuda también a que otros documentos, como el Suplemento Europeo al Título, sean más claros y fáciles de usar en otros países.

El ECTS se ha adoptado como sistema nacional de créditos en la mayoría de los países del Espacio Europeo de Educación Superior y cada vez en más lugares fuera de él".[3]

En base a este modelo de acreditación de los trayectos formativos de los estudiantes se crea el SACAU, el sistema argentino de créditos académicos universitarios cuyos objetivos son (en palabras del Subsecretario de Políticas Universitarias Alejandro Álvarez a través de la red social X):

- Transparencia: Hace más claro cuánto tiempo requiere cada curso o carrera.

- Flexibilidad: Facilita cambiar de carrera, universidad o cursar asignaturas en otras instituciones (dentro y fuera de Argentina).

- Movilidad: Permite que los estudios sean reconocidos internacionalmente, ayudando a estudiantes y profesionales a continuar su formación o trabajar en el extranjero.

- Previsibilidad: Ayuda a los estudiantes a planificar mejor sus trayectorias académicas sabiendo el total de horas que le llevará cursar, estudiar, hacer trabajos, etc.

¿Cómo será la duración de las carreras y el cambio de los planes de estudio?

- Duración de carreras: Las carreras de pregrado y grado tendrán una duración de 2 a 4 años, con un mínimo de 60 créditos por año académico.

- Planes de estudio: Las universidades deben rediseñar sus programas para organizarlos por créditos, considerando tanto las horas de clase como el trabajo autónomo, todo paulatinamente.

Beneficios:

- Movilidad interna: Los estudiantes pueden cursar asignaturas en diferentes universidades argentinas con reconocimiento automático de créditos, gracias a acuerdos entre instituciones.

- Movilidad internacional: Al usar un sistema similar al de otros países, los títulos y créditos argentinos serán más fácilmente reconocidos en el exterior porque esto se usa a nivel internacional hace unos 20 años.

- Calidad: Junto con el SACAU, se implementan Sistemas Institucionales de Aseguramiento de la Calidad (SIAC) para garantizar la calidad de las carreras, especialmente aquellas no acreditadas por la CONEAU.

Ejemplo práctico

Una carrera de 4 años podría requerir 240 créditos (60 por año). Si una asignatura tiene 6 créditos, implica unas 150-180 horas de trabajo total (clases + estudio autónomo). Aprobando asignaturas, acumulas créditos hasta completar los necesarios para graduarte.

En resumen, el SACAU busca modernizar el sistema universitario argentino, haciéndolo más flexible, transparente y compatible con estándares internacionales.

Consideremos que la normativa vigente hasta ahora era del año 1997.[4]

Enhorabuena.

Aunque este texto parezca un festival de siglas que pueden dificultar la lectura y a sabiendas de que se avecina un proceso complejo y probablemente controvertido en cada comunidad universitaria, sin esperar que milagrosamente se resuelvan todas las dificultades que tiene en forma sistémica la universidad argentina, especialmente las instituciones de gestión estatal, este es un comienzo que resulta una oportunidad única para abordar las dificultades que venimos arrastrando desde hace décadas.

Hemos planteado en otros artículos[5] la superpoblación de oferta académica, carreras superpuestas con distorsiones en cuanto al campo de incumbencia en el grado, entre otros aspectos:

"Lo afirma el propio CIN (Consejo Interuniversitario Nacional) en el 2012 y en referencia a acuerdos formulados desde el año 2008: "Existe un consenso generalizado acerca de la necesidad de abordar sistemáticamente el tema de las titulaciones en nuestro país, con una situación actual caracterizada por gran desorden y dispersión de títulos, especialmente en el grado". Y, además: "Es necesario definir un conjunto de criterios que permitan distinguir con claridad los tipos de diplomas de grado y pregrado y una posible clasificación de títulos en cada una de las áreas disciplinarias."

Continua el documento: "Numerosos estudios señalan que la oferta de títulos en el país crece en forma acelerada en términos cuantitativos y cualitativos en un marco de diversificación creciente en el que algunos autores destacan dos tendencias importantes: la "sobre" especialización en el grado, especialmente en determinadas áreas disciplinarias, la superposición de oferta y la reiteración de títulos (Krotsch 2007; Fanelli y Balán 1994; Dirié, C. 2002; Marquina 2004; Auberdiac y Etcheverry 1995) en áreas o regiones geográficas".

El mismo texto expresa: "Asimismo, esta DNGU ha señalado recurrentemente que, en las presentaciones que realizan las instituciones universitarias para obtener el reconocimiento oficial de un título, se vislumbran una gran diversidad de denominaciones para propuestas de formación similares. Sólo para que se entienda a qué nos referimos, valen como ejemplo los títulos que mostramos a continuación, cada uno de ellos de una institución diferente: Licenciado en Agronegocios / Licenciado en Administración y Gestión de Agronegocios / Licenciado en Comercialización Agropecuaria / Licenciado en Administración Agropecuaria y Agronegocios con orientación alternativa en Gestión de Agroalimentos"[6]

Esta oportunidad de hacer el cambio de sistema, del tradicional por carga horaria al de créditos, nos pone a las puertas de un necesario replanteo de la oferta académica actual, las indispensables actualizaciones y las diversas maneras en que podemos plantear un trayecto formativo: con titulaciones intermedias, ciclos básicos comunes, discutir si la formación específica u orientada se ubica primero en la cursada de carreras de grado de 5 o 6 años con posibilidad de reconocer tramos formativos intermedios o la formación básica se plantea en los inicios y de qué manera. Por ejemplo: ¿cuántas asignaturas de Matemática son deseables para el ciclo común en una carrera como puede ser Contador Público?

El trabajo de transformación será gigantesco, pero imprescindible. Ya tenemos desde hace años los diagnósticos que por lo general se silencian en el debate político.

Sabemos que la tasa bruta de ingreso es muy baja en Argentina. Lo mismo respecto a la tasa de egreso en tiempo teórico. Sabemos que la tasa de retención en primer año es también alarmante[7] y podemos seguir listando datos estadísticos que reflejan un sistema de educación universitaria al que llegan muy pocos, en general con recursos de aprendizaje deficientes y pocos hábitos para el estudio y el aprendizaje, abandonan muchos y egresan unos escasos afortunados.

El sistema es un colador tremendo en medio de una profusa oferta académica que tiene por tendencia aumentar las carreras en vez de integrarlas y organizarlas de manera que cada trayecto sea valioso, reconocido (suplemento al título) y cuente con una rica y diversa historia de experiencias tempranas en el futuro campo ocupacional. La universidad debe dejar de estar a espaldas de la realidad a la que idealmente se debieran insertar los graduados.

¿Cuáles son los desafíos entonces para el sistema universitario en su conjunto?

Habrá que instalar el debate al interior de cada universidad y en el conjunto de las mismas por campo disciplinar.

Habrá que discutir cada plan de estudio sin estar mirándose el ombligo. Y reconocer que el trabajo académico debe salir extramuro de las aulas para instalarse en la vida real lo más tempranamente posible, con una mirada atenta al futuro que ya está frente a nuestros ojos mientras en las universidades seguimos reteniendo un esquema cerrado, rígido y decimonónico (del siglo XIX).

La mejor defensa de la educación pública es su transformación profunda para que realmente sea parte del horizonte de crecimiento y desarrollo de nuestro país.

¿Podremos?


[1] file:///C:/Users/ieboh/Downloads/RS-2025-43807601-APN-SE%25MCH%20(1).pdf

https://www.argentina.gob.ar/educacion/universidades/acuerdos-plenarios

[2] file:///C:/Users/ieboh/Downloads/IF-2025-39749679-APN-DNGU%25MCH.pdf

[3] https://education.ec.europa.eu/es/education-levels/higher-education/inclusive-and-connected-higher-education/european-credit-transfer-and-accumulation-system

[4] https://x.com/AleCiroAlvarez/status/1917657787414503513

[5] https://www.memo.com.ar/opinion/titulos-universitarios/

[6] http://fadara.armada.mil.ar/assets/archivos/normativa/2%20-%20Direcci%C3%B3n%20Nacional%20de%20Gesti%C3%B3n%20y%20Fiscalizaci%C3%B3n%20Universitaria%20%E2%80%93/DOCUS%203%20sobre%20denominaciones%20de%20t%C3%ADtulos%20universitarios.pdf

[7] chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/sintesis_anuario_2023-2024.pdf

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